Como Ser Un Buen Cristiano Evangelico Segun La Biblia?
Felipe Aguirre
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Área Espiritual. – Algo totalmente esencial para ser un buen cristiano es tener el cuidado de leer y meditar en la Palabra de Dios y practicarla (Josué 1:8; Juan 5:39; Salmos 119:11). Otro aspecto importante lo es el acto de orar. Dios nos ha llamado para que establezcamos una relación con Él (1 Corintios 1:9), y la oración es uno de esos medios para hacerlo.
- Congregarse es elemental para ser un buen cristiano (Mateo 18:20; Hebreos 10:24-25), ya que es parte esencial del discipulado cristiano y en el mismo nuestra vida cristiana se va desarrollando con éxito.
- El ayunar nos ayuda a fortalecernos espiritualmente para estar más dispuestos a someternos a la voluntad de Dios.
Leer la Biblia y practicarla, orar, congregarnos y ayunar nos ayudan a ser mejores cristianos. Un buen cristiano es aquel que manifiesta el Fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), abunda en buenas obras (Santiago 2:14-20) y practica la justicia de Dios (Cf.
¿Qué es ser un buen cristiano?
Ser un cristiano más cristiano
- ¿Qué significa ser cristiano?
- Un cristiano tiene fe en el Señor Jesucristo, en que Él es el Hijo literal de Dios, enviado por Su Padre para sufrir por nuestros pecados en el acto supremo de amor conocido como la Expiación.
- Un cristiano cree que mediante la gracia de Dios el Padre y de Su Hijo Jesucristo, podemos arrepentirnos, perdonar a los demás, guardar los mandamientos y heredar la vida eterna.
- La palabra cristiano denota tomar sobre nosotros el nombre de Cristo, lo cual hacemos al ser bautizados y recibir el don del Espíritu Santo mediante la imposición de manos por los que poseen la autoridad de Su sacerdocio.
Un cristiano sabe que a través de la historia, los profetas de Dios siempre han testificado de Jesucristo. Ese mismo Jesús, acompañado del Padre Celestial, se apareció al profeta José Smith en el año 1820 y restauró el Evangelio y la organización de Su Iglesia original.
Por las Escrituras y por el testimonio de José Smith, sabemos que Dios, nuestro Padre Celestial, tiene un cuerpo glorificado y perfecto de carne y huesos. Jesucristo es Su Hijo Unigénito en la carne. El Espíritu Santo es un personaje de espíritu cuya obra es testificar del Padre y del Hijo. La Trinidad está compuesta por tres seres separados y distintos, unidos en propósito.
Con estas doctrinas como fundamento de nuestra fe, ¿cabe duda o se puede disputar que seamos cristianos? Sin embargo, para cada cristiano, hay una pregunta sencilla: ¿Qué clase de cristianos somos?. En otras palabras, ¿cómo nos va en nuestro objetivo de seguir a Cristo?
- Consideren conmigo la experiencia de dos discípulos cristianos:
- ‘Y andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, que es llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que echaban la red en el mar, porque eran pescadores.
- ‘Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
- ‘Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron’.
Como cristianos hoy, tenemos la oportunidad de actuar sin demora, de inmediato y con decisión, tal como lo hicieron Pedro y Andrés: ‘Y al instante, dejando sus redes, le siguieron’. A nosotros también se nos llama a dejar nuestras redes, a rechazar los hábitos, las costumbres y las tradiciones del mundo y a abandonar nuestros pecados.
‘Y llamando a la gente les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame’. Negarnos al comportamiento impío es el comienzo del arrepentimiento, lo cual produce un potente cambio en el corazón, hasta que ‘ya no tenemos más disposición a obrar mal’. Ese cambio, llamado conversión, es posible sólo mediante el Salvador.
Jesús prometió: ‘si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos ‘. Al volvernos nuevos en Cristo, nuestra naturaleza cambia y ya no deseamos volver a lo que hacíamos antes.
Aún así, los cristianos fieles siempre tendrán la bendición de dificultades y desalientos. Cuando lleguen esos desafíos refinadores, podemos sentirnos tentados a regresar al camino de antes. Tras la crucifixión del Salvador, Él se apareció a las mujeres y les dijo que los discípulos lo hallarían en Galilea.
