Que Es El Pecado Venial Segun La Biblia?

Que Es El Pecado Venial Segun La Biblia
¿Qué es el pecado venial según la Biblia? El pecado venial, también llamado pecado leve, sería una negligencia, tropiezo o vacilación en el seguimiento de Cristo. En el sacramento de la penitencia o confesión, los cristianos no tienen la obligación de culparse por los pecados veniales, como sí la tienen con los mortales.

¿Cuál es el pecado venial?

Pecado venial – Wikipedia, la enciclopedia libre

Este artículo o sección necesita que aparezcan en una, Este aviso fue puesto el 28 de julio de 2009.

El pecado venial, también llamado pecado leve, sería una negligencia, tropiezo o vacilación en el seguimiento de Cristo. El cometer pecados veniales, además, añadiría tiempo de purgatorio. En el sacramento de la penitencia o confesión, los cristianos no tienen la obligación de culparse por los pecados veniales, como sí la tienen con los mortales.

El acto penitencial al inicio de la Eucaristía perdona solo los pecados veniales. En la Teología moral, el pecado venial deja que la caridad siga existiendo en el hombre, constituyendo un desorden moral que está relacionado con la falta de amor, la violencia, la incredulidad, el rechazo y la burla, y no rompe la Alianza con Dios.

‘No priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por tanto, de la bienaventuranza eterna’, y puede ser humanamente reparado por la gracia de Dios habiéndose arrepentido de él con un acto de contrición perfecta. (I Jn 5, 16-17) (‘Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte, pida y le dará vida – a los que cometen pecados que no son de muerte pues hay un pecado que es de muerte por el cual no digo que pida-.

¿Qué es el pecado venial y cómo se borra?

Catecismo de la Iglesia Católica, Tercera parte, Primera sección, capítulo primero, artículo 8, 1846-1876

  • TERCERA PARTELA VIDA EN CRISTO
  • PRIMERA SECCIÓNLA VOCACIÓN DEL HOMBRE:
  • LA VIDA EN EL ESPÍRITU
  • CAPÍTULO PRIMEROLA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
  • ARTÍCULO 8EL PECADO

1846 El Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia de Dios con los pecadores (cf Lc 15). El ángel anuncia a José: ‘Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados’ ( Mt 1, 21). Y en la institución de la Eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice: ‘Esta es mi sangre de la alianza, que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados’ ( Mt 26, 28).1847 Dios, ‘que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti’ (San Agustín, Sermo 169, 11, 13).

La acogida de su misericordia exige de nosotros la confesión de nuestras faltas. ‘Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia’ ( 1 Jn 1,8-9).1848 Como afirma san Pablo, ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’ ( Rm 5, 20).

Pero para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro corazón y conferirnos ‘la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor’ ( Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios, mediante su Palabra y su Espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado: «La conversión exige el reconocimiento del pecado, supone el juicio interior de la propia conciencia, y éste, puesto que es la comprobación de la acción del Espíritu de la verdad en la intimidad del hombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la dádiva de la gracia y del amor: ‘Recibid el Espíritu Santo’.

Así, pues, en este ‘convencer en lo referente al pecado’ descubrimos una « doble dádiva »: el don de la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la redención. El Espíritu de la verdad es el Paráclito» ( 31).1849 El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes.

Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como ‘una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna’ (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22, 27; San Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q.71, a.6) ) 1850 El pecado es una ofensa a Dios: ‘Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces’ ( Sal 51, 6).

  1. El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones.
  2. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse ‘como dioses’, pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal ( Gn 3, 5).
  3. El pecado es así ‘amor de sí hasta el desprecio de Dios’ (San Agustín, De civitate Dei, 14, 28).

Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación (cf Flp 2, 6-9).1851 Es precisamente en la Pasión, en la que la misericordia de Cristo vencería, donde el pecado manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos.

Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo (cf Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados.1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: ‘Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios’ (5,19-21; cf Rm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5).1853 Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan.

Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismo; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: ‘De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones.

  • Robos, falsos testimonios, injurias.
  • Esto es lo que hace impuro al hombre’ ( Mt 15,19-20).
  • En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.1854 ‘Conviene valorar los pecados según su gravedad.
  • La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura (cf 1Jn 5, 16-17) se ha impuesto en la tradición de la Iglesia.

La experiencia de los hombres la corroboran.’

  1. 1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
  2. El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.
  3. 1856 El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación:
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«Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado, por su objeto mismo, tiene causa para ser mortal sea contra el amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc., o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc En cambio, cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc., tales pecados son veniales» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q.88, a.2, c).1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: ‘Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento’ ( 17).1858 La materia grave es precisada por los Diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: ‘No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre’ ( Mc 10, 19).

