Como Se Manifiesta La Llenura Del Espíritu Santo?
Felipe Aguirre
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¿Qué Es y Cómo Ser Llenos del Espíritu Santo? – ¿Quieres experimentar el poder del Espíritu Santo en tu vida? Acompáñanos en este estudio bíblico donde aprenderemos de forma sencilla, práctica y poderosa, un tema esencial para la vida del cristiano: La llenura del Espíritu Santo.
¿Qué es ser lleno del Espíritu Santo? La gente, comúnmente piensa que la llenura del Espíritu Santo se expresa en ‘grandes’ manifestaciones o en ‘grandes’ milagros, como posiblemente sería hablar en lenguas, sanar enfermos, expulsar demonios, pronosticar eventos futuros y cosas semejantes. Pero lo cierto es que la llenura del Espíritu Santo no solo se manifiesta de esa forma, sino que también lo hace, principalmente, de maneras menos espectaculares: al compartir el evangelio a un desconocido, cuando te conmueve hasta las lagrimas una alabanza o cuando te alejas de alguna tentación, por poner algunos ejemplos.
En Efesios 5:18, Pablo enseña esta verdad cuando dice que para vivir una vida cristiana necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. En esa porción de su epístola, Pablo describe cómo debe conducirse el creyente en su vida cotidiana. Pero antes de pedir esa conducta en los hermanos, emite una instrucción primordial: llenarse del Espíritu Santo.
Dando a entender así que, para poder vivir de esa manera, es necesario ser llenos del Espíritu Santo. Entre las cosas que menciona Pablo no hay tareas espectaculares, incluso son bastante cotidianas; andar en paz y humildad, vivir alabando, amar a las esposas, sujetarse a los maridos, trabajar con esfuerzo, honrar a los padres y cosas semejantes.
Y aunque estas tareas parecen cotidianas, el apóstol sabe que son imposibles de realizar sin la llenura del Espíritu de Dios. Por eso da la instrucción inicial, que sean llenos del Espíritu Santo. Y dicho sea de paso, en ningún otro lado de la Biblia leemos tan claramente esa instrucción como en este pasaje.
- Creer que solamente las manifestaciones espectaculares del Espíritu son las que demuestran que alguien está lleno de Él, pudiera suponer que para Dios hay niveles de dificultad.
- Comúnmente se piensa que una manifestación espectacular requiere más poder que algo ‘sencillo’, pero lo cierto es que para Dios requiere exactamente el mismo esfuerzo, ninguno.
También se puede creer que las cosas ‘sencillas’ las podemos hacer con nuestras propias fuerzas y que para ello no necesitamos de su Espíritu; o si acaso, con un poco es suficiente. Pero evidentemente eso es un gran error. Debemos entender que, en cualquier cosa que el Señor nos ponga por delante para que realicemos, necesitamos hacerlo con su poder y que Él lo haga en nosotros.
No importa si es una cosa pequeña o grande. Y también debemos dejar de pensar que para Dios hay cosas pequeñas, pues todo lo que hagamos para Él y en Su nombre siempre es grande. Hay tres áreas generales en las que se mueve el Espíritu de Dios: una es glorificar a Cristo; otra en el amor; y también en la Santidad.
Dentro de la tarea de glorificar a Cristo encontramos el evangelismo, la adoración, la dependencia de la gracia, etc. Dentro del área del amor encontramos todos aquellos sacrificios que hacemos hacia las personas en el nombre de Cristo. Y dentro del área de la santidad encontramos el arrepentimiento, la confesión de pecados y la resistencia ante la tentación, etc.
Para todo esto necesitamos la llenura de Su Espíritu. Desear cualquier cosa piadosa, y para Cristo, es un resultado de nuestra nueva naturaleza. Pero el realizarlo solo es posible por medio de la llenura del Espíritu Santo en el creyente. Para confesar un pecado a la persona que se ha traicionado es necesario el poder del Espíritu Santo.
