Espíritu Santo

Conociendo al Espíritu Santo

Que Dice La Biblia Sobre La Tristeza?

Que Dice La Biblia Sobre La Tristeza
Capítulo 16: 2 Corintios 7 LA TRISTEZA QUE ES SEGÚN DIOS PRODUCE ARREPENTIMIENTO Capítulo 16: 2 Corintios 7 LA TRISTEZA QUE ES SEGÚN DIOS PRODUCE ARREPENTIMIENTO 16 LA TRISTEZA QUE ES SEGÚN DIOS PRODUCE ARREPENTIMIENTO Que los alumnos entiendan que hay una diferencia entre la tristeza que es de Dios y la tristeza del mundo y que la tristeza que es de Dios es la que lleva al verdadero arrepentimiento.

  1. Pida a los alumnos que lean 2 Corintios 6:16–18 y que busquen la promesa a que se refiere Pablo en 2 Corintios 7:1.
  2. Dios habitará con nosotros; andará entre nosotros; será nuestro Dios y nosotros seremos Su pueblo.
  3. Nos recibirá si estamos limpios; será nuestro Padre y nosotros seremos Sus hijos e hijas.) Conversen en cuanto a qué personas recibirán esas promesas.

(La gente que haya hecho convenios con Dios y que sea justa.) ¿Qué aconseja Pablo a los miembros corintios que hagan para conservarse dignos de esas promesas? (Que se limpien de toda contaminación de la carne y del espíritu.) Analice con los alumnos la forma de limpiar de contaminaciones nuestra carne y nuestro espíritu por medio del arrepentimiento.

Pablo llamó al arrepentimiento a los santos corintios en la primera epístola que les envió. Los santos corintios se sintieron tristes a la manera de Dios y se arrepintieron de sus pecados. La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento, mientras que la tristeza del mundo lleva a la muerte espiritual.

Pablo puso énfasis en la importancia que tiene la tristeza que es según Dios para el proceso del arrepentimiento. Explique que el objetivo de esta lección es entender la diferencia que hay entre la tristeza que es de Dios y la tristeza del mundo, y cómo la tristeza según Dios lleva al arrepentimiento.

La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento 9:10 Sugiera a los alumnos que a medida que vean el video traten de determinar el significado y la diferencia que existe entre la tristeza según Dios y según el mundo. En esta presentación se ve una joven que aprende la diferencia que hay entre la tristeza según Dios y la tristeza según el mundo.

En una entrevista para obtener su recomendación para ir al templo a casarse, le confiesa a su obispo un pecado pasado. Se siente perturbada y experimenta tristeza según el mundo cuando el obispo le dice que no puede recibir la recomendación para el templo sino hasta que se arrepienta.

Por medio del proceso del arrepentimiento, empieza a sentir la tristeza que es según Dios y el agradable sentimiento que sigue al arrepentimiento. Kim pensaba que se había arrepentido porque dejó de hacer lo que ella sabía que estaba mal. Pregunte a los alumnos por qué el obispo no le dio la recomendación.

(Ella no había experimentado la tristeza que es según Dios; sentía tristeza por lo que había hecho debido a las consecuencias sociales, pero no se sentía triste por el pecado en sí ni por la forma en que afectaba su relación con Dios). El presidente Ezra Taft Benson dijo: ‘Es común encontrar hombres y mujeres en el mundo que sienten remordimiento por las cosas que hacen y que están mal.

  1. A veces esto se debe a que sus acciones les causan, a ellos o a sus familiares, mucho dolor y sufrimiento.
  2. A veces se sienten así debido a que se les descubre y son castigados por sus acciones; sin embargo, este tipo de sentimientos no constituye la ‘tristeza que es según Dios’ (2 Corintios 7:10).
  3. La tristeza que es según Dios es un don del Espíritu.

Es una forma sincera de darnos cuenta de que nuestras acciones han ofendido a nuestro Padre y a nuestro Dios. Es un conocimiento agudo y penetrante de que nuestro comportamiento hizo que el Salvador, que no conoció pecado, Él que es el mayor de todos, haya sufrido dolor infinito.

