Que Significa Codiciar En La Biblia?
Felipe Aguirre
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El uso de este término en las Escrituras se refiere a envidiar a alguien o tener un deseo desmedido de poseer algo.
¿Qué significa biblicamente codicia?
Qué es Codicia : En la codicia, la gente ambiciona tener más de lo que necesita para vivir. De allí que pueda llevar a las personas a tener conductas al margen de la moralidad y la legalidad. De hecho, en el cristianismo se considera la codicia como uno de los siete pecados capitales, pues es un pecado de exceso.
¿Qué es la codicia y ejemplo?
El origen etimológico de codicia se encuentra en cupidĭtas, un vocablo latino. Palabra esa que deriva a su vez de ‘cupidus’, que puede traducirse como ‘ambicioso’, y del verbo ‘cupire’, que es sinónimo de ‘desear de forma muy viva’. La codicia es la ambición desmedida y exaltada de dinero, bienes u otro tipo de riqueza. La codicia es un vicio que lleva a alguien a querer acaparar más de lo que necesita, Ese afán de acumular riquezas se traduce en diversas acciones que resultan contrarias a los preceptos de la moral y del comportamiento ético, ya que pueden tener consecuencias negativas para otras personas o incluso para la sociedad en general.
- Supongamos que un empresario instala una fábrica de productos químicos junto a un río.
- El emprendimiento le permite acceder a ganancias millonarias, pero diversos estudios demuestran que contamina el medio ambiente,
- Sin importarle que su empresa esté destruyendo el planeta y la calidad de vida de las personas, decide seguir adelante con la actividad y entrega sobornos a las autoridades para que no clausuren la planta.
Al empresario en cuestión no le interesa que ya acumuló una gran cantidad de dinero y que no necesita de este proyecto para subsistir: su codicia hace que siga dañando a otros con tal de seguir enriqueciéndose. Se establece que las personas codiciosas se identifican porque son egocéntricas, porque presentan siempre una actitud envidiosa así como por el hecho de que tienen absoluta falta de empatía.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que nunca se sienten satisfechas con lo que tienen, que requieren satisfacer sus necesidades de forma inmediata o que resultan ser manipuladoras. Además de lo indicado hay que establecer que los codiciosos no cuentan con límites a la hora de poder buscar lo que es la satisfacción de sus necesidades.
Por codicia, un individuo puede cometer diversos delitos : desde estafas hasta robos e incluso asesinatos, si es que el accionar le permite obtener beneficios. Sin llegar a ese extremo, una persona puede descuidar a sus seres queridos o actuar con egoísmo por codicia.
- Dentro del ámbito literario, podemos destacar que se ha hecho utilización del término codicia para poder darle título a distintas obras.
- Un buen ejemplo de eso es la novela ‘Codicia’, publicada en el año 2012 y que está escrita por el autor Alberto Vázquez Figueroa.
- Cuenta la historia de Humberto Alejandro Espinosa de Mendoza Spencer-Wallis, un acaudalado aristócrata de Madrid, que se dedica a vivir la vida y que disfruta de su soltería.
Un día recibe una visita que le alterará su existencia: ha sido elegido para desmantelar a un importante grupo financiero que se ha especializado en lo que es el blanqueo de dinero. Para eso deberá infiltrarse en un peligroso mundo, donde la corrupción y la violencia son la tónica general, y lo hará con la ayuda de una adinerada ecuatoriana.
¿Qué dijo Jesús sobre la codicia?
La codicia, el egoísmo y los excesos Se ha dicho que el Evangelio es para consolar al afligido y afligir al acomodado. Mi propósito hoy es hablar al acomodado: el rico, el pobre y todos los que nos encontramos entre esas dos categorías.
- El Señor ha dicho:’¡Ay de vosotros, hombres ricos porque vuestras riquezas corromperán vuestras almas ‘ Y también dijo:’¡Ay de vosotros los pobres, cuyos corazones no están quebrantados cuyos ojos están llenos de codicia ‘
- Probablemente muchos de ustedes han escuchado esta pequeña oración que alguien escribió:
- ‘Querido Dios:
‘Hasta el momento todo ha marchado bien: no he chismeado, ni me he enojado, ni he codiciado, ni regañado, no he sido desagradable, ni egoísta, ni caprichoso. Pero en unos minutos, Señor, me voy a levantar de la cama y entonces seguramente voy a necesitar mucha más ayuda’.
- Cuando se trata de superar la codicia, el egoísmo y los excesos, todos necesitamos mucha ayuda.
- En la forma franca de expresarse, el presidente Brigham Young dijo:’El mayor temor que tengo sobre esta gente es que se harán ricos en este lugar, olvidarán a Dios y a Su pueblo, se volverán perezosos y se alejarán de la Iglesia Mi mayor temor es que no puedan soportar la riqueza’.
Nuestra prosperidad trae algunos desafíos reales porque muchos se están haciendo ricos, más de nosotros nos estamos volviendo perezosos, y como resultado de la codicia, del egoísmo y de los excesos podríamos perder el Espíritu y literalmente alejarnos de la Iglesia.
