Que Significa Hacer La Voluntad De Dios Segun La Biblia?

Que Significa Hacer La Voluntad De Dios Segun La Biblia
Qué significa hacer la voluntad de Dios – Cómo ya lo hemos visto, es inútil intentar conocer o hacer la voluntad oculta de Dios. El señor Jesús dijo, “buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás te vendrá por añadidura”, En general cuando la biblia habla acerca de hacer la voluntad de Dios lo hace en el marco del amor y la obediencia.

¿Que se entiende por hacer la voluntad de Dios?

Según el cristianismo, hacer la Voluntad de Dios es una elección libre y voluntaria de la persona, de actuar conforme a la Voluntad Divina donándose a sí mismo a la causa de Dios, al igual que Dios en la persona de Jesucristo se donó libre y totalmente a nosotros para nuestra Salvación.

¿Qué dice la Biblia acerca de hacer la voluntad de Dios?

Juan 7:17 – El que quiera hacer la voluntad de Dios, sabrá si la enseñanza es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta (Jn 7:17).

¿Qué dijo Jesús acerca de la voluntad de Dios?

Capítulo 11: ‘No busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre’ Capítulo 11: ‘No busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre’ Capítulo 11 “Debemos someter nuestra voluntad a la voluntad del Padre y decir: ‘¿Cuál es la voluntad de nuestro Padre, a quien estamos aquí en el mundo para servir?’ Entonces cada acto que realicemos tendrá éxito”.

El 31 de marzo de 1899, el presidente Lorenzo Snow viajó a la Academia Brigham Young (actualmente la Universidad Brigham Young), donde se había congregado un numeroso grupo de Santos de los Últimos Días para conmemorar su cumpleaños número 85. Durante la mañana, ofreció un discurso en un devocional a los hombres de la congregación.

Simultáneamente, las mujeres tuvieron una reunión similar, que fue dirigida por las esposas de los miembros de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles. Por la tarde todos se reunieron juntos. Como parte de la reunión de la tarde, veintitrés niños “subieron al estrado y, de pie frente al presidente Snow, cantaron dos canciones tras lo cual cada uno de los niños entregó al presidente un ramillete de flores”.

  • El presidente Snow expresó su gratitud a los niños y pronunció una bendición sobre ellos.
  • Luego ocho alumnos de la Academia Brigham Young acudieron al púlpito, uno a la vez.
  • Cada uno de ellos, en representación de alguna organización de la institución académica, presentó un homenaje al profeta que había sido cuidadosamente preparado.

En respuesta a tales palabras de afecto y admiración, el presidente Snow dijo: “Ahora bien, hermanos y hermanas, no sé qué decir en cuanto a todo esto. Me gustaría ir a casa y pensar al respecto, pero supongo que se espera que diga algunas palabras, y creo que debo decir algo, aunque en verdad no sé qué decir.

No obstante, diré lo siguiente: Comprendo muy claramente que ustedes no me rinden este homenaje a mí como Lorenzo Snow, sino debido a la posición que represento con relación a mis hermanos: mis consejeros y los miembros del Quórum de los Doce Siento que todo lo que he logrado no es obra de Lorenzo Snow, y que las experiencias que me han llevado a esta posición como Presidente de la Iglesia no son obra de Lorenzo Snow, sino que el Señor lo ha hecho.

Cuando Jesús estuvo sobre la tierra expresó esta extraordinaria afirmación; he pensado en ella y la tengo presente de modo constante al efectuar todas mis labores: ‘No puedo yo hacer nada por mí mismo; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo’. Ahora bien, ¿por qué dijo que Su juicio era justo? Él dice, porque ‘no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió’,

Mis hermanos y hermanas, ése es el principio de conformidad con el cual me he esforzado por actuar desde que se me reveló que mi Padre Celestial —y su Padre Celestial— existe. Me he esforzado por hacer Su voluntad “Es al Señor a quien honran cuando me honran a mí, a mis consejeros y al Quórum de los Doce.

Hemos descubierto eso hace mucho tiempo, cada uno de nosotros, que por nosotros mismos no podríamos hacer nada. El éxito ha coronado nuestros esfuerzos sólo al grado en que hemos observado ese principio que Jesús observó cuando estuvo en el mundo; y así será con ustedes”.

  1. Existe un curso que los hombres y las mujeres pueden seguir mediante el cual no habrá fracaso.
  2. Cualesquiera sean las desilusiones que pudieran surgir o los aparentes fracasos que pudiesen resultar, no habrá fracaso en realidad, como norma general Ha habido ocasiones en las que parecía como si retrocediéramos; al menos, así lo ha parecido a quienes no tenían una visión completa en cuanto a la disposición y la voluntad de Dios.

La Iglesia ha atravesado experiencias muy extrañas y la gente ha hecho grandes sacrificios No obstante, hemos superado esos sacrificios y como pueblo no ha existido el fracaso. ¿Por qué no ha habido fracaso? Porque las personas, en conjunto, han tenido la mente centrada en los principios de vida verdaderos y han cumplido con su deber En general, las personas han tenido el Espíritu del Señor y lo han obedecido.

Es por ello que no ha habido fracaso. Lo mismo puede suceder con las personas individualmente. Por cada persona hay un curso a seguir en el cual no habrá fracaso. Ello se aplica tanto a las cuestiones temporales como a las espirituales. El Señor nos ha dado la palabra clave en estos versículos que he leído del libro de Doctrina y Convenios: “Y si vuestra mira está puesta únicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero será lleno de luz y no habrá tinieblas en vosotros; y el cuerpo lleno de luz comprende todas las cosas.

Por tanto, santificaos para que vuestras mentes se enfoquen únicamente en Dios”, Ésa es la clave mediante la cual la persona siempre puede tener éxito. Pablo dice: “prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, Un gran objetivo que todo de los Últimos Días debe tener presente de modo constante.

  • En una ocasión, el Salvador hizo una afirmación extraordinaria; está en el quinto capítulo de Juan y dice lo siguiente:
  • “No puedo yo hacer nada por mí mismo”,
  • Es notable que el Dios que hizo los mundos, que descendió aquí revestido de carne, que efectuó poderosos milagros y que sacrificó Su vida en el monte del Calvario para salvación del género humano dijera: “No puedo yo hacer nada por mí mismo”. Y prosigue diciendo:
  • “como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió”,

Es una maravillosa expresión y encierra mucho en ella. Ahora bien, lo que queremos es tener esa actitud en cada acto de nuestra vida y en cada tarea, ya sea temporal o espiritual, y no pensar en nosotros mismos. Debemos tratar de determinar cómo utilizar el dinero y la información que Dios nos ha dado.

  1. La respuesta es simple: para la gloria de Dios.
  2. Nuestra mira debe estar puesta únicamente en la gloria de Dios.
  3. Ésa es la razón por la cual dejamos la otra vida y a ésta.
  4. Debemos procurar promover los intereses del Dios Altísimo y sentirnos cual se sintió Jesús: “No puedo yo hacer nada por mí mismo”.
  5. Al grado que actuemos hoy y mañana, esta semana y la siguiente, en beneficio de Dios, y tengamos nuestra mira puesta únicamente en Su gloria, no podrá existir el fracaso.