  1. Nuestros pecados hicieron que sangrara por cada poro.
  2. Esta angustia real, tanto mental como espiritual, es lo que las Escrituras llaman ‘corazones quebrantados y espíritus contritos’ (véase D.
  3. Y C.20:37).
  4. Este tipo de sentimiento es el requisito absolutamente necesario antes de que se haga efectivo el verdadero arrepentimiento’ ( Teachings of Ezra Taft Benson, Salt Lake City: Bookcraft, 1988, pág 72).

Haga las siguientes preguntas:

¿Por qué es la tristeza que es según Dios lo primero que debe sentir una persona en el proceso del arrepentimiento? (Ese sentimiento es un modo de entender en qué forma hemos ofendido a nuestro Padre Celestial con ese pecado y hemos causado gran angustia al Salvador). ¿Cómo la falta de la tristeza según Dios mantuvo a Kim al principio lejos del verdadero arrepentimiento? (Le impedía tener un ‘corazón quebrantado’ por haber ofendido a Dios. Pensaba que se había acabado el proceso del arrepentimiento cuando abandonó su mal comportamiento.) ¿Por qué no es suficiente sólo dejar de hacer lo que estábamos haciendo mal? (El verdadero arrepentimiento comprende un cambio en el corazón.) ¿Qué diferencia se produjo en los sentimientos de Kim cuando logró un ‘corazón quebrantado’ y se sintió triste según Dios? (Empezó a sentir la paz, el gozo y el alivio que acompañan al arrepentimiento.)

Lea 2 Corintios 7:10 y pregunte a los alumnos qué creen que quiso decir Pablo con ‘la tristeza del mundo produce muerte’. (La tristeza según el mundo nos lleva a la muerte espiritual porque nos aleja del verdadero arrepentimiento.) ¿Qué creen que quiso decir Pablo con ‘la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación’? (La tristeza que es según Dios limpia nuestro cuerpo y nuestro espíritu y nos hace dignos de las promesas de 2 Corintios 6:16–18.) ¿Qué significa la tristeza que es según Dios en nuestra relación con el Señor? (Las personas que se entristecen según Dios se arrepentirán de las ofensas pasadas y se esforzarán por evitar todo lo que pueda ofender a Dios.) : Capítulo 16: 2 Corintios 7 LA TRISTEZA QUE ES SEGÚN DIOS PRODUCE ARREPENTIMIENTO

¿Qué es tristeza según Dios?

Pablo enseña que ‘la tristeza que es según Dios’ es necesaria a fin de que se produzca el verdadero arrepentimiento (2 Corintios 7:10). Cuando estudies 2 Corintios 7, reflexiona en las siguientes palabras del presidente Ezra Taft Benson: ‘Es muy común ver en el mundo a hombres y mujeres que tienen remordimientos por los errores cometidos; muchas veces eso se debe a que su conducta les causa pesar e infortunio, tanto a ellos como a sus seres queridos; a veces sufren porque los han descubierto y castigado por sus acciones.

Esos sentimientos mundanos no son ‘la tristeza que es según Dios’ La tristeza según Dios es un don del Espíritu; es un claro reconocimiento de que nuestras acciones han ofendido a nuestro Padre, nuestro Dios; es adquirir una vívida conciencia de que, debido a nuestro comportamiento, el Salvador, que estaba libre de todo pecado, Él, el más grande de todos, padeció la agonía y el sufrimiento, porque fue por nuestros pecados que sangró por cada poro.

Es esa aflicción mental y espiritual que sufrimos a lo que las Escrituras se refieren cuando dicen ‘los de corazón quebrantado y de espíritu contrito’, y ese estado espiritual es el requisito absolutamente necesario para que tenga lugar el verdadero arrepentimiento’ (‘Un poderoso cambio en el corazón’, Liahona, marzo de 1990, págs.4, 5).

See also:  Como Explicar Las Partes De La Biblia?

¿Cómo se llama el Espíritu de la tristeza?