Para predicarle a un desconocido se necesita ser lleno del Espíritu de Dios. Para desprenderse del dinero y dárselo a alguien en necesidad, por amor a Cristo, se necesita el poder que viene de lo alto. Así que, si tú has hecho algo para Cristo que nunca hubieras imaginado poder hacer, has sido lleno de Su Espíritu Santo; aunque no necesariamente hayas expulsado un demonio, obrado una sanidad o algo por el estilo.
¿Cómo se siente la llenura del Espíritu Santo?
¿Cómo se siente el Espíritu Santo?
Es probable que hayas escuchado a la gente decir: ‘En este momento siento el Espíritu muy fuerte’.Quizás tú también sientas algo en ese momento, pero ¿tienes algún problema si tú no lo sientes?Respuesta corta: en absoluto,
porque las personas experimentan la influencia del Espíritu Santo de manera diferente. Eso es lo milagroso de los mensajes del Espíritu Santo: van dirigidos solo para ti. Para algunas personas, el Espíritu Santo puede hacer que se sientan impresionadas por la emoción y conmovidas hasta las lágrimas; para otras, las lágrimas rara vez o nunca llegan, lo cual está bien.
Para ellas, el Espíritu Santo puede producir un sutil sentimiento de gratitud, paz, reverencia o amor (véase ). En las Escrituras también se describe al Espíritu Santo como un ‘ardor’ en el pecho (véase ). Pero la intensidad o el grado de ese ‘ardor’ puede ser diferente para todos. A veces es como una pequeña brasa resplandeciente en lugar de un fuego arrasador.
O tal vez hayas oído la descripción del Espíritu Santo como una ‘voz suave y apacible’ (véase ). Y de inmediato pensaste: ‘Pero no he OÍDO una voz. ¿Me pasa algo?’. Y repetimos, no en absoluto. Esa descripción de las Escrituras no significa necesariamente que todos oímos una voz literal.
- El élder Ronald A.
- Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: ‘El espíritu habla con palabras que sentimos.
- Tales sentimientos son delicados, un suave impulso a actuar, a hacer algo, a decir algo, a reaccionar de cierta manera’1.
- El punto es: cada uno de nosotros experimentará el Espíritu Santo de forma diferente y en diferentes grados.
Lo importante es que vivamos dignos de recibirlo y que lo reconozcamos cuando venga. Al hacerlo, empezaremos a notar que Su influencia está presente en nuestra vida mucho más de lo que esperábamos. : ¿Cómo se siente el Espíritu Santo?
¿Cuáles son las diferentes manifestaciones del Espíritu Santo?
Estos dones, extraídos de la Biblia son: Don de palabra de sabiduría; Don de palabra de ciencia; Don de fe; Don de sanidades; Don de hacer milagros; Don de profecía; Don de discernimiento de espí- ritus; Don de diversos géneros de lenguas; Don de interpretación de lenguas.
¿Qué significa estar lleno del Espíritu Santo?
Una definición sencilla de la frase ‘ser lleno del Espíritu’ sería la siguiente: Es permitir que nuestra persona y nuestras acciones estén controladas por el Espíritu. Esto puede referirse al modo de vida en el cristiano, pero puede designar también una actividad en particular.
- En cualquiera de los casos la idea fundamental es la obediencia ante el control del Espíritu Santo.
- El concepto de ‘ser lleno del Espíritu Santo’ se remonta a varias palabras y expresiones del Antiguo Testamento referentes a situaciones en las que el Espíritu Santo manifestaba su poder al controlar a ciertos individuos.
Cuando Ezequiel fue comisionado como profeta, el Espíritu entró en él ( bo’ ) (Ez.2:2; 3:24). El Espíritu ‘vino sobre’ Saúl ( tsalach ) y éste profetizó (1 S.10:6, 10). Más tarde el Espíritu ‘vino sobre’ Saúl nuevamente ( hayah ) y volvió a profetizar (1 S.19:23).
El verbo hayah también se usa para hacer referencia al momento en el que la unción del Espíritu cayó sobre Otoniel (Jue.3:10), sobre Jefté (Jue.11:29), sobre Azarías (2 Cr.15:1), y sobre Jahaziel (2 Cr.20:14). En el caso del juez Gedeón, el Espíritu ‘vino sobre’ él también, y el texto dice literalmente que éste ‘se envistió en Gedeón’ (Jue.6:34, RV-BRG), en un arranque de poder controlador.