Por nosotros mismos no podemos hacer nada. Como dijo Jesús: “De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera”, Vino a esta vida para hacer la voluntad de Su Padre y no la Suya propia.

  1. Nuestro deseo y determinación deben reflejar lo mismo.
  2. Cuando surjan cosas que requieran un esfuerzo de nuestra parte, debemos sujetar nuestra voluntad a la voluntad del Padre y decir: “¿Cuál es la voluntad de nuestro Padre, a quien estamos para servir, aquí en el mundo?”.
  3. Entonces cada acto que realicemos tendrá éxito.

Quizás no veamos el éxito ni hoy ni mañana; no obstante, tendrá como resultado el éxito. “Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?” “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! Yo no soy hombre de fácil palabra, ni en el pasado, ni desde que tú hablas a tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” En estos pasajes de las Escrituras que leo vemos que Dios llamó a Moisés para llevar a cabo cierta obra; Moisés se sentía incapaz e incompetente para hacer lo que se le requería; la obra era demasiado grande.

Era de una naturaleza y un carácter demasiado profundos, y requería aquello que Moisés sentía que no poseía en cuanto a poder y capacidad; sentía su debilidad y le pidió a Dios que considerara a otras personas Puso objeción en base a sus sentimientos, por lo que le habló al Señor, diciendo: “¿Quién soy yo para que se me envíe a llevar a cabo esta gran obra? Ya que es imposible que pueda efectuarse mediante alguna de las capacidades que poseo” Ésos son los sentimientos y las ideas que Moisés tenía y que deseaba recalcarle a Dios.

Así ha sido desde el principio; cuando el Señor llamaba a las personas, éstas sentían su falta de capacidad, y así es cuando se llama a los élderes para que se dirijan a ustedes. Así es con los élderes que se llama a ir a las naciones de la tierra como ministros del Evangelio; sienten su incompetencia; sienten su insuficiencia Ahora bien, cuando se llamó a Jeremías, éste se sintió igual que Moisés.

  1. Dijo que el Señor le había llamado para ser profeta, no sólo para la casa de Israel, sino para todas las naciones circunvecinas.
  2. No era más que un niño, al igual que José Smith, cuando Dios se le apareció por vez primera.
  3. José tenía sólo unos catorce años de edad —solamente un niño, por así decirlo— desconocido en lo que concernía a la sabiduría y al conocimiento del mundo; y lo mismo sucedió con Jeremías; cuando Dios lo llamó por primera vez, le dijo: “No soy más que un niño.

¿Cómo podría efectuar esta gran obra que Tú requieres de mí, a fin de cumplir con esas grandes responsabilidades que propones colocar sobre mis hombros?”. Dispuso su corazón y sus sentimientos contra la idea de realizar esa gran obra. Mas Dios le dijo para su solaz: “Antes que te formase en el vientre, te conocí”.

Le dijo que lo había conocido en el mundo de los espíritus, que él llevaría a cabo aquello que el Señor le requería; “y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones”, Jeremías salió y, mediante el poder del Todopoderoso, llevó a cabo aquello que el Señor requería de él Ahora bien, el Señor actúa de modo muy distinto a las obras de los hombres; Él obra diferente.

El apóstol Pablo lo manifestó; él dijo: “Se les llama a ustedes; no se llama a los sabios, sino que Dios ha llamado a los necios para avergonzar a los sabios”, Y apóstoles a quienes Dios llamó, a quienes Jesús, el Hijo de Dios, llamó y sobre quienes impuso las manos y confirió Su sacerdocio y autoridad para efectuar Su obra, no eran instruidos académicamente; no comprendían las ciencias, ni ocupaban posiciones elevadas en Judea; eran pobres e indoctos; de humildes ocupaciones en la vida Bien, por lo tanto, el Señor es diferente.

Él extiende Sus llamamientos de forma diferente a los llamamientos que extienden los hombres. Y las personas son muy propensas a en cuanto al proceder de Dios tocante a Sus llamamientos; los mejores hombres, los más sabios, a menudo, Moisés estaba en lo concerniente al modo en que el Señor lo facultaría para llevar a cabo lo que le requería, pero más adelante se le informó.

El Señor lo ayudó y asistió de una manera maravillosa al convencer a sus hermanos —Israel— cuando lo visitó el Gran Jehová. Deliberó en consejo con ellos, les comunicó su misión y éstos finalmente consintieron. Aceptaron y recibieron sus consejos y liderazgo, y él los sacó de la tierra de servidumbre de Egipto.

  • Tuvo éxito, no por medio de su propia sabiduría, sino que atribuyó todo su éxito al Dios Todopoderoso que lo había llamado.
  • Y nosotros también lo hacemos Ahora bien, quizás sea suficiente declarar que Dios nos ha llamado.
  • No predicamos según Dios lo requiera.
  • Difícilmente pueda hallarse algún hombre entre los élderes de Israel cuyo corazón no se haya sobrecogido al pedírsele que predicara el Evangelio, que cumpliera con los deberes y obligaciones delegados sobre él.

Noto que algunos de los mejores oradores que jamás hayan hablado desde este púlpito, cuando se les llama a hacerlo sienten temor, sienten la necesidad de pedir la fe y el apoyo de la congregación. Y se han puesto de pie con el poder de Jehová y proclamado Su voluntad con temor y temblor; mas no fue por medio de su propia fortaleza y sabiduría que se dirigieron de ese modo a los Santos de los Últimos Días.

Aunque jamás hayan tenido el beneficio de una formación universitaria, aun así, se levantan, sin depender de su propia fortaleza, sino de la fortaleza y el poder del Evangelio. No siempre podemos hacer aquello que nos gustaría hacer, pero tendremos el poder de hacer aquello que debemos. El Señor nos dará el poder para hacerlo.

Lo que hacemos, lo efectuamos en el nombre del Señor Dios de Israel y estamos dispuestos a reconocer la mano del Todopoderoso en todo lo que realizamos. Cuando Moisés surgió como el libertador de los hijos de Israel de su servidumbre egipcia, no se presentó a sí mismo a la manera de un libertador común, sino que fue en nombre del Señor Dios de Israel, al habérsele mandado que llevara a cabo la redención de éstos mediante el poder y la autoridad que había recibido de Dios.

  • Y desde el momento en que apareció ante ellos en esa función hasta que hubo efectuado su obra, actuó en el nombre del Señor y mediante Él, y no mediante su propia sabiduría ni ingenio, ni tampoco porque poseyera una inteligencia superior a la del resto de la humanidad.
  • El Señor se le apareció en la zarza ardiente y le mandó que fuera y efectuara cierta obra, la cual concernía a la paz, la felicidad y la salvación de un gran pueblo; y su éxito y su prosperidad dependían de que se llevara a cabo el orden de las cosas que el Dios del cielo le había revelado.