Belfegor – Wikipedia, la enciclopedia libre.

¿Qué dice Hebreos 12 15?

Hebreos 12

  • 1 Por tanto, nosotros también, teniendo a nuestro alrededor tan gran nube de testigos, dejemos a un lado todo peso y pecado que rodea, y corramos con la carrera que tenemos por delante,
  • 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y de la fe, quien, por el gozo puesto delante de él, sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
  • 3 Considerad a aquel que sufrió tal de pecadores contra sí mismo, para que no os fatiguéis en vuestro ánimo hasta desmayar.
  • 4 Porque aún no habéis resistido hasta derramar sangre, combatiendo contra el pecado;
  • 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él.
  • 6 Porque el Señor al que ama,, y azota a todo el que recibe como hijo.
  • 7 Si soportáis la, Dios os trata como a ; porque, ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
  • 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois, y no hijos.
  • 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros terrenales que nos y los, ¿por qué no mucho mejor al de los, y viviremos?
  • 10 Y aquellos, a la verdad, por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su,
  • 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto de rectitud a los que en ella han sido,
  • 12 Por lo cual, fortaleced las manos caídas y las rodillas debilitadas;
  • 13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que el que es cojo no se salga fuera del camino, sino que sea sanado.
  • 14 Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie al Señor,
  • 15 mirando bien que ninguno aparte de la de Dios, no sea que alguna raíz de amargura, brotando, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
  • 16 que ninguno sea fornicario, o profano, como, que por una sola comida vendió su,
  • 17 Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado porque no halló ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con,
  • 18 Porque no os habéis acercado al que se podía tocar, ni al fuego ardiente, ni a las tinieblas, ni a la oscuridad, ni a la tempestad,
  • 19 ni al sonido de la trompeta ni a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no les hablase más;
  • 20 porque no podían soportar lo que se mandaba: Si aun una bestia toca el monte, será apedreada o traspasada con dardo.
  • 21 Y tan terrible era lo que se veía que Moisés dijo: Estoy aterrado y temblando.
  • 22 Pero vosotros os habéis acercado al monte, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a la compañía de muchos millares de,
  • 23 y a la asamblea y a la iglesia de los que están en los cielos, y a Dios el de todos, y a los espíritus de los hechos perfectos,
  • 24 y a Jesús el del convenio, y a la rociada que habla mejor que la de Abel.

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desechamos al que amonesta desde los cielos.

  1. 26 La voz del que conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez más, y temblar no solamente la tierra, sino también el cielo.
  2. 27 Y esta frase: Aún una vez más, indica claramente la remoción de las cosas que pueden ser removidas, como las cosas creadas, para que permanezcan las cosas que no pueden ser removidas.
  3. 28 Así que, recibiendo nosotros el reino inconmovible, retengamos la gracia por la cual vamos a servir a Dios, agradándole con y ;
  4. 29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

¿Qué pasa cuando el alma está triste?

Lo que caracteriza a la pérdida del alma es la sensación de no ser uno mismo o de que hay partes de uno mismo que se han ocultado o perdido. Como consecuencia de esto, se pierde la energía y la vitalidad.

¿Cuáles son las consecuencias de la tristeza?

Efectos físicos de la tristeza – La persona triste experimenta entre otros efectos un aumento del tono muscular, aunque tiene un ritmo respiratorio estable su amplitud respiratoria es mayor, un aumento de la tasa cardiaca, la presión sanguínea, la conductancia de la piel, etc.

¿Cómo ataca el espíritu de depresión?

Desde hace un tiempo, el psiquiatra se está convirtiendo en el médico de cabecera, Está cambiando la visión general de esta especialidad, y ya no somos los médicos de los locos Al menos para mucha gente Es una perspectiva que hay que cambiar por el bien de la salud mental general. Que Dice La Biblia Sobre La Tristeza Opinión La depresión es la enfermedad de la tristeza. Es una enfermedad muy cruel, una enfermedad del espíritu, que hace que se distorsione la realidad y que se vea solo lo negativo, que de entre todas las cosas que suceden a tu alrededor, solo veas las malas Cabalgan en su interior un abanico de sentimientos negativos que nos agobian, como la pena, la melancolía, el desencanto, la desilusión, el abatimiento, la falta de ganas y energías.