La palabra que más comúnmente se utiliza en el Antiguo Testamento para indicar la acción de ser lleno del Espíritu es male, que se traduce como llenar. El profeta Miqueas se diferenciaba de los falsos profetas porque él estaba ‘lleno de poder, del Espíritu del Señor’ (Mi.3:8).
- Los verdaderos profetas del Señor transmitían revelaciones divinas bajo el control del Espíritu mientras que los profetas apóstatas estaban gobernados por el cohecho y las ganancias egoístas (v.11).
- Bezaleel era un artesano controlado por el Espíritu en el ejercicio de su oficio para decorar el tabernáculo en el desierto (Éx.31:3-5; 35:31).
A otros el Espíritu los ‘dotó’ para confeccionar las vestiduras de los sacerdotes (Éx.28:3). Josué, el sucesor de Moisés como líder teocrático, ‘estaba lleno del espíritu de sabiduría’, un ministerio regulador del Espíritu que le permitía al líder del reino teocrático de Israel dirigir los asuntos internos y externos de ese gobierno tan peculiar (Dt.34:9).
En el Nuevo Testamento las tres palabras principales son pimplemi (es un verbo utilizado 24 veces, y siempre empleado por Lucas, a excepción de dos veces, y cuyo significado es llenar, cumplir ), pleroo (verbo utilizado 87 veces, que significa llenar, rellenar, cumplir, completar ) y pleres (adjetivo usado 16 veces, siempre por Lucas, que significa llenado, lleno ).
El uso figurativo o metafórico de las tres palabras transmite la idea de controlar, gobernar, dominar o caracterizar. Los individuos podían ser llenos de o controlados por ( pimplemi ) la ira (Lc.4:28), los celos (Hch.5:17), o el asombro (Hch.3:10-11).
- Los discípulos se llenaron ( pleero ) de tristeza cuando Jesús mencionó su partida (Jn.16:6), mientras que otros podían estar llenos de, o caracterizados por, la sabiduría (Lc.2:40), el gozo (Jn.15:11), la justicia (Ro.1:29), la consolación (2 Co.7:4) y la plenitud de Dios (Ef.3:19).
- Se podía decir de otros que estaban llenos de ( pleres ), controlados por o gobernados por la lepra (Lc.5:12), la sabiduría (Hch.6:3), la fe (Hch.6:5), la gracia y el poder (Hch.6:8), el engaño (Hch.13:10) y la ira (Hch.19:28).
Los tres vocablos griegos anteriores se usan para describir a alguien lleno del Espíritu Santo, y la idea predominante de control, dominio, o caracterización también impera en este uso. El contexto debe determinar si la persona está llena de, o es controlada por el Espíritu que mora en ella en una situación dada en la experiencia del creyente; o si se trata de un estado de control continuo y sostenido por parte del Espíritu.
Juan el Bautista, Elisabet y Zacarías estaban llenos ( pimplemi ) del Espíritu (Lc.1:15, 41, 67), como lo estaban también las personas presentes el día de Pentecostés (Hch.2:4), Pedro y los discípulos (Hch.4:8, 31) y Saulo de Tarso (Hch.9:17; 13:9). Los discípulos estaban constantemente llenos ( pleroo ) de gozo y del Espíritu Santo en Antioquía de Pisidia después de sufrir numerosas persecuciones por parte de los judíos (Hch.13:52).
La orden del apóstol Pablo era que todos los creyentes debían ser llenos del Espíritu constantemente (Ef.5:18). En cinco ocasiones se menciona a individuos llenos del Espíritu ( pleres ) —Jesús (Lc.4:1), los primeros diáconos (Hch.6:3), Esteban (Hch.6:5; 7:55) y Bernabé (Hch.11:24).
¿Cómo mantener el Espíritu Santo en mi vida?
Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros Para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros Debemos esforzarnos por percibir cuándo nos ‘ del Espíritu del Señor’ estar atentos y aprender de las decisiones y de las influencias que nos separan del Espíritu Santo.