El dinero y las cosas materiales están en la mente de casi todos. Como escribió Morris Chalfant:’La gran en el siglo veinte es:‘¿Cómo puedo adquirir riquezas?’. Ninguna pregunta ocupa un lugar más prominente en la mente y el corazón de la gente hoy en día que ésta Esto se aplica a los hombres de cualquier condición en la vida’.
El dinero en sí no es maligno, pero como Pablo enseñó a Timoteo, la raíz de todos los males es el amor al dinero. Hay algunas personas ricas que manejan muy bien su prosperidad utilizando sus recursos para bendecir a sus semejantes y para edificar el reino.
Para muchas otras, sin embargo, la riqueza presenta grandes dificultades. Al enfrentarnos al materialismo que nos amenaza, he aquí cuatro sugerencias que todos debemos considerar: Primero, no debemos confundir el deseo con la necesidad. Al respecto, mi madre me enseñó una importante lección. Durante muchos años, mi padre tenía la costumbre de cambiar a un auto nuevo cada año.
Luego, poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el precio del grano aumentó, nos sorprendió un día ver a papá llegar en un auto más caro. Una mañana mi madre preguntó:’¿Cuánto más costó ese auto nuevo que el otro?’. Cuando mi padre se lo dijo, mi madre agregó:’Bueno, el otro auto siempre me ha llevado a donde necesitaba ir.
- Creo que debemos dar la diferencia a alguien que la necesite más que nosotros’.
- Y así fue; al año siguiente papá regresó a los autos más baratos y ellos continuaron su vida generosa.
- Si no somos cuidadosos es fácil que nuestros deseos se conviertan en necesidad.
- Recuerden el dicho:’Lo que hoy parece lujo, mañana será necesidad’.
Segundo, debemos evitar consentir a los hijos al darles demasiado. Hoy día, muchos niños crecen con valores distorsionados debido a que nosotros, como padres, los consentimos demasiado. Ya sean ustedes personas de recursos o, como la mayoría de nosotros, sean de medios más modestos, nosotros los padres tratamos de dar a los hijos casi todo lo que quieren, privándoles, por lo tanto, de la bendición de sentir el deseo de tener algo que no tienen.
- Una de las cosas más importantes que podemos enseñar a los hijos es a privarse de algo.
- El placer instantáneo por lo general debilita a la gente.
- ¿Cuántas personas realmente grandiosas han conocido que jamás tuvieron que esforzarse? El élder Maxwell habló de esto cuando dijo:’Algunos de nuestros maravillosos jóvenes y adultos solteros de la Iglesia no se han esforzado al máximo de su capacidad y tienen pase libre.
Se dan los incentivos incluso autos con gasolina y seguro, todo pagado por padres que a menudo esperan en vano unas cuantas palabras de cortesía y agradecimiento. Esto que no se ha sabido valorar tiene la tendencia a dejar ver el egoísmo y la creencia de que se tiene derecho a recibir todo ello.
- Una sabia joven madre dijo:’Elijo no dar a nuestros hijos lo que económicamente puedo darles.
- Me refreno por el bien de ellos’.
- En las palabras de Fred Gosman,’Los hijos que siempre obtienen lo que desean, seguirán teniendo deseos a lo largo de toda su vida’.
- Y a través de todo ello, es importante para el desarrollo del carácter que nuestros hijos aprendan que’la tierra sigue girando alrededor del sol’ y no alrededor de ellos.
Más bien, deberíamos capacitar a nuestros hijos a preguntarse:’¿De qué manera es el mundo un lugar mejor por estar ellos en él?’. Vivimos en un mundo de entretenimiento a todo color, en donde las cosas suceden con mucha rapidez; un mundo en el que muchos niños crecen pensando en que si algo no es divertido es aburrido y no vale la pena.
- Incluso en las actividades familiares, debemos lograr un equilibrio entre la diversión y el trabajo.
- Algunas de las experiencias más memorables de mi juventud se centraban alrededor de las actividades familiares: aprender a reparar un techo, construir un cerco o trabajar en el huerto.
- Más que el ser todo trabajo y nada de juego, para muchos de nuestros hijos es casi todo juego y muy poco trabajo.
Como resultado de consentirlos demasiado, muchos hijos salen de sus hogares mal preparados para enfrentarse al mundo real. El presidente Hinckley dijo:’Por supuesto, tenemos que ganarnos la vida. El Señor le dijo a Adán que comería el pan con el sudor de su frente todos los días de su vida.
Es importante que aprendamos a ser autosuficientes y particularmente que todo joven en el momento de casarse esté preparado y sea capaz de asumir las responsabilidades de proveer lo necesario para su compañera y para los hijos que vengan a ese hogar’. Muchos llegan al matrimonio sin jamás haber aprendido a cocinar, a coser, o a desarrollar otras habilidades importantes en la vida.
Por el hecho de desconocer estas habilidades necesarias, además de la falta de conocimiento de la administración del dinero, se siembran las semillas de muchos fracasos en el matrimonio de nuestros hijos. Temo que en muchos casos estamos criando hijos que son esclavos de los estilos y de las modas costosas.
- Recuerden el pasaje de las Escrituras:’Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón’.