Cuando Pedro, el apóstol mayor, regresó a Galilea, también volvió a lo que conocía —a lo que le era cómodo hacer. ‘Voy a pescar’, explicó, y se llevó a varios discípulos. De hecho, Pedro y los demás pescaron toda la noche sin resultados. A la mañana siguiente, Jesús se apareció y los llamó desde la orilla: ‘Echad la red a la derecha’.
Los discípulos que estaban en el barco siguieron las instrucciones de Jesús y rápidamente descubrieron que sus redes se llenaron milagrosamente hasta el borde. Juan reconoció la voz del Salvador, y Pedro al instante se lanzó al agua y nadó hasta la orilla. A los cristianos que han regresado a su antiguo camino menos devoto, consideren el ejemplo fiel de Pedro.
No demoren. Vengan, escuchen y reconozcan la voz del Maestro que llama. Después regresen a Él al instante y reciban de nuevo Sus abundantes bendiciones. Al regresar a la orilla del mar, los discípulos descubrieron un banquete de pescado y pan. ‘Venid, comed’, invitó el Salvador.
- Al darles de comer, le preguntó a Pedro tres veces: ‘Simón hijo de Jonás, ¿me amas?’.
- Cuando Pedro expresó su amor, el Salvador le imploró: ‘Apacienta mis corderos Apacienta mis ovejas’.
- Ése es el llamado de Cristo a todo cristiano hoy: ‘Apacienta mis corderos Apacienta mis ovejas’; comparte Mi evangelio con jóvenes y ancianos por igual, elevándolos, bendiciéndolos, consolándolos, animándolos y edificándolos, especialmente a los que no piensen ni crean lo mismo que nosotros.
Apacentamos a Sus corderos en nuestro hogar al vivir el Evangelio: guardar los mandamientos, orar, estudiar las Escrituras y emular Su amor. Apacentamos a Sus corderos en la Iglesia al servir en los quórumes del sacerdocio y las organizaciones auxiliares.
- Y apacentamos a Sus ovejas por todo el mundo al ser vecinos cristianos, al practicar la religión pura de visitar y servir a las viudas, los huérfanos, los pobres y a todos los necesitados.
- Para muchos, el llamado a ser cristiano puede parecer difícil, incluso abrumador.
- Pero no hay necesidad de temer ni de sentirnos ineptos.
El Salvador prometió que nos habilitará para Su obra. ‘Venid en pos de mí’, dijo Él, ‘y os haré pescadores de hombres’. Al seguirle, Él nos bendice con dones, talentos y la fortaleza para hacer Su voluntad, y nos permite salir de nuestra comodidad y hacer cosas que jamás creímos posibles.
Eso quizás signifique compartir el Evangelio con vecinos, rescatar a los que están espiritualmente perdidos, servir en una misión de tiempo completo, trabajar en el templo, criar a un niño con necesidades especiales, amar al pródigo, servir a un compañero enfermo, soportar malos entendidos o padecer aflicción.
Significa prepararnos para responder a Su llamado diciendo: ‘A donde me mandes iré; lo que me mandes diré; alegre haré voluntad; lo que Tú quieras seré’. Para ser quien el Padre Celestial desea que seamos, seguimos a Jesucristo. Testifico que Él continuamente nos pide que lo sigamos.
Si usted apenas está aprendiendo acerca del compromiso de los Santos de los Últimos Días de ser cristianos o si no ha estado participando plenamente en la Iglesia y desea seguirlo de nuevo, ¡no tema! Todos los discípulos originales del Salvador eran miembros nuevos de la Iglesia, nuevos conversos a Su evangelio.
Jesús enseñó con paciencia a cada uno; los ayudó a cumplir sus responsabilidades. Los llamó Sus amigos y dio Su vida por ellos. Y ya hizo lo mismo por usted y por mí. Testifico que por medio de Su infinito amor y gracia, podemos llegar a ser cristianos más cristianos.