Hoy, voy a hablar en forma de recordatorio y de admonición a los que somos miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días. Ruego que la compañía del Espíritu Santo esté presente y que nos ayude, tanto a ustedes como a mí, al aprender juntos. El bautismo por inmersión para la remisión de los pecados ‘es la ordenanza preliminar del Evangelio’ de Jesucristo, y a ésta la deben preceder la fe en el Salvador y un arrepentimiento sincero y pleno.
‘ bautismo de agua se debe recibir el don del Espíritu Santo a fin de que aquél sea completo (véase ‘Bautismo’, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág.23). Tal como el Salvador le enseñó a Nicodemo: ‘el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios’ (Juan 3:5).
En mi mensaje de esta tarde voy a concentrarme en el bautismo del Espíritu y en las bendiciones que se reciben por medio de la compañía del Espíritu Santo. Al bautizarnos, todos concertamos un convenio solemne con nuestro Padre Celestial. Un convenio es un acuerdo entre Dios y Sus hijos sobre la tierra, y es importante comprender que Dios determina las condiciones de todos los convenios del Evangelio.
Ni ustedes ni yo decidimos la naturaleza ni los elementos de un convenio, sino que, al emplear nuestro albedrío moral, aceptamos los términos y los requisitos del convenio tal como nuestro Padre Celestial los ha establecido (véase ‘Convenio’, en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág.38).
- La ordenanza salvadora del bautismo la debe efectuar alguien que tenga la debida autoridad de Dios.
- Las condiciones fundamentales del convenio, en el que entramos en las aguas del bautismo, son las siguientes: testificamos que estábamos dispuestos a tomar sobre nosotros el nombre de Jesucristo, que siempre lo recordaríamos, y que guardaríamos Sus mandamientos.
La bendición que se nos promete al honrar ese convenio es que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros (véase D. y C.20:77). En otras palabras, el bautismo por agua nos lleva a la oportunidad autorizada de tener la compañía constante del tercer miembro de la Trinidad.
Después del bautismo, aquellos que tienen la autoridad del sacerdocio nos colocaron las manos sobre la cabeza y nos confirmaron miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días, y se nos confirió el Espíritu Santo (véase D. y C.49:14). La declaración ‘recibe el Espíritu Santo’ que se pronunció en nuestra confirmación fue una directiva para esforzarnos por obtener el bautismo del Espíritu.
El profeta José Smith enseñó: ‘Tan provechoso sería bautizar un costal de arena como a un hombre, si su bautismo no tiene por objeto la remisión de los pecados y la recepción del Espíritu Santo. El bautismo de agua no es sino medio bautismo, y no vale nada sin la otra mitad, es decir, el bautismo del Espíritu Santo’ ( Enseñanzas del Profeta José Smith, pág.384).
Nosotros fuimos bautizados por inmersión en el agua para la remisión de los pecados. También debemos ser bautizados por inmersión en el Espíritu del Señor, ‘y entonces viene una remisión de vuestros pecados por fuego y por el Espíritu Santo’ (2 Nefi 31:17). Al obtener experiencia con el Espíritu Santo, aprendemos que la intensidad con la cual sentimos Su influencia no siempre es la misma.
No muy a menudo recibimos impresiones espirituales potentes y espectaculares. Aun cuando nos esforcemos por ser fieles y obedientes, sencillamente hay ocasiones en nuestra vida en las que no reconocemos de inmediato la dirección, la seguridad y la paz del Espíritu.
De hecho, en el Libro de Mormón se habla de los lamanitas fieles que ‘fueron bautizados con fuego y con el Espíritu Santo al tiempo de su conversión y no lo supieron’ (3 Nefi 9:20). En las Escrituras se describe la influencia del Espíritu Santo como ‘un silbo apacible y delicado’ (1 Reyes 19:12; véase también 3 Nefi 11:3) y como una ‘una voz apacible de perfecta suavidad’ (Helamán 5:30).
Por consiguiente, el Espíritu del Señor se comunica por lo general con nosotros de manera tenue, delicada y apacible. En nuestro estudio individual y en la instrucción en el aula, hacemos repetidamente hincapié en la importancia de reconocer la inspiración y los susurros que recibimos del Espíritu del Señor; y ese método es correcto y útil.