- ¿Cómo determinamos dónde está nuestro tesoro? Para hacerlo, tenemos que evaluar la cantidad de tiempo, dinero y pensamientos que dedicamos a algo.
- ¿No sería bueno evaluar cuánto énfasis ponemos en comprar y gastar? Esto no quiere decir que nuestros hijos no deberían vestirse con alguna ropa apropiada que esté de moda, ya que eso puede ser muy importante para ellos.
Pero no necesitan un armario completo. Como miembros de la Iglesia, tenemos la responsabilidad de presentarnos de forma atractiva, limpia y sobria. Con una buena planificación, esto se puede lograr sin tener que gastar en forma extravagante en nuestra ropa.
Más de diez veces los profetas del Libro de Mormón nos advierten con respecto a los problemas del orgullo relacionados con la forma de vestir. Éste es un ejemplo de ello:’Y aconteció que los de la iglesia empezaron a llenarse de orgullo por motivo de sus grandes riquezas, y sus delicadas sedas, y sus linos de tejidos finos y en todas estas cosas se envanecieron en el orgullo de sus ojos, porque empezaron a usar vestidos muy costosos’.
Haríamos bien en todos los aspectos materiales si nosotros y nuestros hijos siguiéramos el lema tan conocido de los primeros pioneros:’Úsalo, gástalo, haz que sirva o arréglatelas sin él’. Tercero, como lo hemos escuchado a menudo, debemos vivir modestamente y evitar las deudas como si fueran una plaga.
- El presidente Hinckley nos recordó recientemente las palabras del presidente Heber J.
- Grant:’Si hay algo que le dará paz y contentamiento al corazón humano, y a la familia, es el vivir dentro de nuestros medios, y si hay algo que es difícil y desalentador y descorazonador es el tener deudas y obligaciones que no se puedan cumplir’.
Samuel Johnson dijo:’No se acostumbren a considerar las deudas como un inconveniente; se darán cuenta que es una calamidad’. ¿Qué tamaño de casa realmente necesitamos para acomodar a nuestra familia? No debemos ponernos en peligro, ya sea espiritual o económico, al adquirir casas ostentosas que satisfacen nuestra vanidad y van más allá de nuestras necesidades.
- Si vamos a ser autosuficientes y estar en posición de compartir, es obvio que debemos adquirir algunos recursos.
- Si vivimos dentro de nuestros medios y evitamos las deudas, se pueden acumular recursos.
- Hay personas que con una entrada regular a través de la vida llegan a reunir algunos recursos económicos, y otros que reciben grandes salarios y que no lo logran.
¿Cuál es la diferencia? Es simplemente gastar menos de lo que se recibe, ahorrar y aprovechar el poder del interés compuesto. Los consultores de finanzas indican que:’La mayoría de la gente está equivocada en cuanto a la riqueza La riqueza no es lo mismo que el ingreso.
Si uno tiene un buen ingreso cada año y lo gasta, no se está enriqueciendo; sólo está viviendo como rico. La riqueza es lo que se acumula, no lo que se gasta’. Finalmente, debemos ser generosos al dar y compartir con los demás. Cuanto más se ocupen nuestro corazón y nuestra mente de ayudar a los menos afortunados que nosotros, más evitaremos los efectos espiritualmente malignos que resultan de la codicia, del egoísmo y de los excesos.
Nuestros recursos son una mayordomía, no nuestras posesiones. Confío en que literalmente seremos llamados a responder ante Dios con respecto a la forma en que hayamos usado los recursos para bendecir vidas y para edificar el reino.
- El profeta Jacob nos da un excelente consejo sobre cómo se pueden adquirir las riquezas y para qué se deben usar:
- ‘Pero antes de buscar riquezas, buscad el reino de Dios.
- ‘Y después de haber logrado una esperanza en Cristo obtendréis riquezas, si las buscáis; y las buscaréis con el fin de hacer bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido’.
Además de pagar un diezmo íntegro, debemos ser generosos en ayudar a los pobres. ¿Cuánto debemos dar? Agradezco el pensamiento de C.S. Lewis sobre el tema, quien dijo:’Temo que la única regla segura es dar más de lo que las circunstancias nos lo permitan Si lo que damos de caridad no nos pone en aprietos o hace difícil nuestra situación quiere decir que es muy pequeña.
Tiene que haber cosas que deseemos hacer y que no podamos realizar debido a que nuestros gastos caritativos las hayan puesto fuera de nuestro alcance’, Hay muchas personas dignas y causas a las que podríamos contribuir. Debemos dar en forma generosa a los fondos de las ofrendas de ayuno y de ayuda humanitaria de la Iglesia.Y.
si deseamos que nuestras familias vivan vidas de plenitud y significado, debemos tener la valentía de examinar honradamente dónde yacen nuestros tesoros y evitar las trampas que resultan de la codicia, del egoísmo y de los excesos. Recordemos:
- Primero: No confundir los deseos con las necesidades.
- Segundo: Evitar el consentir a nuestros hijos.
- Tercero: Vivir modestamente y evitar las deudas.
- Cuarto: Ser generosos al dar a los demás.
