Biblia y traducción (37): «Yo sé que mi Redentor vive» – Por Juan Gabriel López Guix «Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios» (Reina-Valera, 1995). Estos versículos pertenecen al libro de Job (19:25-26), una obra sobre el tema del justo sufriente y la injusticia divina.
- Se trata de un motivo cuyo ejemplo más antiguo es El hombre y su dios, un texto sumerio de la tercera dinastía de Ur, a finales del tercer milenio.
- El texto bíblico, datado en los siglos v – vi a.e.c.
- Narra el infortunio de un hombre recto que es objeto de una apuesta entre Dios y Satán como consecuencia de la cual el segundo lo atormenta con todo tipo de desgracias para que reniegue del primero.
Tras perder sus riquezas y a sus diez hijos, cubierto de pústulas, Job insiste en su inocencia, rechaza maldecir a Dios e invoca la intervención de un goel, traducido más arriba como «Redentor». Dentro de la tradición cristiana, estos versos se han leído como anuncio de la venida de Cristo y como afirmación de la doctrina de la resurrección de los muertos.
Es la interpretación recogida musicalmente en el Mesías de Haendel, quien a esos dos versículos (extraídos de la Biblia del Rey Jacobo en una formulación muy parecida) yuxtapuso un tercero del Nuevo Testamento que presenta la resurrección de Cristo como primicia de las demás resurrecciones (1 Corintios 15:20).
En el libro de Job, la interpretación se refuerza textualmente con la elección léxica de «redentor» y el uso de la mayúscula; y, paratextualmente, con las notas explicativas. Así, Torres Amat, que traduce: «Porque yo sé que vive mi Redentor, y que yo he de resucitar del polvo de la tierra en el último día», comenta al pie que esas palabras suponen «descubrir un gran misterio, cual es el de la resurreccion,
Como profeta hablaba ya de Jesu-Christo mirándole presente». En el marco jurídico israelita, el goel era el familiar varón más cercano sobre quien recaía la obligación de vengar un delito de sangre, rescatar una propiedad o a un deudo de la esclavitud, o asegurar la descendencia de un pariente difunto.
Interpretado figuradamente como Dios en textos posexílicos, no parece aquí que esa figura sea la propia divinidad (considerada causante de la desdicha unos versículos más arriba), sino un mediador o defensor angélico. Así, Cantera-Iglesias traduce:
Yo ya sé que mi vindicador vive y | que, por último se erguirá sobre la tierra; pero después de que mi piel haya sido arrancada a tiras ésta, | más yo querría ver a ‘Ĕloah estando aún en mi carne.
Ni rastro de redentores con mayúsculas ni minúsculas, ni tampoco atisbo alguno de resurrección. Es patente el esfuerzo por alejarse de la lectura facilitadora y no ahorrar al lector la lucha por el sentido. Otras versiones modernas comparten el impulso por rechazar el término Redentor y la idea de resurrección, que parece ajena a Job como se aprecia en el siguiente fragmento (16:19-22) traducido por Julio Trebolle y Susana Pottecher: Y ahora, mi Testigo en los cielos, en lo alto mi defensor.
- Abogado mío, compañero mío, lloran mis ojos ante Eloaj.
- Que juzgue él entre Eloaj y un humano como entre un hombre y su testigo.
- Porque pasarán los años y yo me iré por el camino de «No volver».
- Respecto a la prefiguración de Cristo, sigue el forcejeo en las traducciones contemporáneas.
- Así, la Biblia Traducción Interconfesional («Yo sé que vive mi Vengador, que se alzará el último sobre el polvo») comenta en nota la improbabilidad de que el acusador de Job sea al mismo tiempo su rescatador y se decanta por un intermediario celeste.
En cambio, el comentario de la Biblia de la Universidad de Navarra («Bien sé que mi defensor vive y que Él, el último, se alzará sobre el polvo») equipara el goel con Dios y recurre a Jerónimo, Gregorio Magno y Tomás de Aquino para introducir la prefiguración de Cristo.