Debemos diligentemente saber cómo reconocer y actuar ante las impresiones que recibimos; sin embargo, tal vez con frecuencia pasemos por alto, durante nuestro progreso espiritual, un aspecto importante del bautismo por el Espíritu. Debemos también esforzarnos por percibir cuándo nos ‘ del Espíritu del Señor, para que no tenga cabida en para por las sendas de la sabiduría, a fin de que bendecidos, prosperados y preservados’ (Mosíah 2:36).
Precisamente porque la bendición que se nos promete es que siempre podemos tener Su Espíritu con nosotros, debemos estar atentos y aprender de las decisiones y de las influencias que nos separan del Espíritu Santo. La norma es clara: si algo que pensemos, veamos, escuchemos o hagamos nos separa del Espíritu Santo, entonces debemos dejar de pensar, ver, escuchar o hacer eso.
- Por ejemplo, si algo que supuestamente es para nuestra diversión nos aleja del Espíritu Santo, entonces esa clase de diversión no es para nosotros, puesto que el Espíritu no puede tolerar lo que es vulgar, grosero o inmodesto y, por lo tanto, será obvio que esas cosas no son para nosotros.
- Ya que alejamos al Espíritu del Señor al participar en actividades que sabemos que debemos rechazar, entonces definitivamente sabremos que ese tipo de cosas no son para nosotros.
Admito que somos hombres y mujeres en un estado caído que vivimos en un mundo terrenal y que es posible que no tengamos la presencia del Espíritu Santo con nosotros cada minuto del día. Sin embargo, el Espíritu Santo puede permanecer con nosotros la mayor parte del tiempo, si no es que todo; y en verdad es más el tiempo que podría estar con nosotros que el que no esté con nosotros.
- Al sumergirnos cada vez más en el Espíritu del Señor, debemos esforzarnos por reconocer las impresiones que recibimos y las influencias o los acontecimientos que causan que nos alejemos del Espíritu Santo.
- Es posible tener ‘al Espíritu Santo guía’ (D.
- Y C.45:57) y es esencial tenerlo para nuestro progreso espiritual y para sobrevivir en un mundo cada vez más inicuo.
En ocasiones, como Santos de los Últimos Días, hablamos y nos comportamos como si el darnos cuenta de la influencia del Espíritu Santo en nuestra vida fuese un acontecimiento poco común y excepcional. Debemos recordar, sin embargo, que la promesa del convenio es que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros,
Esa bendición celestial se aplica a todo miembro de la Iglesia que ha sido bautizado, confirmado y a quien se le ha dicho: ‘Recibe el Espíritu Santo’. En nuestros días, el Libro de Mormón es la fuente principal de consulta a la que debemos acudir para aprender cómo tener la compañía constante del Espíritu Santo.
La descripción que se encuentra en el Libro de Mormón en cuanto a la Liahona, el director o la brújula que Lehi y su familia utilizaron durante su viaje por el desierto, se incluyó de manera específica en los anales como un símbolo y una figura para nuestros días, y es una lección esencial acerca de lo que debemos hacer a fin de disfrutar de las bendiciones del Espíritu Santo.
A medida que nos esforcemos por alinear nuestra actitud y nuestras acciones en rectitud, entonces el Espíritu Santo llega a ser para nosotros hoy en día lo que la Liahona fue para Lehi y para su familia en su época. Los mismos factores que hacían que la Liahona funcionara para Lehi invitarán de igual manera al Espíritu Santo a nuestra vida.
Y los mismos factores que hacían que la Liahona no funcionara antiguamente harán de la misma forma que en la actualidad nosotros nos alejemos del Espíritu Santo. Les testifico que, al estudiar y meditar acerca de los propósitos y los principios por los cuales funcionaba la Liahona, recibiremos inspiración apropiada para nuestras circunstancias y necesidades personales y familiares.
- Somos y seremos bendecidos con dirección continua del Espíritu Santo.
- El Señor preparó la Liahona y se la dio a Lehi y a su familia después de partir de Jerusalén y mientras se encontraban viajando por el desierto (véase Alma 37:38; D.