El dar es el núcleo de nuestra fe. En esta época de Pascua, nuevamente conmemoramos que’ de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito ‘ que vino a la tierra y pudo haber poseído cualquier cosa material, pero prefirió darnos un ejemplo de una vida simple, libre de cualquier tono de codicia, egoísmo o exceso.
¿Qué significa el pecado dela codicia?
Pocas culturas pueden presumir de una mitología tan rica como la griega. Desde las aventuras de Ajax hasta las penas de Edipo Rey, los griegos saben cómo transmitir profundas lecciones morales a través de la narración creativa. Uno de mis favoritos es la tragedia del rey Midas.
Después de mostrando hospitalidad a un amigo del dios Dionisio. Muy agradecido con Midas por su amabilidad, el dios prometió a este satisfacer cualquier deseo que anhelara. El rey dijo, ‘Quiero que todo lo que toque se convierta en oro’ ‘¿Qué es más grande que el dinero?’ pensó Midas. Dionisio concedió el deseo de Midas.
Pronto, el castillo del rey egoísta se llenó de muchas cosas de oro: muebles, tapices y edificios. Emocionada, su hija corrió al salón del trono para contemplar el poder milagroso de su padre. Encantado por la presencia de su pequeña, Midas corrió a abrazarla.
Mientras la sostenía, la alegría del rey se convirtió en horror cuando la carne de su hija se transformó en metal. Lloró por el cuerpo que ahora fue como una estatua. Su amor por el oro le había robado su mayor tesoro. Esta historia de los griegos antiguos nos enseña una valiosa lección. La codicia es un pecado que nos ciega a lo que es realmente importante.
Según San Tomás de Aquino, la codicia es la negación de las cosas eternas por el bien de las cosas mundanas. En otras palabras, es un amor desmesurado por las cosas materiales. La codicia, también llamada avaricia, reemplaza la satisfacción eterna por la estimulación temporal.
- Como seres compuestos de cuerpo y alma, nuestro alegría es con las realidades celestiales.
- Cuando permitimos que el dinero, el tiempo, la carrera y la tecnología tener prioridad en nuestras vidas, no reconocemos nuestra verdadera felicidad y la razón de nuestra existencia.
- Por esta razón, televisión, los episodios de Netflix, los videojuegos, el dinero y el Facebook, no es gratificante.
Además, como el rey Midas, la codicia roba nuestra atención de lo más preciado de nuestras vidas. ¿Cuántas carreras de madres y padres son distracciones a sus responsabilidades como padres? Intentan ascender en la escala corporativa a costa de criar a sus hijos.
Una familia puede ser feliz en un cobertizo y una familia puede ser miserable en una mansión. ¿Cuántos adultos jóvenes pierden incontables horas en la media social a costa de relaciones humanas? 1000 amigos de Facebook no es nada comparado con un amigo fiel. Satanás es un maestro de la ilusión. Su objetivo es darnos vidas baratas.
No molesta el diablo si tu eres exitoso en tu corporación, especialmente si tu ambición es un obstáculo para tu fe. Con mucho gusto Satanás te ayudará con tu resumen profesional si puede desmantelar tu alma. Todas las fuerzas del infierno trabajarán incansablemente hacerte sentir cómodo en este mundo si eso significa hacerte sentir miserable en el próximo.
¿Cómo se llama el espíritu de codicia?
Nos quieren dóciles, manejables, obedientes, sumisos. ¿Quiénes? Los adoradores de Mammón Nos quieren dóciles, manejables, obedientes, sumisos. ¿Quiénes? Los adoradores de Mammón, el demonio de la avaricia y la codicia ante el que se arrodillan los esclavos del dinero.
Mammón, dios de las riquezas, del beneficio o la utilidad en el panteón de los fenicios según eruditos, es quien reina verdaderamente en nuestro mundo. En la Biblia, Mammón se presenta como símbolo de las riquezas en los evangelios de Lucas y Mateo, apareciendo en algunas traducciones como ‘abundancia deshonesta’ y en otras simplemente como Mammón: ‘No hagas tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde los ladrones minan y hurtan, sino generan tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen y donde ladrones no minan ni hurtan, porque donde esté tu tesoro ahí estará también tu corazón () Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No puedes servir a Dios y a Mammón’ (Mateo). Para los adoradores de Mammón que gobiernan el estado de cosas en el mundo y le queman incienso al capitalismo salvaje y a la dictadura global de los mercados, lo preponderante en el mundo no es la construcción de relaciones genuinas con sentido de comunidad en las que se salvaguarden la dignidad y la salud emocional de las personas, sino las relaciones contractuales, interesadas e impersonales que les permitan satisfacer su hambre desmedida por adquirir dinero, rindiéndole culto al brillo del oro y a su ego, a su mezquindad inagotable que les incapacita para la fraternidad, el amor, la solidaridad humana y el cuidado y buen trato a la naturaleza.
Los adoradores de Mammón mercantilizan los bienes de la naturaleza. No ven por ejemplo el acceso al agua como derecho humano fundamental para la vida o patrimonio eco-social, sino como una mercancía más. Sabemos que el 71% de nuestro cuerpo es agua, la misma proporción existente en nuestro planeta, pero los acólitos de Mammón la quieren privatizada, regida por las leyes de la dictadura mundial de los mercados.