El hecho de que la obra a la cual se le había asignado no fuera algo de su propia invención, sino que emanaba de Jehová, aseguró por completo el éxito y la prosperidad de él Así es en lo referente a nosotros mismos; la gran obra que ahora se lleva a cabo —el recogimiento del pueblo de las naciones de la tierra— no tuvo origen en la mente de ningún hombre ni grupo de hombres; sino que emanó del Señor Todopoderoso.

  1. Dependemos de Dios; y en todas nuestras obras y labores, y en todo el éxito que tengamos en nuestras labores, sentimos que ha sido Dios quien lo ha logrado.
  2. Vinimos al mundo con un gran propósito, el mismo que Jesús, nuestro hermano mayor, de hacer la voluntad y las obras de nuestro Padre; en ello hay paz, gozo y felicidad, una sabiduría cada vez mayor, conocimiento y el poder de Dios; fuera de ello no hay bendiciones prometidas.

Por tanto, dediquémonos a la rectitud, ayudemos a todas y cada una de las personas a ser mejores y más dichosas; hagan el bien a todos y no hagan el mal a nadie; honren a Dios y obedezcan Su sacerdocio; cultiven y preserven una conciencia iluminada y sigan al Santo Espíritu; no desmayen, aférrense a lo que es bueno, perseveren hasta el fin y la copa de su gozo se colmará aun hasta rebosar, ya que grande será su galardón por sus pruebas y sufrimientos bajo tentaciones, por sus pruebas difíciles, por los anhelos de su corazón y sus lágrimas; sí, nuestro Dios les dará una corona de gloria imperecedera.

  1. Estudie la sección que comienza en la página [156. ¿Cómo puede usted saber cuándo su mira está puesta únicamente en la gloria de Dios? Con tantas distracciones en el mundo, ¿cómo pueden los padres y las madres ayudar a sus hijos a mantener la mira puesta únicamente en la gloria de Dios?
  2. Repase los comentarios del presidente Snow sobre Moisés y Jeremías (páginas 159–160). ¿Cómo pueden estas descripciones ayudarnos en nuestros esfuerzos por servir en los quórumes del sacerdocio, la Sociedad de Socorro y otras organizaciones de la Iglesia?
  3. El presidente Snow enseñó que debemos servir “en el nombre del Señor” (página 161). ¿Cómo describiría usted a alguien que actúa en el nombre del Señor? Piense en las oportunidades que tiene de servir en el nombre del Señor.
  4. El presidente Snow utiliza las palabras éxito y tener éxito en varias oportunidades en este capítulo. ¿En qué se diferencia la definición de Dios del éxito de la del mundo? ¿Por qué se nos puede garantizar el éxito cuando obedecemos la voluntad de Dios?

Pasajes de las Escrituras que se relacionan con el tema: ; ; ; ; ; ; ; ;, Ayuda didáctica: “No le tema al silencio. La gente por lo general necesita tiempo para pensar y entonces responder a las preguntas o expresar lo que sienten. Usted podría hacer una pausa después de formular una pregunta, después de que alguien haya relatado una experiencia espiritual o cuando una persona tenga dificultad en expresarse” ( La enseñanza: El llamamiento más importante, pág.72).

  1. En “Anniversary Exercises”, Deseret Evening News, 7 de abril de 1899, págs.9–10.
  2. “The Object of This Probation”, Deseret Semi-Weekly News, 4 de mayo de 1894, pág.7.
  3. En Conference Report, octubre de 1899, pág.2.
  4. Salt Lake Daily Herald, 11 de octubre de 1887, pág.2.
  5. Deseret News, 15 de mayo de 1861, pág.82.
  6. Deseret News, 8 de diciembre de 1869, pág.517.
  7. Salt Lake Daily Herald, 11 de octubre de 1887, pág.2.
  8. En Eliza R. Snow Smith, Biography and Family Record of Lorenzo Snow, 1884, pág.487.

En el Jardín de Getsemaní, el Salvador dijo: “no se haga mi voluntad, sino la tuya” (). Moisés “atribuyó todo su éxito al Dios Todopoderoso que lo había llamado; y nosotros también”. : Capítulo 11: ‘No busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre’

¿Cómo saber si lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios?

Formación moral y religiosa ¿Cómo saber si estoy haciendo la voluntad de Dios? La paz es uno de los signos de que estamos haciendo la Voluntad de Dios en nuestras vidas Por: P. Jacques Philippe | Fuente: http://www.la-oracion.com El signo principal de que estamos haciendo la voluntad de Dios es la paz. Paz que no es una simple tranquilidad psicológica porque todo va bien, sino una paz que es mucho más profunda, mucho más íntima. Esta paz se percibe y se confirma especialmente cuando estoy en presencia de Dios, en la oración.

La paz del que hace la voluntad de Dios va acompañada de otros elementos: un sentimiento interior de libertad (incluso cuando la voluntad de Dios puede ser exigente, no se cumple como algo restringido o forzado, sino con una motivación personal y libre), una cierta dilatación del corazón (el corazón se hace grande en el deseo de amar a Dios más y más, en la ternura y bondad hacia el prójimo), una alegría interior.

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Dicho esto, el sentimiento de paz y aquello que lo acompaña (libertad, amor, alegría) no siempre se siente intensamente, y esto es por diferentes razones. A veces vivimos tiempos de pruebas, de tentaciones, de preguntas y dudas, incluso tormentas interiores, que son normales en toda vida espiritual y que hacen que, aunque seamos fieles a Dios y hagamos su voluntad, no gocemos sensiblemente de esta paz.

  • Pero estos tiempos de prueba son pasajeros y la paz vuelve después de un tiempo, más profunda que antes.
  • Hay que saber también que no siempre podemos tener la certeza absoluta de estar haciendo la voluntad de Dios,
  • Habrá de repente tiempos de “tantear” en la vida espiritual, tiempos de búsqueda, de interrogación sobre nuestras decisiones, sin que tengamos siempre una respuesta inmediata.

La respuesta llegará algún día si tenemos buena voluntad, pero se necesita tiempo. Por otra parte, Dios quiere que nos mantengamos pobres y pequeños, siempre con deseos de progresar. Si alguien tuviera permanentemente la certeza total de hacer la voluntad de Dios, podría tener el riesgo de caer en un cierto orgullo o presunción, de estar demasiado seguro de sí mismo; a veces es mejor para nosotros vivir en una cierta pobreza e incertidumbre, guardando simplemente la buena voluntad.

Dios nos da siempre luz para las decisiones esenciales, pero eso no impide que haya una parte de oscuridad o de interrogación en la comprensión de su voluntad. Otras veces puede haber razones psicológicas que hacen que, aunque estemos en la voluntad de Dios, el corazón no logre sentir paz: un temperamento escrupuloso o demasiado inquieto, un periodo de depresión o de angustia, etc.

De todo esto se derivan las siguientes consecuencias prácticas: – Cuando estamos en una paz estable y profunda, en general es signo de que estamos en la voluntad de Dios. Pero hay que cuidar no caer en la presunción; debemos mantenernos humildes y pequeños, sabiendo que no estamos exentos de buscar comprender y cumplir cada vez mejor esta voluntad de Dios.