¿Qué dice la Biblia sobre el dolor y sufrimiento?

El dolor y el sufrimiento humano a la luz de la razón y de la fe cristiana –

Autores: Evandro Agazzi Localización: Medicina y Ética: Revista internacional de bioética, deontología y ética médica, ISSN 0188-5022, ISSN-e 2594-2166, Vol.24, Nº.3, 2013, págs.327-343 Idioma: español Enlaces

Texto Completo Ejemplar

Resumen

español El dolor y el sufrimiento son realidades negativas cuya evidencia no puede ser resuelta por comunes disquisiciones filosóficas. El ser humano busca ‘dar una razón y un sentido’ a la realidad que lo circunda, pero no logra hacerlo por la zona de la realidad constituida por el mal (o sea, no encuentra una respuesta racional a la pregunta ‘¿por qué existe el mal?’). En el ámbito puramente ‘mundano’ el mal queda como un enigma, pero se vuelve un auténtico problema cuando se admite la existencia de Dios: ‘problema del mal’ y ‘problema de Dios’ se condicionan mutuamente. ‘Si Dios existe, ¿de dónde viene el mal? No puede venir de Él (todo aquello que existe es de suyo bueno), pero es sólo produc­ to del mal uso que el hombre hace de su libre albedrío (mal ‘moral’) y Dios ‘tolera’ este mal porque respeta el libre albedrío humano. Dolor y sufrimiento (mal, llamado ‘físico’) son consecuen­ cia (como expiación) del mal moral y Dios, aun siendo infinita­ mente bueno y omnipotente, no lo elimina porque es sumamente justo. Esta es la respuesta más clásica de la teodicea. Ésta, sin embargo, no explica verdaderamente el dolor del inocente. En conclusión, el mal permanece sustancialmente ininteligible utilizando las categorías de la razonabilidad humana, y la única respuesta para una filosofía verdaderamente racionalista (o sea que considera que una razón debe existir para cada aspecto de la realidad), es aquella de admitir que tal ‘razón’ supera las limitaciones de la razón humana, y con ello se abre hacia la aceptación de la razonabilidad divina. La tesis que dolor y sufrimiento humanos son explicación del mal moral es explícitamente rechazada por Jesús en el Evangelio y Él ha realizado muchas obras mila­ grosas para aliviar estos males. Por otro lado libremente ha aceptado por sí mismo el dolor, el sufrimiento y la muerte, mostrando así concretamente que también Dios puede sufrir; pero su resurrección muestra al mismo tiempo la omnipotencia de Dios, ofreciendo una respuesta no conceptual, sino concreta a la compati­ bilidad del dolor y omnipotencia divina. El hombre es invitado a combatir junto a Dios, dolor y sufrimiento mediante obras efectivas, y al mismo tiempo a dar un sentido escatológico al dolor y al mal presente en el mundo fundándose en la bondad y omnipotencia de Dios. Jesús ha roto también la espontánea convicción de que el mal realizado deba ser expiado infligiendo otro mal (la pena) a quien lo comete. Dos males no se compensan, sino se suman. La compensación del mal consiste en el perdón, que rompe su espiral externa, mientras el arrepentimiento repara la herida interna que la culpa inflige en el ánimo de aquel que la comete. Todo esto se incluye en la nueva visión de las relaciones de los hombres entre ellos y con Dios, o sea la perspectiva del amor, aún si permanece siempre misterioso para la razón humana para que el amor deba pasar a través del dolor como su prueba. English Pain and suffering are negative realities whose evidence cannot be dissolved by subtle philosophical arguments. The human being tries to ‘find a reason and a sense’ for the whole of reality surrounding him, but is unable to do this for that portian of reality constituted by evil (i.$. he cannot answer the question, ‘why evil?’). On the purely mundane plane evil remains an enigma but becomes a real problem when the existence of God is admitted:’problern of evil’ and ‘problem of God’ are mutually interrelated. lf God exists ‘from where does evil come?’ lt cannot come from God (everything that exists is good in itself) but is produced by man when he makes bad use of his free will (moral evil) and God ‘tolerates’ this evil because he respects human free will. Pain and suffering (often called ‘physical evil’) are the consequence of moral evil (are its expiation) and God, though being infinitely good and omnipotent, does not eliminate them because he is at the same time infinitely just. This is the most classical answer of theodicy. lt does not really explain, however, the suffering of the innocent. In conclusion, evil remains essentially unintelligible by using the categories of human reason, and the only way out for a genuinely rationalist philosophy (i.e. a philosophy according to which there is a reason for whatever exists) is that of admitting that such a ‘reason’ oversteps the limits of human rationality and in such a way opens itself to the admission of a divine rationality. The claim that pain and suffering are the expiation of moral evil is explicitly rejected by Jesus in the Gospel, and he has accomplished several miraculous works in order to diminish their impact. On the other hand, he has freely accepted pain, suffering and even death for himself, concretely showing in such a way that God himself can suffer, but his resurrection shows at the same time the omnipotence of God, thereby offering not a conceptual but a concrete answer to the question of the compatibility of pain with divine omnipotence. Hence man is invited to fight with God against pain and suffering by doing good works and at the same time to give a positiva eschatological sense to the pain and evil that are present in the world, relying on God’s goodness and omnipotence. Jesus has also broken the spontaneous conviction that the evil committed must be compensated by another evil (the punishment) inflicted on the person who has committed it. Two evils do not compensate each other, but they add up. The compensation of evil consists in forgiveness, that breaks the externa! spiral of evil, while repentance heals the internal wound that the wrong action produces in the soul of the person committing it. All this is part of the new perspectiva regarding the relations that humans must entertain among themselves and with God, that is, the perspectiva of love, though it still remains mysterious for human reason why love should pass through pain as its test.