‘Todo en la vida es una venta’, me dijo alguna vez un alto funcionario de un importante medio de comunicación, adorador de Mammón a nivel de peones en el tablero del ajedrez diabólico del utilitarismo, donde la información no es de ninguna manera un derecho, sino una mercancía más que debe ser explotada sin moral alguna y sin la más mínima responsabilidad social.
Muchos que se presentan ante el público como ‘periodistas’ en importantes ‘medios de comunicación’, son en realidad cortesanos de la élite Mammona, auténticos hedonistas de lo que les provoca su cercanía con el poder, aunque despisten algunas veces mostrándose críticos con aquellos a quienes Mammón quiere tener en jaque para que le sirvan como se les requiere o para ser sacrificados en la hoguera de los desechos cuando dejan de ser útiles en sus planes.
Los adoradores de Mammón, grandes o pequeños, piensan que en la vida el dinero puede hacerlo todo y por eso terminan haciendo todo por dinero. Santo Tomás de Aquino describía a Mammón como uno de los pecados capitales: la codicia. ‘Mammón sale del infierno ayudado por un lobo, para venir al mundo y corromper el corazón del hombre con la codicia’, dice Aquino.
Pero que fácilmente se han dejado corromper sus corazones los acólitos de Mammón en todo el mundo. Recientemente en España hasta los gusanos vomitan por los abusos desmedidos y los escándalos de corrupción en las entrañas del poder económico y político. En mi país, México, los acólitos de Mammón se muestran cada vez más cínicos y descarados, porque se saben protegidos por un pacto de impunidad acordado en las sombras y solapado a su vez por y desde los tronos internacionales donde se diseñan programas contrarios a la soberanía de los países, como el llamado Proyecto México 2030 que presentó durante su gobierno el presidente Felipe Calderón: ‘Ellos están planteando abatir la pobreza extrema a cero.
Esto no se va a lograr para 2030 ni para 2040 con el modelo neoliberal. Tampoco será posible incrementar el ingreso per cápita a niveles como los de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, porque tenemos una economía altamente monopólica, parasitaria y con énfasis en el capital especulativo’, dijo sobre el Proyecto 2030 el doctor, profesor e investigador Víctor Palacio a la revista mexicana Contralínea en marzo de 2010.
Más recientemente, la llamada ‘Reforma Energética’ que resulta ser el cumplimiento de una vieja propuesta del Banco Mundial (BM), entre otras instancias internacionales, confirmando el espíritu de aquello que escribiera Ramón López Velarde en su oratorio-poema La suave patria: ‘El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo’.
Hay una frase de Kissinger de 1973 con ocasión de la primera crisis del petróleo: ‘Dios ha puesto el petróleo en una zona del mundo donde ni lo necesitan ni saben utilizarlo. Nosotros sabemos usarlo y lo necesitamos’. La vida humana debiera estar muy por encima de las migajas que el poderoso don Mammón quiere dejarles a los habitantes del planeta.
Morris Brman cita en uno de sus libros el trabajo ‘Superclass (Superclase) de David Rothkopf, en el que identifica ‘una élite global de alrededor de 6000 individuos que dirigen el espectáculo, a nivel mundial, y las principales cincuenta instituciones financieras que controlan casi 50 billones de dólares en activos’.
Conspiración o no, dice Berman, los resultados son los mismos. ¿Será posible impregnar nuestra humanidad de otros valores que nos conduzcan a luchar por ser y no sólo a luchar por tener cueste lo que cueste pasando por encima de quien sea? Hay quienes advierten que si no se reacciona con rapidez ante los embates globales del demonio de la avaricia, Mammón, ‘se establecerá una especie de fascismo-capitalista-religioso del que será muy difícil de salir porque lo domina todo’.
¿Qué es una mujer codiciosa?
La codicia, como todo, nubla el juicio y la empatía humana cuando llega a su extremo. La codicia, que también es conocida como avaricia, es la tendencia a ser egoísta, tacaño y de acaparar todo para uno mismo. Una persona que es codiciosa querrá tener más de lo necesario o merecido, sobre todo cuando se trata de dinero, riqueza, alimentos u otro tipo de posesiones.
La codicia también es conocida como avaricia. La avaricia es uno de los siete pecados capitales dentro de la tradición católica (el deseo de complacerse a sí mismo con las adquisiciones materiales y posesiones en lugar de agradar a Dios). También en el budismo, ‘el deseo’ es un obstáculo fundamental para la iluminación, no se puede estar en el camino de la búsqueda de la felicidad con un deseo compulsivo de adquirir cosas materiales.
‘¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia’, – Epicuro –
¿Qué significa ser una persona codiciada?
1. Que es muy apreciado o deseado por todos (Adj.).
¿Qué es lo opuesto a la codicia?
La austeridad es una conducta moral y cívica, respetuosa de la legalidad, los valores y el sentido común. La austeridad se apoya en la humildad, la solidaridad y la confianza.