La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño.1859, El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento, Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios.

Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.1860, La ignorancia involuntaria puede disminuir, y aún excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscritos en la conciencia de todo hombre.

Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal.1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana como lo es también el amor.

Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno.

Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios.1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento.1863 El pecado venial debilita la caridad; entraña un afecto desordenado a bienes creados; impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral; merece penas temporales.

El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no rompe la Alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios. ‘No priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna’ ( 17): «El hombre, mientras permanece en la carne, no puede evitar todo pecado, al menos los pecados leves.

  • Pero estos pecados, que llamamos leves, no los consideres poca cosa: si los tienes por tales cuando los pesas, tiembla cuando los cuentas.
  • Muchos objetos pequeños hacen una gran masa; muchas gotas de agua llenan un río.
  • Muchos granos hacen un montón.
  • ¿Cuál es entonces nuestra esperanza? Ante todo, la confesión.» (San Agustín, In epistulam Iohannis ad Parthos tractatus 1, 6).1864 ‘Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada’ ( Mc 3, 29; cf Mt 12, 32; Lc 12, 10).

No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna.1865 El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos.

  • De ahí resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal.
  • Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz.1866 Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano ( Conlatio, 5, 2) y a san Gregorio Magno ( Moralia in Job, 31, 45, 87).

Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.1867 La tradición catequética recuerda también que existen ‘pecados que claman al cielo’, Claman al cielo: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4).

  • 1868 El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos:
  • — participando directa y voluntariamente;— ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos; — no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo;
  • — protegiendo a los que hacen el mal.

1869 Así el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la bondad divina. Las ‘estructuras de pecado’ son expresión y efecto de los pecados personales.

  • Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal.
  • En un sentido analógico constituyen un ‘pecado social’ (cf 16).1870 ‘Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos de misericordia’ ( Rm 11, 32).1871 El pecado es ‘una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna’ (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22).

Es una ofensa a Dios. Se alza contra Dios en una desobediencia contraria a la obediencia de Cristo.1872 El pecado es un acto contrario a la razón. Lesiona la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana.1873 La raíz de todos los pecados está en el corazón del hombre.

Sus especies y su gravedad se miden principalmente por su objeto.1874 Elegir deliberadamente, es decir, sabiéndolo y queriéndolo, una cosa gravemente contraria a la ley divina y al fin último del hombre, es cometer un pecado mortal. Este destruye en nosotros la caridad sin la cual la bienaventuranza eterna es imposible.

Sin arrepentimiento, tal pecado conduce a la muerte eterna.1875 El pecado venial constituye un desorden moral que puede ser reparado por la caridad que tal pecado deja subsistir en nosotros.1876 La reiteración de pecados, incluso veniales, engendra vicios entre los cuales se distinguen los pecados capitales.

¿Cuáles son los pecados veniales y mortales ejemplos?

Todo el mal que se produce con el pecado no es capaz de apagar el Amor de Dios. Por: P. Fernando Pascual L.C. | Fuente: Catholic net Es fácil encontrar a personas que no saben exactamente qué es el pecado, cuáles son los tipos de pecados que existen, y cómo distinguir si una cosa que han hecho es o no es pecado.

Son personas que quizá han ido a varios cursos de catequesis, han estudiado religión, han nacido tal vez en una familia cristiana. Pero sobre este tema, por motivos diversos, las ideas están más bien confusas, y no distinguen bien entre los actos que nos alejan de Dios y de la Iglesia (eso es el pecado) y los que no.

De modo breve, podríamos recordar que el pecado es, ante todo, algo que nos aparta del buen camino, que nos aleja del amor. El Catecismo de la Iglesia Católica (n.1849) enseña que el pecado es una falta “al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes.

  1. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana”.
  2. Si el pecado consiste en faltar al amor, entonces resulta fácil distinguir entre dos tipos de pecados: los pecados mortales, y los pecados veniales.
  3. El pecado moral mata el amor y nos lleva a separarnos del fin de nuestra vida, Dios.
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El pecado venial, en cambio, es un acto que, sin romper completamente el amor, sin apartarnos del todo del fin, daña nuestra vida al hacernos menos perfectos. Ejemplos claros de pecados mortales son el crimen, la blasfemia, el robo o el adulterio. Serían, en cambio, pecados veniales, ceder unos minutos a la pereza, perder el tiempo en conversaciones inútiles, estar en misa con el pensamiento en lo que vamos a hacer cuando termine la ceremonia.

