Que Es El Gozo Según La Biblia?

Que Es El Gozo Según La Biblia
El gozo es la intensidad de los sentidos, propio de los seres humanos ya que es una inmensa alegría. En el cristianismo, el gozo (del latín gaudium) hace parte del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), el segundo de los que enumera San Pablo en su carta a los Gálatas.

¿Qué es el significado de la palabra gozo?

M. Sentimiento de complacencia en la posesión, recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles.

¿Qué diferencia hay entre el gozo y la alegría?

Diferencia entre gozo y alegría En principio, gozo y alegría podrían ser sinónimos, separados en todo caso por un asunto de gradación, es decir, que el gozo constituye un mayor grado de regocijo que la mera alegría. Sin embargo, dichos matices no suelen ser tomados muy en cuenta en el habla cotidiana.

¿Qué es tener el corazón lleno de gozo?

El corazón lleno de gozo CUANDO NOS DEJAMOS LLEVAR por lo que sentimos, solemos buscar lo que suscita interés. No es fácil que en tal actitud miremos hacia el otro, para ayudarle. Otras veces, en cambio, escuchamos en nuestro interior algo que nos interpela y compromete.

En otros tiempos nos decían que era nuestro ‘ángel de la guarda’; y hoy, sin despreciar la ayuda de esos divinos mensajeros, más bien pensamos en la acción de Jesucristo, que está a la puerta y llama, o al soplo del Espíritu Santo, que nos mueve a poner en práctica lo que pudiera pasar inadvertido a nuestros ojos.

El Israel creyente celebraba a los cincuenta días de la Pascua la fiesta de las Semanas, que en los libros más tardíos se denomina Pentecostés, reflejando lo que ese vocablo significa: cincuenta. La Iglesia de Cristo celebra también, a los cincuenta días de la Pascua, la solemnidad de Pentecostés.

La 1ª lectura de la Misa de hoy presenta la llegada de un viento recio, que llena la casa donde se encontraban los Apóstoles, y que unas lenguas de fuego se posan sobre ellos. En hebreo, una misma palabra sirve para designar el viento y el Espíritu; y en la Biblia se presenta a Dios nimbado de fuego, y a Jesucristo que viene a traer fuego a la tierra, es decir, que viene a traer al mundo el Reino de Dios.

El Espíritu llena los corazones de los que lo reciben y hace que escuchen las maravillas de Dios. San Pablo dice a los Corintios que el Espíritu Santo suscita dones en la Iglesia, de modo que realicemos el bien en beneficio de todos. Gracias a haber sido bautizados en el mismo Espíritu, los miembros de la Iglesia formamos un solo cuerpo.

¿Cuál es el verdadero gozo?

El gozo es la intensidad de los sentidos, propio de los seres humanos ya que es una inmensa alegría. En el cristianismo, el gozo (del latín gaudium) hace parte del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22), el segundo de los que enumera San Pablo en su carta a los Gálatas.

¿Qué es el regocijo espiritual?

‘El gozo proviene de poseer el Espíritu en nuestra vida (véase Alma 22:15). Cuando tenemos el Espíritu, nos regocijamos por lo que el Salvador ha hecho por nosotros.’ Mis amados hermanos y hermanas, esta es la primera oportunidad que tengo de dirigirles la palabra desde que recibí mi nuevo llamamiento.

No tengo forma de expresarles ni el sentido de responsabilidad ni el de incompetencia que he experimentado, pero quiero que sepan que estoy muy agradecido por el privilegio de servir al Señor. El estribillo de uno de mis himnos favoritos dice, en parte: ‘Alzad la voz y alabad, cantad al Rey, loor cantad’ (‘A Cristo Rey Jesús’ Himnos, 30).

La letra de este himno fue sacada de la epístola de Pablo a los filipenses: ‘Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!’ (Filipenses 4:4). El diccionario define el regocijo como ‘Alborozo. Contento. Jubilo’ (María Moliner, Diccionario del uso del español 1990).

  1. La fuente del jubilo que nos hace regocijar es el conocimiento del plan de salvación.
  2. En el Evangelio según San Juan, el Salvador se aproximaba a las ultimas horas de Su vida terrenal, cuando tomaría sobre si las transgresiones del mundo, y al preparar a Sus discípulos para lo que El sabia que habría de acontecer, les dijo: ‘Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis ‘ (Juan 16:16).