¿Qué significa ojos codiciosos?
Definición de codicioso 1 : marcado por desordenadodeseo de riqueza o posesiones o de las posesiones de otro Miró el auto nuevo de su jefe con codiciosoojos.
¿Donde dice no codiciarás?
‘No codiciarás. Nada que sea de tu prójimo’ (Éxodo 20:17; Deuteronomio 5:21) | Comentario Bíblico El décimo mandamiento dice que no debemos codiciar ‘nada que sea del prójimo’ (Dt 5:21). Ver lo que los demás poseen no es malo, ni tampoco desear obtenerlo legítimamente.
La codicia se da cuando alguien ve la prosperidad, logros o talentos de otra persona y le causan resentimiento o se los quiere quitar, o quiere castigar a la persona exitosa. Lo que está prohibido no es el deseo de tener algo, es hacerle daño a otra persona, ‘al prójimo’. Tenemos dos opciones: una es dejar que el éxito de los demás nos inspire y la otra es codiciar.
La primera opción produce prudencia y el deseo de trabajar duro. La segunda produce pereza, genera excusas para el fracaso y desencadena actos de apropiación indebida. Nunca alcanzaremos el éxito si creemos que la vida es un juego de suma cero y que de alguna forma nos perjudica que a otros les vaya bien.
Nunca haremos grandes cosas si, en vez de trabajar duro, nos dedicamos a soñar que los logros de otros son nuestros. Aquí de igual forma, la base primordial de este mandamiento es adorar únicamente a Dios. Si Dios es el centro de nuestra adoración, desearlo a Él reemplaza todo deseo impío y codicioso de cualquier otra cosa, incluyendo lo que le pertenece a nuestro prójimo.
Como dice el apóstol Pablo, ‘he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación’ (Fil 4:11). Deuteronomio agrega a la lista de Éxodo de lo que no se debe codiciar las palabras ‘ni su campo’. Como en las demás añadiduras a los diez mandamientos en Deuteronomio, esta nos lleva a pensar en el trabajo.
Los campos son lugares de trabajo y codiciar un campo es codiciar los recursos productivos que tiene otra persona. La envidia y la codicia son realmente peligrosas especialmente en el trabajo, donde el estatus, el pago y el poder son factores rutinarios en nuestras relaciones con personas con las que pasamos bastante tiempo.
Tal vez tengamos muchas razones buenas para desear el éxito, el progreso o la recompensa en el trabajo, pero la envidia no es una de ellas, y tampoco lo es trabajar obsesivamente por la posición social que esto pueda traer siendo motivados por la envidia.
- Concretamente, en el trabajo enfrentamos la tentación de exagerar falsamente nuestros logros a costa de los demás.
- El antídoto es simple, aunque a veces difícil.
- Debemos reconocer los logros de otros y darles todo el crédito que merecen, y hacer de esta una práctica consistente.
- Cuando aprendemos a alegrarnos con los éxitos de los demás —o al menos a reconocerlos—, atacamos la esencia de la envidia y la codicia en el trabajo.
Mejor aún, si aprendemos a trabajar para que nuestro éxito vaya mano a mano con el éxito de los demás, la codicia se reemplaza con la colaboración y la envidia con la unidad. Leith Anderson, antiguo pastor de la iglesia Wooddale Church en Eden Prairie, Minnesota, dice ‘ser el pastor principal es como tener una provisión ilimitada de monedas en mi bolsillo.
- Cada vez que le doy crédito a un miembro del staff por una idea buena, elogio el trabajo de un voluntario o le doy gracias a alguien, es como si pusiera una de mis monedas en sus bolsillos.
- Ese es mi trabajo como líder, poner monedas de mi bolsillo en el bolsillo de otros, para aumentar el aprecio que otras personas tienen por ellos.’ : ‘No codiciarás.
Nada que sea de tu prójimo’ (Éxodo 20:17; Deuteronomio 5:21) | Comentario Bíblico
¿Cómo acabar con la codicia?
Cómo evitar la codicia: aprende a diferenciar entre deseo y necesidad Hoy en día vivimos plagados por anuncios que promueven la necesidad de poseer bienes como celulares, joyas, autos, propiedades y observamos que la codicia es socialmente promovida como un valor relacionado al éxito de las personas, sin tomar en cuenta las repercusiones que esta tiene sobre nuestra salud mental.
La codicia es el deseo vehemente de poseer muchas cosas, especialmente riquezas o cosas materiales. No se limita a lo que uno realmente necesita, por lo contrario, sus deseos no tienen límites. La persona codiciosa solo se enfoca en tener cada día más y cree que sólo las posesiones le darán un lugar en el mundo.
Según su pensamiento, el individuo que obstenta mayores bienes vale más y nadie puede poseer más bienes materiales que él. Algunos profesionales de la salud mental, manifiestan que este comportamiento responde a una distorsión de la realidad, que altera la valoración (afecto) de la propia persona y de las que la rodean.
- Los trastornos mentales se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás.
- Se deben orientar los deseos de nuestros niños hacia atender las necesidades propias y de las demás personas.