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¿Qué quiere decir 2 de Corintios 7 10?

2 Corintios 7:10 La tristeza que Dios busca es la que produce un cambio de corazón y de vida. Ese cambio lleva a la salvación y por ello no hay que lamentarse. En cambio, la tristeza del mundo lleva a la muerte. Lea la Biblia, descubra Planes y busque a Dios todos los días. : 2 Corintios 7:10 La tristeza que Dios busca es la que produce un cambio de corazón y de vida. Ese cambio lleva a la salvación y por ello no hay que lamentarse. En cambio, la tristeza del mundo lleva a la muerte.

¿Qué pone triste al Espíritu Santo?

Contristar al Espíritu Santo, es afligirlo, entristecerlo, angustiarlo, causarle agravio, causarle dolor y tristeza. ¿Y cuándo le causamos dolor y angustia al Espíritu Santo? No es solo cuando pecamos; sino que existe un problema aún mayor; el Ignorarlo; el dejar de buscarlo; el dejar de hablar con Él; el preferir hacer cosas triviales, en vez de estar con Él; el desear y anhelar las cosas de este mundo, más que a Él.

¿Qué dice Segunda de Corintios 7 1?

1 Así que, amados, ya que tenemos estas promesas, a limpiémonos de toda b inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la c santidad en el d temor de Dios.2 Admitidnos. A nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado.

¿Cuándo Jesús se siente triste y angustiado?

Jesucristo ¿sintió miedo y tristeza? Cristo, en cuanto Hombre tuvo verdadera pasi­bilidad, el mismo Evangelio lo atestigua Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org Pregunta: Padre: Siempre me he preguntado si Jesús (siendo Dios), sintió tristeza y miedo. En caso de responder que sí, ¿cómo se explica esto? Respuesta: Estimado: Jesucristo no sólo es verdadero Dios sino también verdadero Hombre. En cuanto Hombre su cuerpo tuvo verdadera pasi­bilidad, por lo cual no podían faltarle las pasiones; el mismo Evangelio lo atestigua: Con gran deseo he de­seado comer esta Pascua con vosotros (Lc 22, 15); Mi alma está triste hasta la muerte (Mt 26, 38), y muchos otros pasajes.