  1. Hay que estar siempre en búsqueda.
  2. No con inquietud y tensión, obviamente, sino con confianza y paz, deseando siempre y con fuerza avanzar.
  3. Si no se tiene esta paz hay que intentar comprender por qué.
  4. A veces puede significar que no estoy en la voluntad de Dios.
  5. Otras veces quiere decir que tengo demasiados escrúpulos, o que estoy en una fase de prueba o de combate espiritual.

Y otras veces es el demonio quien, para inquietarme y desmotivarme, me acusa sin un motivo verdadero (en la Escritura, el demonio se llama “acusador de los hermanos”). – Cuando no logremos ver claro por nosotros mismos, es bueno pedir consejo a un orientador espiritual que pueda ayudarnos en nuestro discernimiento. También te puede interesar Consultorios

¿Cómo agradar a Dios y hacer su voluntad?

¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.) La santidad y la fidelidad a la que debemos aspirar todos aquellos que seguimos a Cristo no tienen como límite el mero cumplimiento de la letra de la ley, como hacían los escribas y fariseos. En el evangelio de hoy, Jesús establece un principio y tres aplicaciones concretas respecto a este tema.

El principio es: actuar para agradar a Dios sin buscar el aplauso de los hombres. Y las aplicaciones de este principio se refieren a tres de las más importantes obras, en las que los judíos de aquel tiempo hacían consistir la religión y la vida piadosa. Hablamos de la limosna, el ayuno y la oración. En cada uno de los casos donde se viven estas tres obras, Jesucristo contrasta la conducta de hipocresía con la actitud discreta del verdadero adorador del Padre, que le recompensará porque “ve en lo secreto”.

Estos tres ejemplos nos manifiestan dos actitudes interiores completamente opuestas: la falsedad o la sinceridad ante los ojos de Dios. Lo que da valor a nuestras prácticas cristianas es la rectitud, la sinceridad a Dios y la apertura al prójimo. Las obras de caridad, las aportaciones económicas por los más necesitados, la vida de oración y la práctica sacramental, si se llevan a cabo para ser vistos y aprobados por los demás, se quedan en acciones vacías.

  • Es el amor desinteresado lo que les da la auténtica valía.
  • El cristiano nunca debe ser un mero actor que trabaja por la fama.
  • Se puede hacer el bien como los fariseos que daban limosna, ayunaban, oraban y estudiaban con empeño en las Escrituras; y esas son cosas buenas, pero no lo hacían bien.
  • Y de tal forma el modo de su obrar salpicaba lo que hacían, que convertía lo que en sí mismo era bueno en pura apariencia.

La intención lo estropeaba todo. Y las intenciones vienen del corazón. Jesús les dijo que no tenían el corazón limpio, que eran hipócritas y obraban para ser vistos, aplaudidos y admirados por la gente. Jesús pide a sus discípulos “ser” por encima de sólo “parecer”.

  • Pide autenticidad.
  • Oí decir un día que “el bien no hace ruido, y el ruido no hace bien”.
  • Para que nuestro Padre Dios nos comprenda no hace falta gritar, ni hablar mucho, ni siquiera decírselo.
  • Él “ve en lo escondido”, ve el corazón y comprende, sin necesidad de que se lo digamos, todas nuestras acciones y omisiones.

: ¿CÓMO AGRADAR A DIOS? (Mt.6, 1-6.16-18.)

¿Cuántas son las voluntades de Dios?

El diotelitismo, dicotilismo o diotelismo, del griego δυοθελητισμός que significa «doctrina de las dos voluntades», es una doctrina cristológica particular que enseña la existencia de dos voluntades, una divina y otra humana, en la persona de Jesucristo,

Específicamente, el diotelismo correlaciona el carácter distintivo de las dos voluntades con la existencia de dos naturalezas específicas, divina y humana, en la persona de Jesucristo (diotelismo). El Catecismo de la Iglesia Católica, no.475, establece: Del mismo modo, en el Sexto Concilio Ecuménico, llevado a cabo en Constantinopla, tercero de esa ciudad, en 681, la Iglesia confesó que Cristo posee dos voluntades y dos operaciones naturales, divina y humana.

No se oponen entre sí, sino que cooperan de tal manera que el Verbo hecho carne quiso humanamente en obediencia a su Padre todo lo que había decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación. La voluntad humana de Cristo “no se resiste ni se opone, sino que sigue a su voluntad divina y todopoderosa, sino todo lo contrario pues está subordinada a esa voluntad omnipotente,

​ Esta posición se opone a la posición del monotelismo (doctrina de la voluntad única) en los debates cristológicos. El debate sobre las iglesias monotelistas y la Iglesia Católica llegó a su conclusión en el Tercer Concilio Ecuménico de Constantinopla en 681. El Concilio declaró que, de acuerdo con las declaraciones del Concilio de Calcedonia en 451, que declaró dos naturalezas en la única persona de Jesucristo, también hay igualmente dos “voluntades” o “modos de operación” en la única persona de Jesucristo,

​ El diotelismo fue defendido por san Máximo el Confesor contra el monotelismo.

¿Quién hace mi voluntad?

Versos Paralelos La Biblia de las Américas Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre. Nueva Biblia Latinoamericana “Porque cualquiera que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ése es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre.” Reina Valera Gómez Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

Reina Valera 1909 Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre. Biblia Jubileo 2000 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre. Sagradas Escrituras 1569 Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.

King James Bible For whosoever shall do the will of my Father which is in heaven, the same is my brother, and sister, and mother. English Revised Version For whosoever shall do the will of my Father which is in heaven, he is my brother, and sister, and mother.

  1. Tesoro de la Escritura do.
  2. Mateo 7:20,21 Así que, por sus frutos los conoceréis.
  3. Mateo 17:5 Mientras estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oíd.
  4. Marcos 3:35 Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano y hermana y madre.

Lucas 8:21 Pero respondiendo El, les dijo: Mi madre y mis hermanos son estos que oyen la palabra de Dios y la hacen. Lucas 11:27,28 Y sucedió que mientras decía estas cosas, una de las mujeres en la multitud alzó su voz y le dijo: ¡Dichosa la matriz que te concibió y los senos que te criaron! Juan 6:29,40 Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que El ha enviado.

  • Juan 15:14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
  • Hechos 3:22,23 Moisés dijo: EL SEÑOR DIOS OS LEVANTARA UN PROFETA COMO YO DE ENTRE VUESTROS HERMANOS; A EL PRESTAREIS ATENCION en todo cuanto os diga.
  • Hechos 16:30,31 y después de sacarlos, dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Hechos 17:30 Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, Hechos 26:20 sino que anunciaba, primeramente a los que estaban en Damasco y también en Jerusalén, y después por toda la región de Judea, y aun a los gentiles, que debían arrepentirse y volverse a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento.

Gálatas 5:6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor. Gálatas 6:15 Porque ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Colosenses 3:11 una renovación en la cual no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos.

Hebreos 5:9 y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen, Santiago 1:21,22 Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas.1 Pedro 4:2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.1 Juan 2:17 Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.1 Juan 3:23,24 Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros como El nos ha mandado.