- | Fuente: Getty Images A partir de la reflexión anterior, si la codicia es un trastorno mental, la pregunta es ¿cómo la evitamos? ¿qué pautas de crianza debemos seguir para evitar la codicia en nuestros hijos? Aquí algunas recomendaciones:- Promover la valoración (afecto y valía) de su niño a base de sus propias capacidades y habilidades.
Esto promueve la autoconfianza.- Promover la valoración (afecto y valía) de otras personas, resaltando sus capacidades y habilidades. Esto promueve la empatía y evita el egocentrismo.- Diferenciar la necesidad y el deseo. Atender las necesidades propias y de las demás personas, deben orientar los deseos de nuestros niños.- Disfrutar de cada momento, con la mínima inversión económica.
Esto promueve la creatividad.- Orientar a la búsqueda de la felicidad hacia una satisfacción personal y colectiva, no sólo a través de posesiones. Evitemos la codicia en nuestros niños, comenzando por nosotros mismos. No se puede enseñar lo que no se practica. El disfrute, junto con la satisfacción personal y colectiva son el camino para mantener una buena salud mental.
: Cómo evitar la codicia: aprende a diferenciar entre deseo y necesidad
¿Qué es cometer adulterio en el corazón?
5. Así es el adulterio en el corazón. Es reproducir o llevar a cabo en la imaginación el acto mismo. ¡Tal codicia es pecado!
¿Qué quiere decir No codiciarás los bienes ajenos?
Décimo mandamiento – Opinión – Noticias, última hora, vídeos y fotos de Opinión ‘No codiciarás los bienes de tu prójimo; ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él’. Este mandamiento lo podríamos traducir como no desear ser otra persona que no seas tú.
Es una llamada de atención a estar satisfecho con lo que uno es y con lo que se tiene por muy modesto que sea. Desear ser mejor, o incluso tener mejores comodidades en sí mismo no es malo. Lo malo es codiciar, es decir, una necesidad frívola y desordenada de querer poseer y arrebatar lo que otros tienen en su vida.
El codicioso de los bienes ajenos, es ante todo un insatisfecho con su propia vida, y muy seguramente sea una persona poseída por una gran envidia que nace de estar continuamente comparándose con los demás. Es un momento hoy para cambiar nuestra manera de ver el camino de la felicidad, y para ello sería interesante llevar a la práctica ese famoso dicho de que ‘No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita’.
Cuanto más larga sea tu lista de ‘necesidades’, más probabilidades tienes de ser un infeliz, ya que una necesidad es algo sin lo cual no es posible vivir. Yo personalmente procuro utilizar lo menos posible el verbo necesitar, y realmente lo único que se necesita es comer, beber, dormir y tener un techo y una vestimenta donde refugiarse.
No es estrictamente necesario para vivir y ser feliz un coche, no es necesario tener pareja, no es necesario estar acompañado, ni contar con la aprobación de los demás, no es necesario tener una cuenta millonaria, ni un piso en la mejor zona de la ciudad, ni tampoco una segunda vivienda en la playa Todo eso es deseable, no necesario Si fuera necesario, si no lo tengo, me muero.
- Todo lo demás son deseos, no necesidades, y frecuentemente escuchamos a personas que todo lo que quieren lo expresan en términos de necesidades.
- Por tanto, ante cualquier cosa material o afectiva pregúntate: ¿Lo necesito o sólo es un deseo que si no lo consigo la vida sigue adelante?.
- Aprendamos a vivir satisfechos con lo que tenemos sin codiciar continuamente mucho más de lo que se tiene de manera desmedida y muchas veces con fórmulas inapropiadas de conseguirlo.
En lugar de decir ‘ Seré feliz cuando’, empecemos a decir ‘Estoy satisfecho hoy con lo que soy y tengo sin tener que compararme con nada ni nadie’. Bendito sea Dios, que no nos compara entre nosotros, que nos acepta con lo que somos y tenemos, y que no mira la apariencia de nuestras vidas sino lo profundo de nuestro corazón.
- Después de haber reflexionado juntos los mandamientos, ¿no crees que darlos a conocer y ponerlos en práctica sería un decálogo de vida actualísimo para ser buenas personas?.
- Y todo se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo.
- Toda la Biblia desde su primera palabra hasta la última quiere explicarnos este mandamiento de amor y felicidad eterna.
Amén. : Décimo mandamiento – Opinión – Noticias, última hora, vídeos y fotos de Opinión
¿Cómo se manifiesta la lujuria?
La lujuria (del latín luxus, ‘abundancia’, ‘exuberancia’), en el marco de la moral sexual, es el deseo sexual desordenado e incontrolado. Existe un sentido no sexual de la lujuria, que se refiere a un deseo apasionado de algo. La lascivia, asimilable a lujuria, es el apetito o deseo excesivo de placeres sexuales.
¿Qué significa ser una persona codiciada?
1. Que es muy apreciado o deseado por todos (Adj.).
¿Qué es la codicia a una mujer?
El uso de este término en las Escrituras se refiere a envidiar a alguien o tener un deseo desmedido de poseer algo.
¿Qué es la diferencia entre codicia y la ambición?
¿Eres ambicioso o codicioso?