- Y C.17:1).
- Esa brújula, o director, marcaba el camino que Lehi y su caravana debían seguir (véase 1 Nefi 16:10), sí ‘un curso directo a la tierra prometida’ (Alma 37:44).
Las agujas de la Liahona ‘funcionaban de acuerdo con la fe, diligencia y atención’ (1 Nefi 16:28) de los viajantes y cesaba de funcionar cuando los miembros de la familia eran contenciosos, groseros, perezosos o se olvidaban de lo que debían recordar (véase 1 Nefi 18:12, 21; Alma 37:41, 43).
- Esa brújula también proporcionaba el medio por el cual Lehi y su familia podían obtener un mayor ‘conocimiento respecto a las vías del Señor’ (1 Nefi 16:29).
- Por consiguiente, los propósitos primordiales de la Liahona eran proporcionar tanto dirección como instrucción durante un viaje largo y agotador.
Ese director fue un instrumento tangible que sirvió como indicador externo de su estado espiritual interno ante Dios, y funcionaba de acuerdo con los principios de fe y diligencia. Así como Lehi obtuvo bendiciones en tiempos antiguos, a cada uno de nosotros en esta época se le ha dado una brújula espiritual que nos dirige y nos instruye durante nuestro trayecto terrenal.
- Tanto a ustedes como a mí se nos confirió el Espíritu Santo al salir del mundo y al entrar en la Iglesia del Salvador por medio del bautismo y de la confirmación.
- Mediante la autoridad del santo sacerdocio se nos confirmó miembros de la Iglesia y se nos amonestó a buscar la compañía constante del ‘Espíritu de la verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros’ (Juan 14:17).
Al seguir adelante por el camino de la vida, cada uno de nosotros recibe la dirección del Espíritu Santo de la misma forma en que Lehi la recibió por medio de la Liahona. ‘Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráis por la senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas las cosas que debéis hacer’ (2 Nefi 32:5).
En nuestra vida, el Espíritu Santo funciona exactamente como la Liahona lo hizo para Lehi y su familia, de acuerdo con nuestra fe, diligencia y atención. ‘deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente; entonces tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios ‘El Espíritu Santo será tu compañero constante, y tu cetro, un cetro inmutable de justicia y de verdad’ (D.
y C.121:45–46). Y el Espíritu Santo nos proporcionará hoy los medios por los cuales recibiremos, ‘por medio de cosas pequeñas y sencillas’ (Alma 37:6), un mayor entendimiento en cuanto a las vías del Señor. ‘Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho’ (Juan 14:26).
El Espíritu del Señor será nuestra guía y nos bendecirá con dirección, instrucción y protección espiritual a la largo de nuestro trayecto terrenal. Invitamos al Espíritu Santo a nuestra vida por medio de la sincera oración, tanto personal como familiar, al deleitarnos en las palabras de Cristo, por medio de la obediencia precisa y diligente, la fidelidad, y al honrar nuestros convenios y mediante la virtud, la humildad y el servicio.
Debemos firmemente evitar las cosas que son inmodestas, ordinarias, vulgares, pecaminosas o malas que hacen que nos alejemos del Espíritu Santo. También invitamos a tener la compañía constante del Espíritu Santo al participar dignamente de la Santa Cena cada domingo: ‘Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo’ (D.
Y C.59:9). Mediante la ordenanza de la Santa Cena, renovamos nuestro convenio bautismal y recibimos y retenemos la remisión de nuestros pecados (véase Mosíah 4:12, 26). Además, se nos recuerda semanalmente la promesa de que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros, Al esforzarnos por mantenernos puros y sin mancha del mundo, nos convertimos en vasos dignos en los que el Espíritu del Señor podrá morar siempre.
En febrero de 1847, el profeta José Smith se le apareció a Brigham Young en un sueño o en una visión. El presidente Young le preguntó al Profeta si él tenía algún mensaje para las Autoridades Generales. El profeta José le contestó: ‘Diga a la gente que sea humilde y fiel y se asegure de conservar el Espíritu del Señor, el cual le guiará con justicia.