¿Qué dice en Job 19 25?
25 a Yo sé que mi b Redentor vive,y que c al final se levantará d sobre el polvo.26 Y después de deshecha esta mi a piel,aún he de b ver en mi c carne a Dios, 27 a quien yo veré por mí mismo;y mis ojos lo verán, y no otro,aunque mi corazón se consume dentro de mí.
¿Qué dice San Juan 11 25?
1 Estaba entonces enfermo uno llamado a Lázaro, de Betania, la aldea de b María y de c Marta, su hermana.2 ( a Y María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que b ungió al Señor con perfume y enjugó sus pies con sus cabellos).3 Enviaron, pues, sus hermanas a decir a Jesús: Señor, he aquí, el que amas está enfermo.4 Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la a gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.5 Y amaba Jesús a Marta, y a su hermana y a Lázaro.6 Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.7 Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez.8 Le dijeron los discípulos: Rabí, hace poco los judíos procuraban apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que a anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo.10 Pero el que anda de noche tropieza, porque no hay luz en él.11 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarle.12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, se recuperará.13 Pero Jesús hablaba de la muerte de Lázaro, y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.14 Entonces, Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él.16 Dijo entonces Tomás, llamado el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con a él,17 Llegó, pues, Jesús a y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro.18 Y Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince a estadios ; 19 y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para consolarlas por su hermano.20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto; 22 mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará.24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.25 Le dijo Jesús: Yo soy la a resurrección y la b vida ; el que cree en mí, aunque esté c muerto, d vivirá,26 Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás.
¿Crees esto? 27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.28 Y cuando hubo dicho esto, fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama.29 Ella, cuando lo oyó, se levantó deprisa y fue a él.30 (Jesús aún no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado).31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado deprisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.32 Y María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.33 Jesús entonces, cuando la vio llorando, y a los judíos que habían llegado con ella también llorando, se conmovió en espíritu, y se turbó, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.35 Y lloró Jesús.36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.37 Pero algunos de ellos dijeron: ¿No podía este, que abrió los ojos al ciego, haber hecho que Lázaro no muriera? 38 Y Jesús, conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro.
Era una cueva, la cual tenía una piedra puesta encima.39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, pues lleva cuatro días.40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto.
Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy porque me has oído.42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que a tú me has enviado.43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había estado muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario.
Jesús les dijo: Desatadle y dejadle ir.45 Entonces muchos de los judíos que habían venido a ver a María y habían visto lo que había hecho Jesús creyeron en él.46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.47 Entonces los principales a sacerdotes y los fariseos se juntaron en concilio y decían: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchos b milagros,48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación.49 Entonces a Caifás, uno de ellos, b sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada, 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre a muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.51 Mas esto no lo dijo de sí mismo, sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52 y no solamente por esa nación, sino también para a reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.53 Así que, desde aquel día convinieron en matarle.54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la tierra que está junto al desierto, a una ciudad que se llama Efraín, y se quedó allí con sus discípulos.55 Y estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse.56 Y buscaban a Jesús y, estando en el templo, hablaban los unos con los otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? 57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno sabía dónde estaba Jesús, lo manifestase para tomarle preso.
¿Dónde se encuentra Yo sé que mi Redentor vive?
(28-17) David O. McKay – ‘Hermanos y hermanas, desde mi infancia he atesorado la verdad de que Dios es un ser personal y también ciertamente, nuestro Padre al cual podemos acercarnos en oración y recibir respuesta a la misma. Mi testimonio del Señor resucitado es tan real como el de Tomás, quien dijo del Cristo resucitado cuando éste se mostró a sus discípulos: ‘¡Señor mío, y D¡os mío!’ (Juan 20:28).
- Yo sé que El vive.
- El es Dios manifestado en la carne y sé que en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos’ (Hechos 4:12).
- Yo sé que El hablará con sus siervos que lo busquen con humildad y rectitud.
- Lo sé porque he oído su voz, y he recibido su guía en asuntos relativos a su reino aquí en la tierra.