16 ene.2018 09:54
Imagen de la película ‘Armas de mujer’. ‘La ambición, a falta de una palabra mejor, es buena, es necesaria y funciona’, según Gordon Gekko, el hombre de negocios sin escrúpulos de la película Wall Street interpretado por Michael Douglas. El término que se usó en el doblaje al español fue ambición, pero en su caso se podría haber traducido por codicia -‘greed’-, el lado oscuro de esta emoción.
- No es una cuestión menor, ya que los términos tienen connotaciones culturalmente asociadas.
- Hay sociedades donde la ambición se fomenta, entendida como el desarrollo del propio potencial puesto en acción para alcanzar metas.
- Otras favorecen la seguridad, el que las personas dirijan su energía a vivir sin riesgos.
El dilema es ¿crecimiento o seguridad? La ambición es un fuerte impulso por algo que va acompañado del establecimiento de metas y de trazar un camino para conseguir el objetivo. Bien entendida nos estimula a progresar y a abordar los cambios necesarios sorteando los obstáculos y manteniendo una actitud proactiva y persistente.
El progreso humano se ha desarrollado gracias al tesón de aquellos que transformaron sus sueños en ‘motivación para el logro ‘, término que acuñó el psicólogo David McClelland para definir esta necesidad humana de poner rumbo hacia sus objetivos. Las personas con una inclinación hacia la motivación de logro son amigas de los desafíos y les gusta enfrentarse a situaciones que les generen cierta dificultad.
La satisfacción de resolver los problemas es algo que les hace sentirse vivos. No se asustan por tener que afrontar riesgos y están dispuestas a recibir ‘feedback’ sobre sus actuaciones, ya que desean mejorar siempre y alcanzar el mayor desarrollo posible.
- La Psicología Positiva identifica dentro de las fortalezas de carácter algunas que se relacionan con una ambición sana como la perseverancia, la valentía, el entusiasmo, la capacidad de liderazgo y la esperanza.
- Si miramos a la ambición desde esta perspectiva es una valiosa herramienta de progreso para el ser humano.
La cuestión es hasta qué punto estamos dispuestos a actuar por conseguir algo, qué precio estamos dispuestos a pagar o a hacer que paguen otros. La ambición carente de integridad y de respeto se convierte en codicia, un apetito insaciable que implica la sobrevaloración de uno mismo y un deseo de poseer y consumir sin fin.
El codicioso se considera merecedor de aquello que desea por tener más méritos, poder o estatus que el prójimo. ‘El fin justifica los medios’ es su ideario. En el otro extremo encontramos a aquellas personas que no desean cambios ni mejoras en su vida, que no buscan nada nuevo con la suficiente fuerza como para que les motive a establecer una ruta para conseguirlo.
Si es una elección libre relacionada con un sentimiento de tranquilidad o plenitud es una opción positiva, Si, por el contrario, se vincula con la dejadez, el derrotismo, el miedo a salir de la zona de confort o la dificultad para identificar qué es lo que realmente nos interesa de la vida deberíamos prestarle atención.
No estamos hablando de que dichas metas hayan de ser materiales, de hecho, hay que subrayar que los deseos fuertes que nos mueven están asociados a necesidades que pueden ser conscientes pero que en mayor medida son inconscientes. No identificar estas necesidades o confundirlas conlleva formas poco constructivas de ambición o la ausencia de motivación vital.
Está en la naturaleza del ser humano la búsqueda de nuevos horizontes a pesar de que esto signifique esfuerzo, A menudo lo que solemos ver en la práctica diaria en una consulta de psicología es personas que tienen clara cuál es su ambición pero que no se ponen manos a la obra para conseguirla o, bien, abandonan su objetivo ante el primer inconveniente.
- Puede ser que esto suceda porque la meta no estaba bien formulada ni planificada, sin embargo, encontramos que a muchas personas lo que les gusta es soñar despiertas, pero carecen de la ambición sana necesaria que les ponga en movimiento.
- Quizás la solución sea un ‘crecimiento seguro’ que desarrolle el propio potencial, con los pies en la tierra y sin perder de vista al prójimo.
IDENTIFICAR METAS. Se trata de conocer qué es lo que realmente se quiere para luego establecer un plan específico. La mejor forma de identificar esas metas personales es mediante una reflexión de quién es y qué desea en su vida. ACEPTAR EL RIESGO. Cualquier conquista necesita coraje y asumir la posibilidad de que las cosas no salgan siempre bien.
Afrontar problemas e incertidumbres será una parte inevitable del viaje. OBJETIVOS. Hay que concentrarse en ellos. Una actitud proactiva y ejecutiva le ayudará a ‘coger el toro por los cuernos’. Enfocarse en qué es lo que tiene que hacer y llevarlo a cabo sin dilación ahorrará tiempo y energía. COMPETITIVIDAD.
Mejor competir consigo mismo en su propio afán de superación. No conviene perder energía ni concentración en demostraciones de cara a la galería. : ¿Eres ambicioso o codicioso?
¿Qué es codiciar a una persona?
Ansia, afán o deseo excesivo de poseer, especialmente dinero o riquezas.