Consideren las siguientes cualidades de Cristo. ¿Hasta qué punto las estamos afianzando en nosotros mismos? El amor cristiano, El Salvador valoró a todos. Bondadoso y compasivo con todos, dejó a los noventa y nueve para hallar a uno, porque ‘aun los cabellos de cabeza están contados’ para Él. La fe cristiana,
A pesar de tentaciones, pruebas y persecuciones, el Salvador confió en el Padre Celestial y eligió ser fiel y obediente a Sus mandamientos. El sacrificio cristiano, En el transcurso de Su vida, el Salvador dio Su tiempo, energía y finalmente, mediante la Expiación, se dio a Sí mismo para que todos los hijos de Dios resucitaran y tuvieran la oportunidad de heredar la vida eterna.
El afecto cristiano, Al igual que el buen samaritano, el Salvador continuamente rescató, amó y cuidó a los que lo rodeaban, sin importar su cultura, credo o circunstancias. El servicio cristiano, Ya sea sacando agua de un pozo, preparando una cena de pescado o lavando pies empolvados, el Salvador pasó Sus días sirviendo a los demás, ayudando al cansado y fortaleciendo al débil.
La paciencia cristiana, En Su propio pesar y sufrimiento, el Salvador esperó en Su Padre. Con paciencia hacia nosotros, espera a que entendamos el plan y regresemos a casa con Él. La paz cristiana, Durante todo Su ministerio, Él fomentó la comprensión y la paz.
Especialmente entre Sus discípulos, enseñó que, a pesar de sus diferencias, los cristianos no pueden contender con otros cristianos. El perdón cristiano, Él nos enseñó a bendecir a los que nos maldicen y nos mostró el camino al suplicar el perdón para los que lo crucificaron. La conversión cristiana,
Al igual que Pedro y Andrés, muchos reconocen la verdad del Evangelio en cuanto la escuchan. Se convierten al instante. Para otros quizás tome más tiempo. En una revelación dada a través de José Smith, el Salvador enseñó: ‘Lo que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto’.
- Jesucristo es ‘la luz y el Redentor del mundo; el Espíritu de verdad’.
- Perseverancia cristiana hasta el fin,
- En todos Sus días, el Salvador nunca desistió de hacer la voluntad de Su Padre, sino continuó en rectitud, bondad, misericordia y verdad hasta el fin de Su vida mortal.
- Éstas son algunas de las características de los que escuchan y obedecen la voz del Salvador.
Y como uno de Sus testigos especiales sobre la tierra, doy mi testimonio cristiano de que Él los llama hoy: ‘Venid en pos de mí’. Vengan y caminen por el sendero que lleva a la felicidad y gozo eternos y a la vida sempiterna en el reino del Padre Celestial.
¿Cuál es el perfil de un cristiano?
El verdadero cristiano es el que muestra el amor y respeto a la palabra de Dios y el amor a los demás, es aquel que es imitador de Jesús en todo momento y a toda hora, es decir que cuando lo imitamos debemos hacer cambios en nuestra manera de vivir y pensar, ya que este proceso, esta transformación dura toda la vida,
¿Cuál es la actitud fundamental del hombre cristiano hacia Dios?
Recuerda: hay obediencia cuando tu entiendes quién es Dios para ti, y no te comportas como un esclavo, sino como un verdadero hijo’ Afirma el Sacerdote Eudista de El Minuto de Dios.
¿Qué es lo que le agrada a Dios?
¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.) La santidad y la fidelidad a la que debemos aspirar todos aquellos que seguimos a Cristo no tienen como límite el mero cumplimiento de la letra de la ley, como hacían los escribas y fariseos. En el evangelio de hoy, Jesús establece un principio y tres aplicaciones concretas respecto a este tema.
El principio es: actuar para agradar a Dios sin buscar el aplauso de los hombres. Y las aplicaciones de este principio se refieren a tres de las más importantes obras, en las que los judíos de aquel tiempo hacían consistir la religión y la vida piadosa. Hablamos de la limosna, el ayuno y la oración. En cada uno de los casos donde se viven estas tres obras, Jesucristo contrasta la conducta de hipocresía con la actitud discreta del verdadero adorador del Padre, que le recompensará porque ‘ve en lo secreto’.