‘Sé que su Padre, nuestro Creador, vive. Sé que ellos se aparecieron al profeta José Smith y le dieron las revelaciones que ahora tenemos contenidas en las Doctrinas y Convenios y en otros libros de la Iglesia. Este conocimiento es tan real para mí como el que viene a nosotros en la vida cotidiana.
¿Qué dice Isaías 26 19?
19 Tus muertos a vivirán; junto con mi cuerpo muerto b se levantarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo!, porque tu rocío es cual c rocío de hierbas, y la tierra entregará los espíritus de los muertos.
¿Qué fue lo que le dijo Dios a Job?
Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Job era un buen hombre que amaba a Jehová y guardaba Sus mandamientos. Él y su esposa tenían diez hijos, y tenía muchos rebaños de animales y una gran riqueza. Job 1:1–5 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Jehová permitió que se pusiera a prueba la fe de Job. Job experimentó cosas difíciles. Job 1:6–12 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Un día, muchos de los animales de Job fueron robados. Más tarde, un fuego quemó todas las propiedades de Job y mató a todos sus sirvientes y los demás animales. Luego, una tormenta derribó la casa de un hijo de Job. Los hijos de Job estaban adentro y todos murieron. A Job y a su esposa no les quedaba nada más que su salud. Job 1:13–19 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Job y su esposa estaban tristes. Lo perdieron todo, incluso a sus hijos, pero Job todavía tenía fe en Jehová. No culpaba al Señor por lo sucedido. Job 1:20–22 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Entonces, Job enfermó gravemente; llagas dolorosas le cubrieron el cuerpo. Job y su esposa se preguntaban por qué estaban sucediendo todas esas cosas malas. Job 2:7–9 ; 3:1–11 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Jehová habló a Job y le mostró la tierra, las estrellas y todos los seres vivientes. Le enseñó una lección importante. Todas las cosas fueron creadas para ayudar a los hijos del Padre Celestial a aprender acerca de Su Hijo Jesucristo y a seguirlo. Job 38–41 Imagen Relatos del Antiguo Testamento: Job Job se arrepintió y le pidió a Jehová que lo perdonara por dudar. Prometió confiar en Jehová. Jehová sabía que Job lo amaba. Sanó a Job y lo bendijo con más hijos y el doble de la riqueza que tenía antes. Job 19:25–26 ; 42
¿Qué dice Juan 1 18?
1 a En el principio era el b Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el c Verbo era d Dios,2 Este estaba en el a principio con Dios.3 Todas las cosas por medio de él fueron a hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.4 En él estaba la a vida, y la vida era la b luz de los hombres.5 Y la a luz resplandece en las b tinieblas, y las tinieblas no la c comprendieron,6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba a Juan,7 Este vino como testigo, para dar a testimonio de la luz, a fin de que todos b creyesen por medio de él.8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.9 Aquel era la a luz verdadera que b alumbra a todo hombre que viene a este mundo.10 En el a mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo b no le conoció.11 A los suyos vino, y los suyos no le a recibieron,12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio a potestad de llegar a ser b hijos de Dios; 13 que no a nacieron de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios.14 Y el Verbo fue hecho a carne y habitó entre nosotros (y b vimos su c gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.15 Juan dio a testimonio de él y clamó, diciendo: Este es aquel de quien yo decía: El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo.16 Porque de su plenitud recibimos todos, y a gracia sobre gracia.17 a Porque la b ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la c verdad vinieron por medio de Jesucristo.18 A Dios a nadie le vio b jamás ; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.19 Y este es el testimonio de a Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? 20 Y confesó y no negó, sino que confesó: Yo no soy el Cristo.21 Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú a Elías ? Dijo: No lo soy.
- ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.22 Entonces le dijeron: ¿Pues quién eres?, para que demos respuesta a los que nos enviaron.
- ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la a voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.25 Entonces le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta? 26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo a bautizo con agua, mas en medio de vosotros hay uno a quien vosotros no conocéis.27 a Este es el que ha de venir después de mí, el que es antes de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.28 Estas cosas acontecieron en a Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.29 Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el a Cordero de Dios, que quita el b pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón que es antes de mí, porque era primero que yo.31 Y yo no le conocía, pero para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.32 Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al a Espíritu que descendía del cielo como b paloma, y que reposó sobre él.33 a Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y que reposa sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.34 Y yo le he visto y he dado a testimonio de que este es el Hijo de Dios.35 Al siguiente día otra vez estaba Juan, y con él dos de sus discípulos.36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios! 37 Y los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.38 Y volviéndose Jesús y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que interpretado quiere decir Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved.
Entonces fueron y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día, porque era como la hora décima.40 a Andrés, hermano de b Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y que habían seguido a Jesús.41 Aquel halló primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al a Mesías (que interpretado es, el Cristo).42 Y le trajo a Jesús.
¿Donde dice en la Biblia Yo soy la resurrección y la vida?
11, 19-27)
¿Cuando pases por las aguas?
1 Y ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te he a redimido ; te puse nombre; mío eres tú.2 Cuando pases por las a aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el b fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti.3 Porque yo, Jehová, Dios tuyo, el a Santo de Israel, soy tu b Salvador ; a c Egipto he dado por tu d rescate ; a Etiopía y a Seba, a cambio de ti.4 Porque ante mis ojos fuiste de a gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres a cambio de ti y naciones a cambio de tu vida.5 a No temas, porque yo estoy contigo; del oriente b traeré tu descendencia y del occidente te recogeré.6 Diré al norte: Da acá, y al sur: No los retengas; a trae desde lejos a mis hijos, y a mis hijas desde los confines de la tierra, 7 a todos los llamados por mi nombre, para a gloria mía los creé, los formé y los hice.8 Sacad al pueblo que es ciego, aunque tiene ojos, y a los sordos, aunque tienen oídos.9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos.
¿Quién de ellos hay que nos dé nuevas de esto y que nos haga oír las cosas anteriores? Presenten sus testigos y justifíquense; oigan y digan: Es verdad.10 a Vosotros sois mis b testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo c escogí, para que me conozcáis, y d creáis y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios alguno, ni lo será después de mí.11 Yo, yo soy Jehová, y a fuera de mí no hay quien b salve,12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno.
Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, y yo soy Dios.13 Aun antes que hubiera día, yo soy, y no hay quien libre de mi mano; yo actúo, ¿y quién lo revoca? 14 Así dice Jehová, a Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vuestra causa envié a Babilonia e hice descender a todos ellos como fugitivos, aun el clamor jactancioso de los caldeos en sus naves.15 Yo soy Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro a Rey,16 Así dice Jehová, el que a abre camino en el mar y senda en las aguas impetuosas; 17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; se a caen juntamente para no levantarse; quedan extinguidos, como pabilo quedan apagados: 18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas.19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz.
¿Qué dice en Juan 20 28?
1 Y el a primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana al sepulcro, siendo aún oscuro; y vio quitada la piedra del b sepulcro,2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro a discípulo, a quien amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.3 Y salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro.4 Y corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro.5 E inclinándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.6 Entonces llegó Simón Pedro siguiéndole, y entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, 7 y el a sudario que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.8 Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro, y vio y creyó.9 Pues aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él a resucitase de entre los b muertos,10 Y volvieron los discípulos a los suyos.11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro; 12 y vio a dos a ángeles con ropas blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.14 Y cuando hubo dicho esto, se volvió y a vio a Jesús que estaba allí; pero no sabía que era Jesús.15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni!, que quiere decir, Maestro.17 Jesús le dijo: a No me toques, porque aún no he subido a mi b Padre ; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.18 Fue María Magdalena entonces a dar las nuevas a los discípulos de que había visto al Señor y que él le había dicho estas cosas.19 Y al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban reunidos por miedo a los judíos, vino Jesús, y se puso en medio y les dijo: ¡ a Paz a vosotros! 20 Y cuando hubo dicho esto, les mostró las a manos y el costado.