  • Sin embargo, las pa­siones de Cristo, a diferencia de las del resto de los hombres, estuvieron exentas de todo desorden y subordinadas a la razón, porque en Él no había pecado original, ni siquiera posibilidad de pecar (o sea, impecabilidad).
  • Por eso los teólogos designan a las pasiones de Cristo con un término particular: propasiones, queriendo significar con esto que son irreprensibles.
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Santo Tomás precisa que las pasiones de Cristo difieren de las nuestras porque nunca pudieron incitar al mal, ni influir negativamente en manera alguna sobre la razón y sobre la voluntad­. Por tanto, ‘propasiones’ son las pasiones sensitivas de la Humanidad de Cristo (como el amor, el deseo, la esperanza, el temor, la tristeza, etc.), que son, por sí mismas, parte integrante de la naturaleza humana (funciones propias del apetito sensitivo concupiscible e irascible).

Para entender esta peculiaridad recordemos que las pasiones sometidas a la razón son fuerzas vivas que nos inclinan al bien de nuestra naturaleza; debido al pecado original las pasiones de todo descendiente de Adán se alzan en rebeldía hasta el punto de ofuscar la razón y debilitar la libre voluntad; sin embargo, esta rebelión no quita la libertad y la responsabilidad de los actos propios, como pretendía Lutero (por eso, contra él, el Concilio de Trento definió que la concupiscencia proviene del pecado y excita al pecado pero no es pecado por sí misma ni puede dañar a quien resiste con la gracia de Dios),

Como ya hemos dicho, Jesucristo estuvo exento del aspecto desordenado de las pasiones en razón de que no tuvo ni la más mínima sombra del pecado. Explicaba este adorable misterio el Beato Dom Columba Marmion, en uno de sus más célebres escritos: ‘El Hijo de Dios se hizo carne; continuó siendo lo que era, pero se unió a una Naturaleza humana, completa como la nuestra, íntegra en su esencia, con todas sus propiedades naturales; Cristo nació, como todos nosotros, de una mujer (Gál 4,4), pertenece auténticamente a nuestra raza.

Con frecuencia se llama en el Evangelio El Hijo del Hombre; Ojos de carne le vieron, y manos humanas le tocaron (1Jn 1,1). Y aun el día siguiente de su resurrección gloriosa, hace experimentar al apóstol incrédulo la realidad de su naturaleza humana: Palpad y ved, porque los espíritus no tienen carne ni huesos como veis que yo tengo (Lc 24,39).

Tiene, como nosotros, un alma creada directamente por Dios; un cuerpo formado en las entrañas de la Virgen; una inteligencia que conoce, una voluntad que ama y elige; todas las facultades que nosotros tenemos: la memoria, la imaginación; tiene pasiones, en el sentido filosófico, elevado y noble de la palabra, en un sentido que excluye todo desorden y toda flaqueza; pero estas pasiones se hallan en Él enteramente sometidas a la razón, sin que puedan ponerse en movimiento sin un acto de su voluntad,

Su naturaleza humana es, pues, del todo semejante a la nuestra, a la de sus hermanos, dice San Pablo: Era preciso que se asemejase en todo a sus hermanos (Hb 2,17), excepto en el pecado (ib.4,15), Jesús no conoció ni el pecado ni nada de lo que es fuente o consecuencia del pecado: la ignorancia, el error, la enfermedad, cosas todas indignas de su perfección, de su sabiduría, de su dignidad y de su divinidad.

Pero nuestro Divino Salvador quiso padecer durante su vida mortal nuestras flaquezas; todas las que eran compatibles con su santidad. El Evangelio nos lo muestra claramente, nada hay en la naturaleza del hombre que Jesús no haya santificado. Nuestros trabajos, nuestros padecimientos, nuestras lágrimas, todo lo ha hecho suyo.