Estos tres ejemplos nos manifiestan dos actitudes interiores completamente opuestas: la falsedad o la sinceridad ante los ojos de Dios. Lo que da valor a nuestras prácticas cristianas es la rectitud, la sinceridad a Dios y la apertura al prójimo. Las obras de caridad, las aportaciones económicas por los más necesitados, la vida de oración y la práctica sacramental, si se llevan a cabo para ser vistos y aprobados por los demás, se quedan en acciones vacías.
Es el amor desinteresado lo que les da la auténtica valía. El cristiano nunca debe ser un mero actor que trabaja por la fama. Se puede hacer el bien como los fariseos que daban limosna, ayunaban, oraban y estudiaban con empeño en las Escrituras; y esas son cosas buenas, pero no lo hacían bien. Y de tal forma el modo de su obrar salpicaba lo que hacían, que convertía lo que en sí mismo era bueno en pura apariencia.
La intención lo estropeaba todo. Y las intenciones vienen del corazón. Jesús les dijo que no tenían el corazón limpio, que eran hipócritas y obraban para ser vistos, aplaudidos y admirados por la gente. Jesús pide a sus discípulos ‘ser’ por encima de sólo ‘parecer’.
Pide autenticidad. Oí decir un día que ‘el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien’. Para que nuestro Padre Dios nos comprenda no hace falta gritar, ni hablar mucho, ni siquiera decírselo. Él ‘ve en lo escondido’, ve el corazón y comprende, sin necesidad de que se lo digamos, todas nuestras acciones y omisiones.
: ¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.)
¿Cuál es el compromiso de los cristianos?
Los ‘miembros vivientes’ se esfuerzan por comprometerse totalmente – En la sección que sirve de prefacio a Doctrina y Convenios, el Señor reveló que ésta es ‘la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra’, y agregó: ‘con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido, hablando a la iglesia colectiva y no individualmente’ ().
Esto debe hacer surgir en nuestra mente una pregunta de importancia eterna: Sabemos que, como institución, ésta es la Iglesia verdadera y viviente, pero, individualmente, ¿soy yo un miembro verdadero y viviente? Cuando pregunto: ‘¿Soy un miembro verdadero y viviente?’, mi pregunta es: ¿Estoy profunda y totalmente dedicado a guardar los convenios que he hecho con el Señor? ¿Estoy completamente comprometido a vivir el Evangelio y a ser un hacedor de la palabra y no un oidor solamente? ¿Vivo mi religión? ¿Me mantendré fiel? ¿Resisto firmemente las tentaciones de Satanás? Responder afirmativamente a la pregunta: ‘¿Soy un miembro viviente?’ confirma nuestro compromiso.
Significa que ahora y siempre amaremos a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos; significa que nuestras acciones reflejarán quiénes somos y qué creemos; significa que somos cristianos de todos los días, que andamos como Cristo desea que andemos.
- Los miembros vivientes son aquellos que se esfuerzan por comprometerse totalmente Los miembros vivientes reconocen su deber de seguir adelante.
- Se bautizan como primer paso en su jornada viviente; es una señal a Dios, los ángeles y los cielos de que obedecerán la voluntad de Él Los miembros vivientes prestan atención al Espíritu, el cual despierta la vida interior; procuran constantemente Su guía; oran para pedir fortaleza y vencen las dificultades.
No han puesto el corazón en las cosas de este mundo, sino en el infinito; no sacrifican la renovación del espíritu por la gratificación física. Los miembros vivientes ponen a Cristo en primer lugar en su vida, puesto que saben de qué fuente proceden su vida y su progreso.
- Una vez que se convierten, los miembros vivientes cumplen el mandamiento de fortalecer a sus hermanos y hermanas, Están deseosos de compartir su gozo con los demás y nunca pierden ese deseo
- Los miembros vivientes reconocen la necesidad de poner en acción sus creencias. Esos santos están anhelosamente consagrados a llevar a cabo muchas obras nobles y buenas de su propia voluntad
- Los miembros vivientes se aman unos a otros, visitan a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y se guardan sin mancha del mundo
Creemos firmemente que ésta es la Iglesia verdadera y viviente del Dios verdadero y viviente. Lo que todavía nos queda por responder es: ¿Soy dedicado y estoy comprometido? ¿Soy un miembro verdadero y viviente? Que podamos mantenernos firmes y ser miembros verdaderos y vivientes de la Iglesia, y recibir el galardón prometido de estar entre quienes se mencionan en Doctrina y Convenios, aquellos ‘que han venido al monte de Sion y a la ciudad del Dios viviente, el lugar celestial, el más santo de todos’ ().