Que tengan cuidado y no se alejen de la voz apacible; ésta les enseñará lo que deben hacer y adónde ir; les proveerá los frutos del Reino’ (véase Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág.45, cursiva agregada). De todas las verdades que el profeta José pudo haberle enseñado a Brigham Young en esa sagrada ocasión, él hizo hincapié en la importancia de obtener y conservar el Espíritu del Señor.
Mis queridos hermanos y hermanas, les testifico de la realidad de la existencia de Dios el Padre Eterno y de Su hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Que cada uno de nosotros viva para que siempre podamos tener Su Espíritu con nosotros, y de ese modo ser merecedores de las bendiciones tanto de dirección como de instrucción y protección que son esenciales en estos últimos días.
¿Qué dice la Biblia sobre la llenura del Espíritu Santo?
En el conocido texto de Efesios 5:18, Pablo nos exhorta a no embriagarnos con vino, sino mas bien ser llenos del Espíritu Santo. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo puede un creyente ser lleno del Espíritu? ¿Cuáles son las evidencias de esa llenura? Al tratar con este asunto es sumamente importante que recordemos que el Espíritu Santo no es una sustancia o una influencia; no se trata de un gas o un líquido o un poder, sino de una Persona, la tercera Persona de la Trinidad que viene a morar en la vida de todo creyente desde el instante mismo de la conversión. que ‘si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él’, El Espíritu Santo mora en todos los cristianos, y no viene a nosotros por parte, sino como una Persona completa. Cuando una persona viene de visita a nuestra casa no viene en pedazos. O está o no está.
Y con el Espíritu es exactamente igual. No es que al convertirnos se nos da un poco del Espíritu, y luego, si cumplimos ciertas condiciones, se nos da más y más, hasta que finalmente somos llenos, no. Algunas personas tienen el Espíritu Santo (todos los cristianos) y otros no lo tienen (los que no son cristianos).
En Jn.14:16-18 dice el Señor: ‘Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros’, Aunque Cristo ascendió a los cielos Sus discípulos no han quedado huérfanos, porque el Espíritu Santo ha venido a morar en sus corazones. Todo lo que Cristo fue para los creyentes mientras estuvo en la tierra, el Espíritu lo es ahora para todos los cristianos.
Y no existe ninguna condición que cumplir para que el Espíritu venga a morar en nosotros, excepto creer en Cristo. Todos los que creen disfrutan de esa bendición (comp. Jn.7:37-39 ). Todos los que creen ya tienen el Espíritu. Sin embargo, es a un grupo de creyentes a los que Pablo exhorta en Ef.5:18 a ser llenos del Espíritu. El Espíritu mora en todo cristiano, pero no todos los cristianos son llenos del Espíritu. ¿Qué significa, entonces, ser llenos del Espíritu Santo? Muchas veces la Escritura usa la expresión ‘ser llenos de’ para señalar la condición de alguien que está siendo controlado por algo. Por ejemplo, en Lc.5:26 se habla de un grupo de personas que se llenaron de temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lc.6:11 se dice de los fariseos que se llenaron de furor contra Cristo porque sanó en el día de reposo a un hombre que tenía seca una mano. No es lo mismo sentir miedo o ira que estar lleno de miedo o de ira. Son dos experiencias distintas. Una persona llena de miedo está controlada por el miedo, así como el que está lleno de ira ha sido controlado por la ira al punto de que puede llegar incluso a hacer locuras. : ‘No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu’, Lo que sucede con una persona cuando se emborracha es que ha tomado tanto alcohol que su influencia lo domina. Ese hombre está bajo el efecto de la bebida. Lo que Pablo nos dice aquí es que no debemos dejar que eso ocurra, no debemos permitir que el alcohol nos influencie de ese modo, sino que debemos dejarnos controlar por el Espíritu.
Así como la bebida afecta la mente, el corazón la voluntad, así debemos ser afectados por el Espíritu en nuestra mente, en nuestro corazón y en nuestra voluntad. Esa es la similitud entre la borrachera y la llenura del Espíritu Santo. Pero como decíamos hace un momento, también existe entre ambas una diferencia abismal entre estas dos experiencias, como veremos en la próxima entrada al tratar con el tema de los frutos que produce la llenura del Espíritu.