  • La Iglesia nos recuerda que, para que exista un pecado mortal, deben darse tres condiciones: que el acto sea grave (“materia grave”), que se cometa con pleno conocimiento, y que antes haya habido un consentimiento deliberado.
  • Recordemos brevemente estas tres condiciones.
  • Materia grave: coincide fundamentalmente con los Diez Mandamientos.

Dios nos pide que le amemos, que respetemos su Nombre, que santifiquemos las fiestas, que honremos a nuestros padres, etc. Todo ello es parte de nuestra vocación cristiana al amor. Cuando no vivimos los Mandamientos, el amor se marchita, la unión con Dios se pierde: fallamos en nuestra amistad con Dios y en la unión con los demás.

  • Pleno conocimiento (o “advertencia plena”): es posible que, sin saber lo que se hace, uno cometa un acto grave.
  • Por ejemplo: disparo un fusil para ahuyentar a un perro peligroso, pero la bala sale con una trayectoria extraña y termina por matar a un niño escondido detrás de un matorral cerca del perro.

Yo no sabía (no tenía “pleno conocimiento”) que había un niño ahí cerca, así que no tengo culpa directa por haber producido su muerte. Otro ejemplo: no sé que emborracharme es materia grave (¡lo es!, pero no me lo han dicho nunca) y me emborracho. No cometí pecado mortal porque no sabía que emborracharse era materia grave.

Consentimiento libre: a veces uno conoce que algo es malo, pero toma su decisión en un estado de angustias o de confusiones internas que le quitan la libertad; o tal vez se encuentra en esos momentos en los que estamos entre despiertos o dormidos y no controlamos bien nuestros actos. Un acto cometido así no es pecado, precisamente porque falta algo típico del hombre: la opción libre.

En cambio, sí es pecado lo que hacemos a sabiendas y porque lo queremos, incluso cuando lo queremos como una especie de desahogo o con excusas (“estoy tenso”, “total, todos lo hacen”, “sé que está mal, pero por una vez que lo haga no pasa nada”, etc.).

  1. Detenernos aquí es quedarnos a mitad del camino, pues la historia del pecado no termina en el momento en el que tenemos la desgracia de cometerlo.
  2. Después del pecado se producen una serie de consecuencias, de tipo personal (el daño que nos hacemos a nosotros mismos), de tipo social (el daño que hacemos a los demás) e, incluso, de tipo cósmico.

Sin embargo, todo el mal que se produce con el pecado no es capaz de apagar el Amor de Dios, que viene en búsqueda de cada uno de sus hijos, que ofrece su perdón a quien se arrepiente, que levanta al caído, que da fuerzas al débil para reiniciar el camino.

Son experiencias que podemos hacer en el sacramento de la confesión, y que llenan de una paz y de una alegría indescriptibles al corazón arrepentido. El amor es más fuerte que el pecado, la misericordia ilumina los rincones más oscuros del alma de cada hombre y de cada mujer que se acercan a Jesucristo y le piden, con un arrepentimiento sincero, perdón.

Para profundizar: http://es.catholic.net/escritoresactuales/251/462/articulo.php?id=7087 Preguntas o comentarios al autor

¿Cómo saber si un pecado es venial o mortal?

Lo primero, en que el mortal quita la vida al alma privándola de la vida de la gracia, y el venial sólo priva del fervor de la caridad. Lo segundo, en que el mortal, cuanto es de sí destruye a Dios, mas no el venial. Lo tercero, en que el mortal quita la amistad con Dios, y el venial sólo la entibia.

¿Cómo me puedo confesar sin ir a la Iglesia?

Claro: si no puede encontrar un sacerdote con quien confesarse, hable directamente con Dios, su padre, y dígale la verdad. Di: ‘Señor, hice esto, esto, perdóname’ y pide perdón con todo tu corazón ‘. Haz un acto de contrición, dijo el papa, y promete a Dios: ‘Después iré a confesarme, pero perdóname ahora’.

¿Qué tipo de pescado es el bullying?

Tipos de bullying – Pero para poder ponerle freno, hay que tener claro qué es el bullying, Son conductas continuadas, intencionadas y que generan indefensión en la víctima. Según ‘Yo a eso no juego. Guía de actuación frente al acoso y el ciberacoso para padres y madres’, de Save the Children, y la Universidad Internacional de Valencia, se manifiesta así:

Bullying verbal: insultos, descalificaciones, motes ofensivos, desprecios, difundir rumores, bromas insultantes Acoso psicológico: amenazas, intimidaciones, persecución, chantajes Bullying físico: empujones, patadas, zancadillas, golpes, palizas, robos Exclusión social: rechazo manifiesto a la participación en actividades en grupo, ignorándolo, aislándolo y excluyéndolo del resto. Acoso sexual físico: tocamientos, intimidación o abuso sexual, difusión de rumores o cotilleos de la misma temática o relacionada con el comportamiento u orientación sexual, comentarios y verbalizaciones groseras de carácter sexual Ciberacoso: cualquier conducta de maltrato y violencia psicológica efectuada utilizando las tecnologías de la información. La lista es inmensa: enviar mensajes dañinos o desagradables; publicar una fotografía sin autorización de quien aparece; apropiarse de información privada de otra persona y difundirla en la Red; insultar, despreciar, vejar o amenazar en Internet; crear falsos rumores sobre una persona y difundirlos; ridiculizar a algún jugador durante un videojuego online o expulsarle del mismo. En la web Tú decides en Internet, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) explica que leer los mensajes de alguien sin su permiso y luego emplear esa información para humillarle o descalificarle es ciberbullying, al igual que hacer fotos u obligar a hacerlas o mandarlas.

¿Cuáles son los pecados veniales ejemplo?

El pecado venial no rompe la amistad con Dios, aunque no significa que está bien. Algunos ejemplos : Una mentira ‘piadosa’ Un joven llega a su casa a las 4 de la mañana, al día siguiente su padre le pregunta: ¿A que hora llegaste? Y dice, a las doce.

¿Cuándo se deja de comulgar?

Lección 62.ª – P. – Y de parte del cuerpo, ¿qué disposición se requiere? R. – Llegar, no siendo la comunión por Viático, en ayunas, sin haber comido ni bebido cosa alguna, ni aun por medicina, desde las doce de la noche antecedente. -328- P. – El enfermo crónico, a quien, sin estar de peligro, daña el permanecer en ayunas, ¿puede comulgar? R.

  • Siendo la comunión Pascual, puede; mas siendo por devoción, el párroco verá de consultar al Obispo.P.
  • ¿Es bueno, estando enfermo, recibir a menudo en casa la comunión? R.
  • Sí, padre; y donde no hay esa costumbre, desea la Iglesia que se introduzca.
  • La respuesta del Catecismo a la primera pregunta no puede ser más clara; sin embargo, suelen ocurrir muchas dudas y temores, que aunque proceden de ignorancia, muestran el profundo respeto de los fieles a la sagrada Comunión.
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Ojalá que ese respeto no hiciera a todos disponer con más cuidado el alma, porque la disposición corporal es fácil, y también lo es, cuando falta, diferir la comunión para otro día. Vamos, sin embargo, a explicarla, porque pecaría mortalmente quien a sabiendas, fuera de ciertos casos que diremos, comulgase sin estar en ayunas.

  1. El ayuno que para comulgar se exige por precepto eclesiástico, se llama ayuno natural, cual aquí lo pone el Catecismo; y no el eclesiástico que se explica en los Mandamientos de la Iglesia.
  2. Para no poder comulgar basta la más pequeña cantidad que se coma o se beba después de media noche; pero nótese primero, que no cuenta por comida ni bebida lo que no entra de fuera de la boca y pasa al estómago; segundo, ni lo que se traga a modo de saliva o con la respiración; ni tercero, lo que no sea digerible.

Esto supuesto, no impide la comunión el pasar, aunque es mejor echarlas fuera, las briznas que de la cena quedan tal vez entre los dientes y encías; ni el polvo, nieve o algún insectillo que al respirar se cuela; ni algunas gotas que sin querer pasan al lavarse la boca a probar el caldo; ni el humo del tabaco o alcanfor; ni algún poco de rapé que de las narices cayera en el estómago; y menos si uno se muerde las -329- uñas o traga alguna piedrecilla, papel u otra materia semejante y que no se digiere.

¿Y el que no está cierto si comió o bebió algo después de media noche? No hay dificultad en que comulgue. ¿Y si los relojes no van acordes? Es lícito atenerse al último que da, como no conste que anda o que suele andar mal. ¿Y el que toma algo oída la primera campanada, pero antes de que dé la duodécima? Deje la comunión para otro día, a no ser que tenga grave motivo para no diferirla, pues entonces podría comulgar, siguiendo la opinión de varios doctores de peso.