- Repase las enseñanzas del presidente Hunter sobre la diferencia entre hacer una ‘contribución’ y el ‘compromiso total’ (véase la sección 1). ¿Cuál es la diferencia en nuestra vida cuando estamos totalmente comprometidos con Dios? ¿Qué enseñanzas del relato de Sadrac, Mesac y Abed-nego podemos aplicar a nosotros mismos?
- Repase el relato sobre Josué que narra el presidente Hunter en la sección 2. ¿Qué podemos aprender de dicho relato en cuanto a estar plenamente comprometidos con Dios? ¿Cómo podemos cultivar el compromiso de obedecer a Dios sin importar lo que los demás hagan? ¿Cómo podemos ayudar a los niños y jóvenes a cultivar ese compromiso?
- Al repasar los relatos de las Escrituras de la sección 3, ¿cuáles son sus impresiones? ¿Qué otros ejemplos de obediencia de las Escrituras han ejercido influencia en usted? ¿Por qué cree que ‘el Señor aprecia la determinación firme de obedecer Su consejo’?
- Medite en las enseñanzas del presidente Hunter de la sección 4. ¿Por qué el sólo creer ‘no es suficiente’? ¿De qué modo el hacer la voluntad del Padre Celestial nos preparará para los momentos de dificultad? ¿Cómo podemos poner en práctica las enseñanzas del presidente Hunter concernientes a vivir nuestra religión?
- Repase todas las descripciones que el presidente Hunter hace de un ‘miembro viviente’ en la sección 5. ¿Cómo cultivamos esas cualidades propias de un ‘miembro viviente’? Considere el modo en que podría ser un mejor ‘miembro verdadero y viviente’ de la Iglesia.
; ; ; ; ; ; ; ; ; ;, Lean juntos varias citas del capítulo. Tras leer cada cita, pida a los alumnos que den ejemplos de las Escrituras y de experiencias propias que se relacionen con las enseñanzas de la cita en cuestión. Notas
- En ‘El élder Howard W. Hunter: Presidente en funciones del Quórum de los Doce Apóstoles’, Liahona, abril de 1987, pág.24.
- En Eleanor Knowles, Howard W. Hunter, 1994, pág.153.
- ‘Cuando una puerta se cierra, otra se abre’, Liahona, enero de 1988, pág.55.
- En Knowles, Howard W. Hunter, pág.151.
- Véase ‘Somos testigos de Dios’, Liahona, julio de 1990, págs.73–74, 75.
- Véase ‘Nuestro compromiso con Dios’, Liahona, enero de 1983, págs.110–111.
- ‘Obedience’, discurso pronunciado en una Conferencia del Área Hawái, EE. UU., 18 de junio de 1978, pág.5, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.
- Véase ‘Nuestro compromiso con Dios’, pág.111.
- En Conference Report, octubre de 1967, págs.11, 12–13.
- The Teachings of Howard W. Hunter, ed. Clyde J. Williams, 1997, págs.111–112.
- Véase ‘¿Estoy ‘vivo’ en el Evangelio?’, Liahona, julio de 1987, págs.15, 16.
: Capítulo 19: Nuestro compromiso para con Dios
¿Cómo enseña Jesús a la gente?
Nos enseñó a amarnos y a servirnos unos a otros. Nos enseñó en cuanto al sacerdocio, los convenios y las ordenanzas y todo lo que debemos saber, hacer y ser para venir a Él. Nosotros también debemos enseñar el Evangelio según ha sido revelado en las Escrituras y en las palabras de los profetas de los últimos días.
¿Cuál es el carácter de Cristo según la Biblia?
‘En este mundo ha habido sólo un carácter perfecto: la inigualable personalidad de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Redentor del mundo. Nadie podría tomar un mejor camino que el de aceptar a Cristo como el grandioso Ejemploy el Guía más seguro’.