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¿Cómo clamar al Espíritu Santo?
3. Consagración al Espíritu Santo – Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagracion perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. ¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador.
Amén
¿Cuáles son las representaciones del Espíritu Santo en la Biblia?
Cada símbolo del Espíritu Santo nos enseña algo sobre su carácter o sus obras. – La paloma es uno de los símbolos del Espíritu Santo. Matic Zupancic/FreeImages.com En el antiguo y nuevo testamento aprendemos que existen ciertos símbolos que representan al Espíritu Santo.
- Cada uno nos revela algún aspecto de su carácter, o de su obra en la iglesia y en el creyente.
- En este artículo aprenderás sobre seis de estos símbolos.
- La paloma: Inmediatamente después que Jesús fue bautizado, dice Lucas 3:22, el cielo se abrió y se escuchó la voz de Dios bendiciendo a su hijo y se vio al Espíritu Santo descender en forma de una paloma.
Esta fue la primera y unica vez que los discípulos vieron al Espíritu Santo en forma física. Su presencia en ese momento fue para ungir a Jesús antes de empezar su ministerio y llenarlo de su poder. Jesús es el mesías y mesías significa ‘el ungido’. La paloma representa el amor (Cantares 5:2), la paz (Génesis 5:8) y la ternura (Isaías 59:11) del Espíritu Santo.
- El agua: Cuando se refiere al Espíritu Santo, el agua representa tres obras.
- Primero, el Espíritu es refrescante.
- Dice Salmos 72:6 ‘Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; Como el rocío que destila sobre la tierra.’ Esto complementa el título de Espíritu de Vida.
- El Espíritu también trae una satisfacción total a la vida del creyente (Juan 4:14) y llena su interior completamente.
Juan 7:38 dice, ‘El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.’. El fuego: El fuego del Espíritu Santo se presenta de dos formas y tiene dos propósitos. Cuando Dios se le presento a Moisés en el desierto lo hizo en forma de fuego que no era consumidor.
- Leyendo a Éxodo 3:1-6 vemos que la llama de fuego en medio de la zarza no la consumía.
- Esa llama representaba a la presencia de Dios, que es capaz de ser poderosa y tierna a la misma vez.
- El fuego del Espíritu Santo también representa purificación-es el quien nos santifica.
- Juan el Bautista dijo de Jesús en Mateo 3:11, ‘Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.’ Este fuego tambien conmueve a la persona a dejar cualquier pecado que exista en su corazón.
El viento: Hablando del nuevo nacimiento con Nicodemo, Jesús dice del que ha nacido del Espíritu lo siguiente: ‘El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.’-Juan 3:3-8.
- Con esto Jesús simplemente explicaba que el Espíritu Santo toma todo el control sobre sus seguidores.
- Es él quien dicta el camino de la vida del creyente y lo lleva hacia el propósito que tiene con esa persona.
- Una forma simple de decir esto es que nosotros vamos donde el Espíritu nos guía.
- También vemos que el Espíritu Santo entró en la casa donde los hermanos de la primera iglesia estaban reunidos en el día de Pentecostés como un gran viento que soplaba y llenaba la casa (Hechos 2:2).
El vino: Efesios 5:18 dice, ‘No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.’ Esto se relaciona al gozo que produce la presencia de Dios en nuestras vidas. Similarmente, en el día de Pentecostés, el gozo que había entre los hermanos y el efecto que el Espíritu Santo causó dentro y en medio de ellos fue tan grande, que los que no entendía lo que estaba sucediendo pensaban que ellos estaban borrachos.
El Espíritu trae gozo y alegría. El aceite: Esto simboliza la unción del Espíritu Santo. Reyes eran ungidos antes de empezar su reinado como el rey David (1 Samuel 16:1-12), y profetas antes de empezar su ministerios. Es una forma de Dios mostrar su respaldo en el ministerio o en la vida de una persona.
El aceite también simboliza el poder de Dios para sanar, como vemos en Santiago 5:14.