Apocalipsis 22:14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad. the same. Mateo 25:40,45 Respondiendo el Rey, les dirá: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos hermanos míos, aun a los más pequeños, a mí lo hicisteis.

  • Mateo 28:10 Entonces Jesús les dijo: No temáis.
  • Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán.
  • Salmos 22:22 Hablaré de tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré.
  • Juan 20:17 Jesús le dijo: Suéltame porque todavía no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos, y diles: “Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Romanos 8:29 Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; Hebreos 2:11-17 Porque tanto el que santifica como los que son santificados, son todos de un Padre ; por lo cual El no se avergüenza de llamarlos hermanos, and sister.

  • Cantares 4:9,10,12 Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía ; has cautivado mi corazón con una sola mirada de tus ojos, con una sola hebra de tu collar.
  • Cantares 5:1,2 He entrado en mi huerto, hermana mía, esposa mía ; he recogido mi mirra con mi bálsamo.
  • He comido mi panal y mi miel; he bebido mi vino y mi leche.

Comed, amigos; bebed y embriagaos, oh amados.1 Corintios 9:5 ¿Acaso no tenemos derecho a llevar con nosotros una esposa creyente, así como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas? 2 Corintios 11:2 Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo.

  • Efesios 5:25-27 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, and mother.
  • Juan 19:26,27 Y cuando Jesús vio a su madre, y al discípulo a quien El amaba que estaba allí cerca, dijo a su madre: ¡Mujer, he ahí tu hijo! 1 Timoteo 5:2 a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

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Usadas con permiso. Las citas bíblicas son tomadas Nueva Biblia de los Hispanos © 2005 by The Lockman Foundation, La Habra, Calif, //www.lockman.org, Usadas con permiso. Reina Valera Gómez (© 2010) Contexto La madre y los hermanos de Jesús 49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡He aquí mi madre y mis hermanos! 50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

Referencia Cruzada Mateo 12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ¡He aquí mi madre y mis hermanos! Mateo 13:1 Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó a la orilla del mar. Juan 15:14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.

¿Qué hace la voluntad de Dios permanece para siempre?

Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.

¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. RVR1960: Biblia Reina Valera 1960

¿Qué significa que se haga tu voluntad y no la mía?

En esta mañana de domingo damos gracias por la realidad de que nuestro Salvador vive y testificamos de ella. Su Evangelio ha sido restaurado por el profeta José Smith. El Libro de Mormón es verdadero. Actualmente nos dirige un profeta viviente, el presidente Thomas S.

  1. Monson. Sobre todo, ofrecemos solemne testimonio de la expiación de Jesucristo y de las bendiciones eternas que emanan de ella.
  2. Estos meses pasados he tenido la oportunidad de estudiar y aprender más sobre el sacrificio expiatorio de nuestro Salvador y sobre la forma en que Él se preparó para dar esa ofrenda eterna por cada uno de nosotros.

Su preparación comenzó en la vida premortal cuando esperando en Su Padre, dijo: “hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre” 1, A partir de aquel momento y hasta hoy en día, Él ejerce Su albedrío para aceptar y llevar a cabo el plan de nuestro Padre Celestial.

  1. Las Escrituras nos enseñan que, desde Sus años juveniles, andaba “en los asuntos de Padre” 2 y que “esperó en el Señor a que llegara el tiempo de su ministerio” 3,
  2. Cuando tenía treinta años, sufrió intensa tentación pero la resistió, y dijo: “Vete de mí, Satanás” 4,
  3. En Getsemaní, se entregó a Su Padre diciendo: “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” 5 y luego hizo uso de Su albedrío para sufrir por nuestros pecados.

A través de la humillación de un juicio público y la agonía de la crucifixión, esperó en Su Padre dispuesto a ser “herido por nuestras transgresiones molido por nuestras iniquidades” 6, Y aun al exclamar: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?” 7, esperó en Su Padre ejerciendo el albedrío para perdonar a Sus enemigos 8, ocuparse de Su madre 9 y perseverar hasta el fin, hasta consumar Su vida y Su misión terrenal 10,

Muchas veces he reflexionado preguntándome: ¿Por qué tienen pruebas y tribulaciones el Hijo de Dios, Sus santos profetas y todos los santos fieles aun cuando tratan de hacer la voluntad del Padre Celestial? ¿Por qué es tan difícil, especialmente para ellos? Pienso en José Smith, que sufrió enfermedades cuando era niño y persecución durante toda su vida.

Igual que el Salvador, él también exclamó: “Oh Dios, ¿en dónde estás?” 11, Sin embargo, aun cuando parecía estar solo, ejerció su albedrío para esperar en el Señor y llevar a cabo la voluntad de su Padre Celestial. Pienso en nuestros antepasados pioneros, expulsados de Nauvoo y atravesando las praderas, ejerciendo su albedrío para seguir a un profeta a pesar de sufrir enfermedades, privaciones e incluso, algunos, la muerte.

¿Por qué tan terrible tribulación? ¿Con qué fin? ¿Con qué propósito? Al hacernos esas preguntas, nos damos cuenta de que el propósito de nuestra vida terrenal es crecer, desarrollarnos y fortalecernos por medio de nuestras propias experiencias. ¿Y cómo lo hacemos? Las Escrituras nos dan la respuesta en una sencilla frase: nosotros “espera en Jehová” 12,

A todos se nos dan pruebas y aflicciones; estas dificultades del ser mortal nos demuestran, a nosotros y a nuestro Padre Celestial, si somos o no capaces de ejercer el albedrío para seguir a Su Hijo. Él ya lo sabe y nosotros tenemos la oportunidad de aprender que, no obstante lo difícil de nuestras circunstancias, “todas estas cosas servirán de experiencia, y serán para bien” 13,

  1. ¿Quiere decir que siempre entenderemos nuestras dificultades? ¿No tendremos todos, de vez en cuando, razón para preguntar: “Oh Dios, ¿en dónde estás?” 14,
  2. ¡Sí! Cuando muere un cónyuge, su compañero se hará la pregunta; cuando una familia sufre privación económica, el jefe de familia se la hará también; cuando los hijos se apartan del camino, la madre y el padre la exclamarán con dolor.

Sí, “Por la noche durará el llanto, y a la mañana vendrá la alegría” 15, Entonces, en el amanecer de mayor fe y entendimiento, nos levantaremos para esperar en el Señor diciendo: “Hágase tu voluntad” 16, Entonces, ¿qué quiere decir esperar en el Señor? En las Escrituras, la palabra esperar significa tener esperanza, aguardar y confiar.

  • Tener esperanza y confianza en el Señor requiere fe, paciencia, humildad, mansedumbre, conformidad, guardar los mandamientos y perseverar hasta el fin.
  • Esperar en el Señor significa plantar la semilla de la fe y nutrirla “con gran diligencia y paciencia” 17,
  • Significa orar como lo hizo el Salvador, a Dios, nuestro Padre Celestial, diciendo: “Venga tu reino.
See also:  Que Dice La Biblia Sobre El Deseo Carnal?