Los casos en que se puede comulgar sin estar en ayunas, son éstos: primero, en peligro de muerte; y así puede hacerlo no sólo un enfermo de gravedad, sino un reo en capilla; segundo, por cumplir el precepto pascual cuando la enfermedad o debilidad no le permite hacerlo en ayunas; tercero, algunos teólogos añaden que a quien por enfermo o débil nunca puede comulgar en ayunas, se le puede administrar no sólo por Pascua, sino algunas veces entre año, pero los más niegan que eso sea lícito, pues se salva la dificultad comulgando a media noche 143,

Este medio no sería conveniente tratándose de una religiosa, por lo cual aconseja el Catecismo el recurso al Obispo, quien acaso prefiera impetrar licencia de Roma, lo cual no es tan raro como algunos piensan; cuarto, cuando fuera preciso para salvar de algún peligro o profanación inminente el Sacramento, como arriba se dijo, y también por evitar algún grave escándalo o infamia 144,

Una vez recibido el Santo Viático, para lo cual basta que el peligro de muerte sea probable, mientras éste dura, puede el enfermo que lo desee, recibir sin estar ayuno, la sagrada Comunión cada semana y aun con más frecuencia. En algunos pueblos no hay costumbre de llevar, el -330- Señor a los enfermos que no están de peligro, si no es por cumplimiento de Iglesia; pero esos pueblos suelen ser los mismos en que tampoco las personas sanas frecuentan los Santos Sacramentos.

Nuestra Santa Madre la Iglesia encarga que se introduzca la costumbre contraria, y que sanos y enfermos frecuenten, si así lo desean, la Confesión y Comunión 145, Yo he conocido enfermos habituales que comulgaban en sus casas cada ocho días; y si alguna vez no pueden comulgar, sepan que no hay obligación de comulgar siempre que uno se confiesa; y que es un dolor privarse de los bienes de la confesión, por no poder conseguir siempre los de la comunión.

En algunas partes ponen dificultad en preparar tantas veces la casa y avisar a los vecinos o cofrades. ¡Cuán poca fe por un lado, y por otro cuánta ignorancia! Poca fe, porque si se tratara de un personaje terreno que se dignase venir a menudo a visitarnos, todo lo allanaríamos; ignorancia, porque no exige el Rey celestial esos preparativos.

Verdad es que todo es poco para tal huésped, y que es muy laudable el ornato y acompañamiento posibles, cuando se lleva el Señor por la calle; pero basta que, avisado el pueblo con algunas campanadas, esté aseada la habitación del enfermo, con una mesa, mantel limpio, dos velas de cera y un vaso; y que al sacerdote acompañe un monaguillo con campanilla y farol.

En esas comuniones de devoción no se usa el rito del Santo Viático, sino el sencillo con que se comulga en la Iglesia, sólo que se da al fin la bendición al enfermo con el mismo Santísimo Sacramento. De todo abusamos: muy buena es la mayor pompa en los Sagrados Viáticos, pero es un error creerla necesaria, y peor aún dejar por esto los enfermos la comunión frecuente, cuando la Iglesia, por facilitarla, exige tan poco.

¿Querrá alguno saber si en seguida de comulgar -331- es pecado tomar alimento o bebida? Antiguamente había que continuar ayuno hasta las tres de la tarde, pero hoy no existe tal precepto, y se puede comer pasado un rato; con menor causa se permite beber agua o vino en seguida, principalmente si es para pasar más fácilmente la Sagrada Forma; tanto, que al enfermo que por sequedad de la boca no pudiera tragarla, se le da la comunión en la misma bebida.

¿Es lícito comulgar al que padece de tos? Sí por cierto, como no sea tan continua que no le deje espacio para tragar la Sagrada Hostia. Otra cosa sería si sufriera de vómitos, porque éstos, a diferencia de las flemas, suben del estómago; por lo cual, si el vómito lo excita el alimento, puede el enfermo grave probar si arroja una hostia pequeñita no consagrada, y si no la arroja, comulgar; pero si el vómito no proviene del alimento, no comulgue hasta que cesen los vómitos, al menos por seis horas.

También al enfermo que delira puede darse una Forma sin consagrar, y si la recibe decentemente, darle luego la Consagrada. El saber esta doctrina es verdad que toca más a los párrocos que a los simples fieles, pero se pone aquí para evitar dos escollos: porque unos hay que no se atreven a comulgar por la tos, y otros que se empeñan en comulgar a pesar de los frecuentes vómitos.

¿Y si por algún accidente imprevisto vomitase uno la hostia consagrada? Si no hay sacerdote ni clérigo a quien avisar, una de dos: o la hostia aparece entera, y entonces con la reverencia posible se reserva en algún sitio o vaso decente para llevarla a la iglesia; o si está la Hostia mezclada con otras substancias, se empapa todo junto en estopas, y éstas se queman para llevar las cenizas a la piscina de la iglesia.

¿Cuál es el sinonimo de venial?

Sinónimo ‘ venial ‘ ligero, pequeño – Diccionario de sinónimos.

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