Pero ellos no alcanzaban todavía a comprender lo que era la resurrección. Con dulzura, el Señor les explicó que se iría pero que regresaría, y aun les dijo lo que habrían de sentir: tristeza cuando El se fuera, ‘ pero os volveré a ver, y se gozara vuestro corazón, y nadie os quitaría vuestro gozo’ Juan 16:22).

  1. Así como la muerte del Salvador causó tanto pesar, las vicisitudes de la vida, tales como la muerte, las enfermedades, la pobreza y las heridas muchas veces provocan nuestra desdicha.
  2. Cuando nos separamos de nuestros seres amados, invariable-mente sufrimos pena y aflicción.
  3. La vida no es fácil y no sería apropiado menoscabar los problemas y las tribulaciones que experimentamos.

Tomando en consideración estas cosas, la Expiación del Salvador y Su promesa de vida eterna en compañía de nuestros seres queridos son tan significativas que, el no regocijarnos por ello, demuestra una falta de aprecio por el don del Salvador. El gozo proviene de poseer el Espíritu en nuestra vida (véase Alma 22:15 ).

Cuando tenemos el Espíritu, nos regocijamos por lo que el Salvador ha hecho por nosotros. ¿Que debemos hacer para experimentar esta clase de gozo? Además de recibir las ordenanzas de salvación y de seguir al Profeta actual, es necesario que vivamos de acuerdo con ciertos principios espirituales fundamentales, tales como la oración, el estudio de las Escrituras, el vivir con rectitud y el servir al prójimo.

Se entiende por supuesto que, si cometemos un acto pecaminoso, tenemos que arrepentirnos. Permítaseme mencionar otros tres aspectos o distracciones que es necesario evitar a fin de poder mantener el jubilo y regocijarnos mas plenamente en el don del Salvador: (1) Evitemos los pasatiempos que nos impidan hacer lo que debemos hacer; (2) evitemos acentuar las pequeñas imperfecciones, y (3) evitemos toda comparación desfavorable con las otras personas.

  • Con frecuencia solemos no percibir los pasatiempos que nos encaminan en una dirección mundana y nos impiden concentrarnos en Cristo.
  • Esencialmente, permitimos que los pasatiempos telestiales nos aparten de los fines celestiales.
  • A estos pasatiempos telestiales en nuestra familia las llamamos ‘dibujos animados de los sábados por la mañana’.
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Permítaseme explicarlo. Cuando nuestros hijos eran pequeños, mi esposa Mary y yo decidimos conservar la tradición que mi padre nos enseñó en mi niñez. El se reunía individualmente con cada uno de nosotros para ayudarnos a establecer metas en cuanto a varios aspectos de la vida y entonces nos enseñaba cómo la Iglesia, la escuela y otras actividades sanas nos ayudarían a lograr esas metas.

El estableció tres reglas: 1. Debíamos tener metas que valieran la pena.2. Podíamos cambiar nuestras metas en cualquier momento.3. No importa cuales fueren las metas que habíamos elegido, debíamos trabajar diligentemente para lograrlas. Como beneficiario de esta tradición, yo tenía el deseo de conservarla con mis hijos.

Cuando nuestro hijo Larry tenía cinco años de edad, le pregunte que le gustaría ser cuando creciera y el me dijo que quería ser médico como su tío Joe. Larry había tenido una seria operación y tenía mucho respeto por los médicos, especialmente por su tío Joe.

Le dije entonces que todas las cosas buenas que estaba haciendo le iban a ayudar a prepararse para llegar a ser médico. Varios meses mas tarde, le pregunte nuevamente lo que le gustaría ser. Esta vez me respondió que quería ser piloto de avión. Estaba bien que cambiara de objetivo, así que procedí a explicarle cómo sus diversas actividades le ayudarían para ese propósito.

Un instante después, le dije: ‘Larry, la ultima vez que te lo pregunte querías ser médico, ¿por que cambiaste de idea?’ Y el contestó: ‘Todavía me gusta la idea de ser médico, pero he notado que el tío Joe trabaja los sábados por la mañana y no me gustaría tener que perderme los dibujos animados’.

  1. Desde esa ocasión, nuestra familia considera a todo entretenimiento que aparte de una meta digna como a un dibujo animado de los sábados por la mañana.
  2. ¿Cuales son algunos ‘dibujos animados de los sábados por la mañana’ que nos hacen desatender el verdadero gozo que anhelamos? Hay quienes desean casarse en el templo, pero sólo salen en citas con personas que no podrían obtener una recomendación.

Otros quieren ser buenos maestros orientadores o buenas maestras visitantes, pero se distraen con un constante desfile de programas de televisión, catálogos y otras publicaciones que demandan atención y no encuentran tiempo para ministrar a quienes se les ha encomendado enseñar.