Hágase tu voluntad” 18, Es una oración que ofrecemos con toda nuestra alma, en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo. Esperar en el Señor significa meditarlo en nuestro corazón y “reci el Espíritu Santo para saber “todas las cosas que deb hacer” 19,

  1. Al seguir las impresiones del Espíritu, descubrimos que “la tribulación produce paciencia” 20 y aprendemos a “continua con paciencia hasta perfeccionar” 21,
  2. Esperar en el Señor significa permanecer “firmes en la fe” 22 y “seguir adelante” con fe, “teniendo un fulgor perfecto de esperanza” 23,
  3. Significa confiar “solamente en los méritos de Cristo” 24 y decir, favorecidos con Su gracia: “Sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la nuestra” 25,

Mientras esperamos en el Señor, somos “inamovibles en guardar los mandamientos” 26 sabiendo que “que algún día descansar de todas aflicciones” 27, Y sin perder “pues, confianza” 28 de que “todas las cosas con que sido afligidos obrarán juntamente para bien” 29,

  1. Esas aflicciones nos sobrevendrán en todas formas y proporciones.
  2. La experiencia de Job nos recuerda que quizás se nos exija soportar mucho: él perdió todas sus posesiones, tierras, casa y animales; perdió miembros de su familia, reputación, salud e incluso su bienestar mental.
  3. Sin embargo, esperó en el Señor y expresó su potente testimonio.

Él dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo. “Y después de deshecha mi piel, aún he de ver en mi carne a Dios” 30, “aunque él me matare, en él confiaré” 31, Aun con los magníficos ejemplos de Job, de los profetas y del Salvador, todavía nos resultará difícil esperar en el Señor, especialmente cuando no podemos entender claramente Su plan y Sus propósitos para nosotros.

Esa comprensión se nos concede casi siempre “línea por línea, precepto por precepto” 32, A lo largo de mi vida, he aprendido que hay veces en que no recibo una respuesta a mi oración porque el Señor sabe que no estoy listo. Y cuando me contesta, muchas veces es “un poco aquí y un poco allí” 33 porque eso es todo lo que puedo sobrellevar o todo lo que estoy dispuesto a hacer.

Oramos mucho para tener paciencia, ¡pero la queremos ahora mismo! De jovencito, el presidente David O. McKay oraba pidiendo un testimonio de la veracidad del Evangelio; muchos años más tarde, mientras prestaba servicio como misionero en Escocia, recibió al fin ese testimonio.

Más adelante escribió: “Fue la reafirmación de que la oración sincera recibe su respuesta ‘en algún momento, en algún lugar'” 34, Tal vez no sepamos cuándo o cómo nos dará el Señor las respuestas, pero testifico que en Su tiempo y a Su manera las recibiremos. Algunas respuestas quizás tengamos que esperar hasta el más allá; eso puede suceder con promesas de nuestra bendición patriarcal y con bendiciones que hayan recibido los miembros de la familia.

No nos demos por vencidos con el Señor; Sus bendiciones son eternas, no temporarias. El esperar en el Señor nos da una oportunidad invalorable de descubrir que hay muchos que esperan en nosotros: nuestros hijos esperan que les demostremos paciencia, amor y comprensión; nuestros padres esperan que les manifestemos gratitud y compasión; nuestros hermanos y hermanas esperan que seamos tolerantes, indulgentes y sepamos perdonar; nuestro cónyuge espera que le amemos como el Salvador ama a cada uno de nosotros.

  1. Cuando soportamos sufrimientos físicos, nos damos cuenta cada vez más de cuántas personas esperan en nosotros.
  2. A todas las Marías y Martas, a todos los buenos samaritanos que atienden al enfermo, socorren al débil y cuidan del que está afligido mental o físicamente, siento la gratitud de un amoroso Padre Celestial y de Su Amado Hijo hacia ustedes.

En su ministerio cristiano, ustedes esperan en el Señor sirviéndolo y haciendo la voluntad de su Padre Celestial. La seguridad que Él les ofrece es clara: “en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” 35, Él sabe de sus sacrificios y sus pesares; Él escucha sus oraciones y, al continuar esperando en Él con fe, obtendrán Su paz y reposo.

Cada uno de nosotros es un ser que el Señor ama más de lo que podamos comprender o imaginar. Seamos, pues, más bondadosos los unos con los otros y más benévolos con nosotros mismos. Recordemos que, al esperar en el Señor, llegamos a ser “santo por expiación sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someter a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre, tal como un niño se somete a su padre” 36,

Así fue la sumisión de nuestro Salvador a Su Padre en el jardín de Getsemaní. Él imploró a Sus discípulos: “Velad conmigo”; no obstante, volvió tres veces donde estaban y los encontró dormidos 37, Sin la solidaridad de esos discípulos y, finalmente, sin la presencia de Su Padre, el Salvador se dispuso a sufrir nuestros “dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases” 38,

  • Con un ángel enviado para fortalecerlo 39, deseó no tener “que beber la amarga copa” 40 ; pero esperó y confió en Su Padre, diciendo: “Hágase tu voluntad” 41 y humildemente pisó Él solo el lagar 42,
  • Como uno de Sus Doce Apóstoles de estos últimos días, ruego que se nos fortalezca para velar con Él y esperar en Él a lo largo de toda nuestra vida.

En esta mañana del día de reposo, expreso gratitud porque “en mi Getsemaní” 43 no estoy solo ni lo están ustedes en el suyo. El que vela por nosotros “no se adormecerá ni dormirá” 44, Sus ángeles aquí y del otro lado del velo están “alrededor de, para sostener” 45,

Doy mi testimonio especial de que esta promesa Suya es verdadera: “los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán” 46, Que esperemos en Él siguiendo adelante con fe para que podamos decir en nuestras oraciones: “Hágase tu voluntad” 47 y regresar a Él con honor.

En el santo nombre de nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo. Amén.

¿Cuál es la voluntad de mi Padre que está en los cielos?

Esta es la voluntad de mi Padre : que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

¿Qué dice en Romanos 12 2?

1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en a sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro b servicio razonable.2 Y no os adaptéis a este a mundo, sino transformaos por medio de la b renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no a tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.4 Porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos a un solo b cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.6 De manera que, teniendo diferentes a dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, hágalo con sencillez; el que preside, con diligencia; el que hace misericordia, con alegría.9 El amor sea sin fingimiento; aborreced a lo malo, allegaos a lo bueno; 10 amaos los unos a los otros con a caridad fraternal, prefiriéndoos con honra los unos a los otros; 11 en lo que requiere diligencia, no perezosos; a fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; a sufridos en la b tribulación ; constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.14 Bendecid a los que os a persiguen ; bendecid, y no maldigáis.15 Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino a asociándoos con los humildes.

¿Qué significa que se haga tu voluntad y no la mía?

En esta mañana de domingo damos gracias por la realidad de que nuestro Salvador vive y testificamos de ella. Su Evangelio ha sido restaurado por el profeta José Smith. El Libro de Mormón es verdadero. Actualmente nos dirige un profeta viviente, el presidente Thomas S.