Miradle en Nazaret: durante treinta años pasa su vida en un trabajo oscuro de artesano, hasta el punto de que cuando comienza a predicar, sus compatriotas se admiran porque nunca le han conocido más que como hijo del carpintero: ¿De dónde le vienen a éste todas estas cosas? ¿Acaso no es hijo de un carpintero? (Mt 13,55-56).

Nuestro Señor quiso sentir el hambre como nosotros, después de haber ayunado en el desierto, tuvo hambre (ib.4,2). Padeció también la sed: ¿Acaso no pidió de beber a la samaritana? (Jn 4,7), ¿acaso no exclamó en la cruz: Tengo sed (Jn 19,28)? Experimentó como nosotros la fatiga; los largos viajes a través de Palestina fatigaban sus miembros, cuando junto al pozo de Jacob pidió agua para calmar su sed, San Juan nos dice que estaba fatigado.

  1. Era la hora de mediodía, después de haber caminado largo tiempo, se sienta rendido al margen del pozo (ib.4,6).
  2. Así, pues, según lo hace notar San Agustín en el admirable comentario que nos dejó de esta escena evangélica: ‘El que es la fuerza misma de Dios se halla abrumado de cansancio’.
  3. El sueño cerró sus párpados; dormía en la nave cuando se levantó la tempestad: Él en cambio dormía (Mt 8,24), y dormía verdaderamente, de tal manera que sus discípulos, temiendo que los tragasen las olas furiosas, tuvieron necesidad de despertarlo.

Lloró sobre Jerusalén su patria a la que amaba a pesar de su ingratitud; el pensamiento de los desastres que después de su muerte habían de venir sobre ella le arranca lágrimas amargas y frases llenas de aflicción: ¡Si tú conocieses por lo menos en este día lo que puede atraerte la paz! (Lc 19,41 y ss.).

Lloró a la muerte de su amigo Lázaro como nosotros lloramos por aquellos a quienes amamos, hasta el punto de que los judíos testigos de este espectáculo se decían: Ved cómo le amaba (Jn 11,36). Cristo derramaba lágrimas, no sólo porque convenía, sino porque tenía conmovido el corazón; lloraba a su amigo, y sus lágrimas brotaban del fondo de su alma.

Varias veces se dice también en el Evangelio que su corazón estaba conmovido por la compasión (Lc 7,13; Mc 8,2; Mt 15,32). ¿Qué más? Experimentó también sentimientos de tristeza, de tedio, de temor (Mc 14,33; Mt 26,37). En su agonía cuando estaba en el Huerto de los Olivos su alma quedó abrumada por la tristeza (Mt 26,38) y la angustia penetró en ella hasta el punto de hacerle lanzar grandes gritos (Hb 5,7).

Todas las injurias, todos los golpes, todos los salivazos, todas las afrentas que llovieron sobre Él durante su Pasión, le hicieron padecer inmensamente; las burlas, los insultos, no le dejaban insensible, por el contrario, cuanto más perfecta era su naturaleza, más delicada y más grande era su sensibilidad.

Vióse abismada en el dolor. En fin, después de haber tomado sobre sí todas nuestras debilidades, después de haberse mostrado verdaderamente hombre y semejante a nosotros en todas las cosas, quiso padecer la muerte como los demás hijos de Adán: E inclinada la cabeza entregó su espíritu (Jn 19,30).

  • Vemos, pues, que Jesucristo es nuestro modelo como Hijo de Dios y como Hijo del hombre al mismo tiempo.
  • Pero lo es sobre todo como Hijo de Dios: esta condición de hijo de Dios es lo que en Él hay de radical y fundamental; en eso ante todo debemos parecernos a Él’,
  • Bibliografía: Dom Columba Marmion, Jesucristo, vida del alma, Ed.

Gratis Date (esp. cap. ‘Jesucristo, modelo único de toda perfección. Causa exemplaris’); Pietro Parente ‘Propasiones’, en: ‘Diccionario de Teología Dogmática’, Editorial Litúrgica Española, Barcelona 1963, p.320. DS 1515. Dom Columba Marmion, Jesucristo, vida del alma, cap.2.

Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos:

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