Hay aun otros, que quieren tener la oración familiar, pero permiten que algunas pequeñeces que atentan contra la armonía en la familia haga difícil que la familia se arrodille en unión. Si estudiáramos las razones por las que no hacemos lo que deberíamos hacer, descubriríamos que la lista de ‘dibujos animados de los sábados por la mañana’ es casi interminable.

Refiriéndose a aquellos que no heredaran un reino de gloria, el Señor ha dicho: ‘Porque, ¿en que se beneficia el hombre a quien se le confiere un don, si no lo recibe? He aquí, ni se regocija con lo que le es dado, ni se regocija en aquel que le dio la dádiva’ (D.

y C.88:33). El don mas grande para toda la humanidad es la Expiación de Jesucristo. Si hemos de regocijarnos en ello, es menester que evitemos los muchos ‘dibujos animados de los sábados por la mañana’ que la vida ofrece y que nos alejan del Salvador y de los propósitos celestiales que procuramos alcanzar.

FRUTO DEL ESPÍRITU / EL GOZO

Un segundo grupo de personas que no encuentran gozo es aquel que se distrae al exagerar pequeñas imperfecciones que entorpecen la felicidad. Algunos han permitido que su propios conceptos de imperfección enturbien las realidades de la vida, mientras que un observador sensato podría considerarlos motivo de gozo.

  • Pero no se regocijan.
  • Son como una pareja a la que invitaron a visitar un hermoso jardín y que en lugar de regocijarse con la belleza del paisaje que tenían ante sí, sólo podían ver las pocas flores mustias, las malezas y los lugares relativamente pequeños que no ofrecían atractivos, y pensaban que el jardín no era lo que ellos en verdad esperaban.

De igual modo, se reprochan a si mismos y critican indebidamente a los otros. Se han acostumbrado a exagerar las pequeñeces y a menospreciar las grandes bendiciones, perdiendo así su capacidad para el regocijo. En Lucas, vemos que el Salvador amonestó bondadosamente a Marta al respecto, cuando esta se quejó de que su hermana María estaba dedicando demasiado tiempo a escuchar al Salvador en vez de ocuparse de las necesidades temporales, y le dijo: ‘Marta, Marta turbada estas con muchas cosas’ (Lucas 10:41).

El Salvador entonces le indicó que María se concentraba en lo que verdaderamente importaba. Una tercera clase de pasatiempo que puede destruir nuestro gozo es comparar nuestros talentos y bendiciones con los de los demás. El cultivo de nuestros propios talentos es la mejor manera de medir nuestro progreso personal.

Últimamente, se ha popularizado el concepto de ‘la mejor aptitud’, lo cual tiene mucho mérito. Debemos recordar que generalmente juzgamos a los otros comparando lo mejor en ellos con lo peor en nosotros. En la parábola de los talentos, los siervos que habían recibido cinco talentos y dos talentos respectivamente fueron felicitados por su amo porque habían aumentado sus talentos y se les dijo: ‘ Entra en el gozo de tu señor’.

  1. El amo reprendió en cambio al siervo que escondió el talento que había recibido (véase Mateo 25:14-30).
  2. El comparar las bendiciones aleja casi por seguro nuestro gozo.
  3. No podemos ser agradecidos y envidiosos al mismo tiempo.
  4. Si realmente queremos tener el Espíritu del Señor y experimentar gozo y felicidad, debemos regocijarnos en nuestras bendiciones y ser agradecidos.
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Debemos estar particularmente agradecidos por las bendiciones que tenemos a nuestra disposición en el templo. El 3 de abril de 1836, el profeta José Smith y Oliver Cowdery se encontraban en el Templo de Kirtland y, después de una solemne y silenciosa oración, se les apareció el Señor y aceptó dicho templo como Su casa.

  • La maravillosa descripción del Salvador y la aparición de antiguos profetas que restauraron llaves esenciales, se encuentran en la Sección 110 de Doctrina y Convenios, una de las mas sagradas y significativas comunicaciones que el Señor ha tenido con nosotros.
  • Algunas de las palabras mas hermosas de esta sección, y que cualquiera de nosotros hubiera deseado haber escuchado, se hallan en los versículos 5 y 6: ‘He aquí, vuestros pecados os son perdonados; os halláis limpios delante de mi; por tanto, alzad la cabeza y regocijaos.