Monson. Sobre todo, ofrecemos solemne testimonio de la expiación de Jesucristo y de las bendiciones eternas que emanan de ella. Estos meses pasados he tenido la oportunidad de estudiar y aprender más sobre el sacrificio expiatorio de nuestro Salvador y sobre la forma en que Él se preparó para dar esa ofrenda eterna por cada uno de nosotros.

Su preparación comenzó en la vida premortal cuando esperando en Su Padre, dijo: “hágase tu voluntad, y sea tuya la gloria para siempre” 1, A partir de aquel momento y hasta hoy en día, Él ejerce Su albedrío para aceptar y llevar a cabo el plan de nuestro Padre Celestial.

Las Escrituras nos enseñan que, desde Sus años juveniles, andaba “en los asuntos de Padre” 2 y que “esperó en el Señor a que llegara el tiempo de su ministerio” 3, Cuando tenía treinta años, sufrió intensa tentación pero la resistió, y dijo: “Vete de mí, Satanás” 4, En Getsemaní, se entregó a Su Padre diciendo: “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” 5 y luego hizo uso de Su albedrío para sufrir por nuestros pecados.

A través de la humillación de un juicio público y la agonía de la crucifixión, esperó en Su Padre dispuesto a ser “herido por nuestras transgresiones molido por nuestras iniquidades” 6, Y aun al exclamar: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?” 7, esperó en Su Padre ejerciendo el albedrío para perdonar a Sus enemigos 8, ocuparse de Su madre 9 y perseverar hasta el fin, hasta consumar Su vida y Su misión terrenal 10,

Muchas veces he reflexionado preguntándome: ¿Por qué tienen pruebas y tribulaciones el Hijo de Dios, Sus santos profetas y todos los santos fieles aun cuando tratan de hacer la voluntad del Padre Celestial? ¿Por qué es tan difícil, especialmente para ellos? Pienso en José Smith, que sufrió enfermedades cuando era niño y persecución durante toda su vida.

Igual que el Salvador, él también exclamó: “Oh Dios, ¿en dónde estás?” 11, Sin embargo, aun cuando parecía estar solo, ejerció su albedrío para esperar en el Señor y llevar a cabo la voluntad de su Padre Celestial. Pienso en nuestros antepasados pioneros, expulsados de Nauvoo y atravesando las praderas, ejerciendo su albedrío para seguir a un profeta a pesar de sufrir enfermedades, privaciones e incluso, algunos, la muerte.

  • ¿Por qué tan terrible tribulación? ¿Con qué fin? ¿Con qué propósito? Al hacernos esas preguntas, nos damos cuenta de que el propósito de nuestra vida terrenal es crecer, desarrollarnos y fortalecernos por medio de nuestras propias experiencias.
  • ¿Y cómo lo hacemos? Las Escrituras nos dan la respuesta en una sencilla frase: nosotros “espera en Jehová” 12,

A todos se nos dan pruebas y aflicciones; estas dificultades del ser mortal nos demuestran, a nosotros y a nuestro Padre Celestial, si somos o no capaces de ejercer el albedrío para seguir a Su Hijo. Él ya lo sabe y nosotros tenemos la oportunidad de aprender que, no obstante lo difícil de nuestras circunstancias, “todas estas cosas servirán de experiencia, y serán para bien” 13,

  • ¿Quiere decir que siempre entenderemos nuestras dificultades? ¿No tendremos todos, de vez en cuando, razón para preguntar: “Oh Dios, ¿en dónde estás?” 14,
  • ¡Sí! Cuando muere un cónyuge, su compañero se hará la pregunta; cuando una familia sufre privación económica, el jefe de familia se la hará también; cuando los hijos se apartan del camino, la madre y el padre la exclamarán con dolor.

Sí, “Por la noche durará el llanto, y a la mañana vendrá la alegría” 15, Entonces, en el amanecer de mayor fe y entendimiento, nos levantaremos para esperar en el Señor diciendo: “Hágase tu voluntad” 16, Entonces, ¿qué quiere decir esperar en el Señor? En las Escrituras, la palabra esperar significa tener esperanza, aguardar y confiar.

  1. Tener esperanza y confianza en el Señor requiere fe, paciencia, humildad, mansedumbre, conformidad, guardar los mandamientos y perseverar hasta el fin.
  2. Esperar en el Señor significa plantar la semilla de la fe y nutrirla “con gran diligencia y paciencia” 17,
  3. Significa orar como lo hizo el Salvador, a Dios, nuestro Padre Celestial, diciendo: “Venga tu reino.

Hágase tu voluntad” 18, Es una oración que ofrecemos con toda nuestra alma, en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo. Esperar en el Señor significa meditarlo en nuestro corazón y “reci el Espíritu Santo para saber “todas las cosas que deb hacer” 19,

  1. Al seguir las impresiones del Espíritu, descubrimos que “la tribulación produce paciencia” 20 y aprendemos a “continua con paciencia hasta perfeccionar” 21,
  2. Esperar en el Señor significa permanecer “firmes en la fe” 22 y “seguir adelante” con fe, “teniendo un fulgor perfecto de esperanza” 23,
  3. Significa confiar “solamente en los méritos de Cristo” 24 y decir, favorecidos con Su gracia: “Sea hecha tu voluntad, oh Señor, y no la nuestra” 25,

Mientras esperamos en el Señor, somos “inamovibles en guardar los mandamientos” 26 sabiendo que “que algún día descansar de todas aflicciones” 27, Y sin perder “pues, confianza” 28 de que “todas las cosas con que sido afligidos obrarán juntamente para bien” 29,

  • Esas aflicciones nos sobrevendrán en todas formas y proporciones.
  • La experiencia de Job nos recuerda que quizás se nos exija soportar mucho: él perdió todas sus posesiones, tierras, casa y animales; perdió miembros de su familia, reputación, salud e incluso su bienestar mental.
  • Sin embargo, esperó en el Señor y expresó su potente testimonio.

Él dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo. “Y después de deshecha mi piel, aún he de ver en mi carne a Dios” 30, “aunque él me matare, en él confiaré” 31, Aun con los magníficos ejemplos de Job, de los profetas y del Salvador, todavía nos resultará difícil esperar en el Señor, especialmente cuando no podemos entender claramente Su plan y Sus propósitos para nosotros.

Esa comprensión se nos concede casi siempre “línea por línea, precepto por precepto” 32, A lo largo de mi vida, he aprendido que hay veces en que no recibo una respuesta a mi oración porque el Señor sabe que no estoy listo. Y cuando me contesta, muchas veces es “un poco aquí y un poco allí” 33 porque eso es todo lo que puedo sobrellevar o todo lo que estoy dispuesto a hacer.

Oramos mucho para tener paciencia, ¡pero la queremos ahora mismo! De jovencito, el presidente David O. McKay oraba pidiendo un testimonio de la veracidad del Evangelio; muchos años más tarde, mientras prestaba servicio como misionero en Escocia, recibió al fin ese testimonio.