Y los discípulos se regocijaron al ver al Señor.21 Entonces Jesús les dijo otra vez: ¡Paz a vosotros! Como a me envió el Padre, así también yo b os envío.22 Y cuando hubo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.23 A los que a perdonéis los pecados, les serán perdonados; y a quienes se los retengáis, les serán retenidos.24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: ¡Hemos visto al Señor! Y él les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto mi dedo en el lugar de los clavos y meto mi mano en su costado, no creeré.26 Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás.
Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y dijo: ¡Paz a vosotros! 27 Luego le dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo y mira mis manos; y acerca acá tu mano y a ponla en mi costado; y no seas incrédulo, sino b creyente,28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, has creído; a bienaventurados los que no vieron y creyeron.30 Y también hizo Jesús muchas otras a señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están b escritas en este libro.31 Pero estas se han escrito para que a creáis que Jesús es el b Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis c vida en su d nombre,
¿Quién dijo Da pues a tu siervo corazón entendido?
Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
¿Qué dice Juan 1 18?
1 a En el principio era el b Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el c Verbo era d Dios,2 Este estaba en el a principio con Dios.3 Todas las cosas por medio de él fueron a hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.4 En él estaba la a vida, y la vida era la b luz de los hombres.5 Y la a luz resplandece en las b tinieblas, y las tinieblas no la c comprendieron,6 Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba a Juan,7 Este vino como testigo, para dar a testimonio de la luz, a fin de que todos b creyesen por medio de él.8 No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz.9 Aquel era la a luz verdadera que b alumbra a todo hombre que viene a este mundo.10 En el a mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo b no le conoció.11 A los suyos vino, y los suyos no le a recibieron,12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio a potestad de llegar a ser b hijos de Dios; 13 que no a nacieron de sangre, ni de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios.14 Y el Verbo fue hecho a carne y habitó entre nosotros (y b vimos su c gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.15 Juan dio a testimonio de él y clamó, diciendo: Este es aquel de quien yo decía: El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo.16 Porque de su plenitud recibimos todos, y a gracia sobre gracia.17 a Porque la b ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la c verdad vinieron por medio de Jesucristo.18 A Dios a nadie le vio b jamás ; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.19 Y este es el testimonio de a Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: Tú, ¿quién eres? 20 Y confesó y no negó, sino que confesó: Yo no soy el Cristo.21 Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú a Elías ? Dijo: No lo soy.
¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.22 Entonces le dijeron: ¿Pues quién eres?, para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? 23 Dijo: Yo soy la a voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos.25 Entonces le preguntaron y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías ni el profeta? 26 Y Juan les respondió, diciendo: Yo a bautizo con agua, mas en medio de vosotros hay uno a quien vosotros no conocéis.27 a Este es el que ha de venir después de mí, el que es antes de mí, de quien yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia.28 Estas cosas acontecieron en a Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.29 Al día siguiente vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡He aquí el a Cordero de Dios, que quita el b pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón que es antes de mí, porque era primero que yo.31 Y yo no le conocía, pero para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.32 Y Juan dio testimonio, diciendo: Vi al a Espíritu que descendía del cielo como b paloma, y que reposó sobre él.33 a Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y que reposa sobre él, ese es el que bautiza con el Espíritu Santo.34 Y yo le he visto y he dado a testimonio de que este es el Hijo de Dios.35 Al siguiente día otra vez estaba Juan, y con él dos de sus discípulos.36 Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: ¡He aquí el Cordero de Dios! 37 Y los dos discípulos le oyeron hablar y siguieron a Jesús.38 Y volviéndose Jesús y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que interpretado quiere decir Maestro), ¿dónde moras? 39 Les dijo: Venid y ved.
Entonces fueron y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día, porque era como la hora décima.40 a Andrés, hermano de b Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y que habían seguido a Jesús.41 Aquel halló primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos hallado al a Mesías (que interpretado es, el Cristo).42 Y le trajo a Jesús.