‘Regocíjese el corazón de vuestros hermanos, así como el corazón de todo mi pueblo, que con su fuerza ha construido esta casa a mi nombre’. Hermanos y hermanas, evitemos los dibujos animados de los sábados por la mañana que la vida ofrece, particularmente aquellos que nos mantienen alejados del templo.

  • Regocijémonos en la promesa que nos provee la Expiación del Salvador y, observando los preceptos de Cristo, recordemos el consejo del salmista: ‘Este es el día que hizo Jehová.
  • Nos gozaremos y alegraremos en el’ (Salmos 118:24).
  • Ruego que cada uno de nosotros pueda hacer esto, es mi oración en el nombre de Jesucristo.

Amen.

¿Qué es la alegría espiritual?

La Alegría – Una Señal de Dios Solo hay una verdadera tristeza, ¡no ser santo! El novelista, filósofo y ensayista francés Leon Bloy termina su novela La Mujer que era Pobre con esa frase tan citada. Aquí hay una cita menos conocida de Leon Bloy que nos ayuda a comprender por qué hay tanta tristeza en no ser santo.

La alegría es un signo seguro de la vida de Dios en el alma. La alegría no es solo un signo seguro de la vida de Dios en el alma, es un signo de la vida de Dios: punto. La alegría constituye la vida interior de Dios. Dios es gozo. Esto no es algo en lo que podamos creer fácilmente. Por muchas razones, nos resulta difícil pensar en Dios como feliz, gozoso, complacido y (como dice Juliana de Norwich) relajado y sonriente.

El cristianismo, el judaísmo y el islam, a pesar de todas nuestras diferencias, tienen esto en común. En nuestra concepción popular, todos concebimos a Dios como varón, célibe y, en general, disgustado y decepcionado con nosotros. Luchamos por pensar que Dios está feliz con nuestras vidas y, lo que es más importante, que Dios está feliz, alegre, relajado y sonriente.

  1. Sin embargo, ¿cómo podría ser de otra manera? La Escritura nos dice que Dios es el autor de todo lo bueno y que todo lo bueno proviene de Dios.
  2. Ahora bien, ¿hay una bondad mayor en este mundo que la alegría, la felicidad, la risa y la gracia vivificante de una sonrisa benevolente? Claramente no.
  3. Esto constituye la vida misma del cielo y es los que hace que valga la pena vivir la vida en la tierra.

Seguramente entonces toman sus orígenes dentro de Dios. Esto significa que Dios está gozoso, es gozo. Si esto es cierto, y lo es, entonces no debemos concebir a Dios como un amante decepcionado, un cónyuge enojado o un padre herido, frunciendo el ceño ante nuestras deficiencias y traiciones.

Más bien, Dios podría ser imaginado como una abuela o un abuelo sonriente, deleitándose en nuestras vidas y energía, a gusto con nuestra pequeñez, perdonando nuestras debilidades y siempre tratando de persuadirnos gentilmente hacia algo más elevado. Un creciente cuerpo de literatura hoy sugiere que la experiencia más pura de amor y alegría en esta tierra no es la que se experimenta entre amantes, cónyuges o incluso padres e hijos.

En estas relaciones, hay inevitable (y comprensiblemente) suficiente tensión y egoísmo para colorear tanto su pureza como su alegría. Por lo general, esto es menos cierto en la relación de los abuelos con sus nietos. Esa relación, más libre de tensión y egoísmo, es a menudo la experiencia más pura de amor y alegría en esta tierra.

Allí, el deleite fluye más libremente, más pura, más gratamente, y refleja más puramente lo que está dentro de Dios, a saber, el gozo y el deleite.Dios es amor, nos dicen las escrituras; pero Dios también es gozo. Dios es la sonrisa amable y benevolente de un abuelo que mira con orgullo y deleite a un nieto.

Sin embargo, ¿cómo cuadra todo esto con el sufrimiento, con el misterio pascual, con un Cristo sufriente que con sangre y angustia paga el precio de nuestro pecado? ¿Dónde estaba el gozo de Dios el Viernes Santo cuando Jesús clamó en agonía en la cruz? Además, si Dios es gozo, ¿cómo contamos las muchas veces en nuestras vidas en las que, viviendo honestamente dentro de nuestra fe y nuestros compromisos, no nos sentimos gozosos, felices, riendo, cuando luchamos por sonreír? La alegría y el dolor no son incompatibles.

Tampoco la felicidad y la tristeza. Más bien, con frecuencia se sienten juntos. Podemos sentir un gran dolor y aun así ser felices, al igual que podemos estar libres de dolor, experimentar placer y ser infelices. La alegría y la felicidad se basan en algo que permanece en el dolor, a saber, el significado; sin embargo, esto necesita ser entendido.

Tendemos a tener una noción superficial e inútil de lo que constituye tanto la alegría como la felicidad. Para nosotros son incompatibles con el dolor, el sufrimiento y la tristeza. Me pregunto cómo habría respondido Jesús el Viernes Santo mientras colgaba de la cruz si alguien le hubiera preguntado: ‘¿Estás feliz allá arriba?’ Sospecho que habría dicho algo en ese sentido.

  1. Si estás imaginando la felicidad de la forma en que la imaginas, ¡entonces no! ¡No estoy feliz! ¡Particularmente hoy! de entre todos los días.
  2. Más lo que estoy experimentando hoy en medio de la agonía es un significado, un significado tan profundo que contiene una alegría y una felicidad que perduran a través de la agonía.
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Dentro del dolor, hay una profunda alegría y felicidad al entregarme a esto. La infelicidad y la tristeza, tal como las concibe, van y vienen; el significado permanece a través de esos sentimientos.’ Saber esto todavía no nos facilita aceptar que Dios es gozo y que el gozo es un signo seguro de la vida de Dios en el alma.

  • Sin embargo, saberlo es un comienzo importante, sobre el que podemos construir.
  • Hay una profunda tristeza en no ser santo.
  • ¿Por qué? Porque nuestra distancia de la santidad es también nuestra distancia de Dios y nuestra distancia de Dios es también nuestra distancia de la alegría. Por P.
  • Ron Rolheiser, OMI (Trad.

por Julia Hinojosa). Este artículo apareció originalmente en P. Rolheiser es un es un sacerdote Católico Romano, miembro de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, y presidente de Oblate School of Theology. Rolheiser es un teólogo, profesor, y un autor premiado. Aparte de su conocimiento académico en teología sistemática y filosofía, él se ha convertido en un orador popular en espiritualidad y religión contemporáneas y en el mundo secular.

¿Qué dice en Filipenses 4 4?

4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez os digo: ¡Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.

¿Qué dice Juan 15 11?

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  1. 1 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo.
  2. 2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os pensará que rinde servicio a Dios.
  3. 3 Y os harán esto porque no conocido ni al Padre ni a mí.

4 Pero os he dicho esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho. Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.

  • 5 Pero ahora voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?
  • 6 Antes bien, porque os he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado vuestro corazón.
  • 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si yo no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si yo me voy, os lo enviaré.
  • 8 Y cuando él venga, reprenderá al mundo acerca del pecado, y de la justicia y del juicio.
  • 9 Acerca del pecado, por cuanto no creen en mí;
  • 10 y acerca de la justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
  • 11 y acerca del juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.
  • 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora las podéis sobrellevar.
  • 13 Pero cuando venga el, él os a toda la ; porque no hablará por sí mismo, sino que hablará todo lo que oiga y os saber las cosas que han de venir.
  • 14 Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.
  • 15 Todo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío y os lo hará saber.
  • 16 Un poquito más, y no me veréis; y de nuevo un poquito, y veréis, porque yo voy al Padre.
  • 17 Entonces algunos de sus discípulos se decían unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poquito más, y no me veréis; y de nuevo un poquito, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?

18 Decían pues: ¿Qué es esto que dice: Un poquito más? No entendemos lo que habla.

  1. 19 Y Jesús entendió que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros de esto que dije: Un poquito más, y no me veréis, y de nuevo un poquito, y me veréis?
  2. 20 De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará; y aunque vosotros estaréis tristes, vuestra tristeza se convertirá en,
  3. 21 La mujer, cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
  4. 22 También vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza; pero os veré otra vez, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.

23 Y en aquel día no me, De cierto, de cierto os digo que todo cuanto al Padre en mi nombre, os lo dará.

  • 24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo.
  • 25 Estas cosas os he hablado en parábolas; la hora viene cuando ya no os hablaré en parábolas, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
  • 26 En aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
  • 27 pues el Padre mismo ama, porque vosotros me habéis amado y habéis que yo salí de Dios.
  • 28 del Padre y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre.
  • 29 Le dijeron sus discípulos: He aquí, ahora hablas claramente, y ninguna parábola dices.
  • 30 Ahora entendemos que todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
  • 31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?
  • 32 He aquí, la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno a lo suyo y me dejaréis solo; pero no estoy, porque el Padre está conmigo.

33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis, En el tendréis, Pero ; yo he vencido al mundo.

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