  1. Más adelante escribió: “Fue la reafirmación de que la oración sincera recibe su respuesta ‘en algún momento, en algún lugar'” 34,
  2. Tal vez no sepamos cuándo o cómo nos dará el Señor las respuestas, pero testifico que en Su tiempo y a Su manera las recibiremos.
  3. Algunas respuestas quizás tengamos que esperar hasta el más allá; eso puede suceder con promesas de nuestra bendición patriarcal y con bendiciones que hayan recibido los miembros de la familia.

No nos demos por vencidos con el Señor; Sus bendiciones son eternas, no temporarias. El esperar en el Señor nos da una oportunidad invalorable de descubrir que hay muchos que esperan en nosotros: nuestros hijos esperan que les demostremos paciencia, amor y comprensión; nuestros padres esperan que les manifestemos gratitud y compasión; nuestros hermanos y hermanas esperan que seamos tolerantes, indulgentes y sepamos perdonar; nuestro cónyuge espera que le amemos como el Salvador ama a cada uno de nosotros.

  1. Cuando soportamos sufrimientos físicos, nos damos cuenta cada vez más de cuántas personas esperan en nosotros.
  2. A todas las Marías y Martas, a todos los buenos samaritanos que atienden al enfermo, socorren al débil y cuidan del que está afligido mental o físicamente, siento la gratitud de un amoroso Padre Celestial y de Su Amado Hijo hacia ustedes.

En su ministerio cristiano, ustedes esperan en el Señor sirviéndolo y haciendo la voluntad de su Padre Celestial. La seguridad que Él les ofrece es clara: “en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” 35, Él sabe de sus sacrificios y sus pesares; Él escucha sus oraciones y, al continuar esperando en Él con fe, obtendrán Su paz y reposo.

  1. Cada uno de nosotros es un ser que el Señor ama más de lo que podamos comprender o imaginar.
  2. Seamos, pues, más bondadosos los unos con los otros y más benévolos con nosotros mismos.
  3. Recordemos que, al esperar en el Señor, llegamos a ser “santo por expiación sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someter a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre, tal como un niño se somete a su padre” 36,

Así fue la sumisión de nuestro Salvador a Su Padre en el jardín de Getsemaní. Él imploró a Sus discípulos: “Velad conmigo”; no obstante, volvió tres veces donde estaban y los encontró dormidos 37, Sin la solidaridad de esos discípulos y, finalmente, sin la presencia de Su Padre, el Salvador se dispuso a sufrir nuestros “dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases” 38,

  • Con un ángel enviado para fortalecerlo 39, deseó no tener “que beber la amarga copa” 40 ; pero esperó y confió en Su Padre, diciendo: “Hágase tu voluntad” 41 y humildemente pisó Él solo el lagar 42,
  • Como uno de Sus Doce Apóstoles de estos últimos días, ruego que se nos fortalezca para velar con Él y esperar en Él a lo largo de toda nuestra vida.

En esta mañana del día de reposo, expreso gratitud porque “en mi Getsemaní” 43 no estoy solo ni lo están ustedes en el suyo. El que vela por nosotros “no se adormecerá ni dormirá” 44, Sus ángeles aquí y del otro lado del velo están “alrededor de, para sostener” 45,

  1. Doy mi testimonio especial de que esta promesa Suya es verdadera: “los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán” 46,
  2. Que esperemos en Él siguiendo adelante con fe para que podamos decir en nuestras oraciones: “Hágase tu voluntad” 47 y regresar a Él con honor.

En el santo nombre de nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo. Amén.

¿Cuántas son las voluntades de Dios?

El diotelitismo, dicotilismo o diotelismo, del griego δυοθελητισμός que significa «doctrina de las dos voluntades», es una doctrina cristológica particular que enseña la existencia de dos voluntades, una divina y otra humana, en la persona de Jesucristo,

  1. Específicamente, el diotelismo correlaciona el carácter distintivo de las dos voluntades con la existencia de dos naturalezas específicas, divina y humana, en la persona de Jesucristo (diotelismo).
  2. El Catecismo de la Iglesia Católica, no.475, establece: Del mismo modo, en el Sexto Concilio Ecuménico, llevado a cabo en Constantinopla, tercero de esa ciudad, en 681, la Iglesia confesó que Cristo posee dos voluntades y dos operaciones naturales, divina y humana.
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No se oponen entre sí, sino que cooperan de tal manera que el Verbo hecho carne quiso humanamente en obediencia a su Padre todo lo que había decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación. La voluntad humana de Cristo “no se resiste ni se opone, sino que sigue a su voluntad divina y todopoderosa, sino todo lo contrario pues está subordinada a esa voluntad omnipotente,

  • ​ Esta posición se opone a la posición del monotelismo (doctrina de la voluntad única) en los debates cristológicos.
  • El debate sobre las iglesias monotelistas y la Iglesia Católica llegó a su conclusión en el Tercer Concilio Ecuménico de Constantinopla en 681.
  • El Concilio declaró que, de acuerdo con las declaraciones del Concilio de Calcedonia en 451, que declaró dos naturalezas en la única persona de Jesucristo, también hay igualmente dos “voluntades” o “modos de operación” en la única persona de Jesucristo,

​ El diotelismo fue defendido por san Máximo el Confesor contra el monotelismo.

¿Cuáles son los tipos de voluntad?

¿Qué es una declaración de voluntad?

Cada vez que realizas una acción legal debes expresar tu voluntad de llevarla a cabo. Es algo que puede sonar banal, pero es un aspecto muy importante del derecho civil. Cualquier acto jurídico debe ser querido por ambas partes, y no haberse realizado por error o desconocimiento.

Sin una declaración de voluntad adecuada, no se puede llevar a cabo ninguna acción jurídica. La declaración de voluntad es un concepto de derecho civil. Para que nuestros actos produzcan efectos jurídicos, es necesario manifestar nuestra voluntad de llevarlos a cabo. La declaración de voluntad tiene por objetivo confirmar el deseo de realizar una acción jurídica de un individuo.

Sólo las personas con capacidad jurídica pueden hacer una declaración de voluntad válida. Todo contrato o acción legal requiere una declaración de voluntad, de lo contrario no se puede realizar. El número de declaraciones de voluntad necesarias -es decir, si solo una parte expresa su voluntad o si hay dos personas implicadas- depende de si la acción jurídica es unilateral o bilateral.

En el caso de los acuerdos de compra o alquiler, por ejemplo, siempre hay dos personas involucradas: Una parte presenta una oferta, la otra parte la acepta. En tal caso, ambas partes deben expresar efectivamente su voluntad. Pero es importante tener en cuenta que no toda expresión de voluntad es adecuada para ser considerada efectiva.

La declaración de voluntad ante un acto jurídico puede ser de varios tipos:

  • Declaración de voluntad expresa : puede realizarse de varias formas, tanto oralmente como por escrito, y también mediante signos evidentes.
  • Declaración de voluntad tácita : se manifiesta a través de hechos concluyentes. Nuestro ordenamiento jurídico recoge algunos ejemplos: la aceptación tácita de una herencia (artículo 996 del Código Civil), la reconducción tácita (artículo 1566 del Código Civil) o el mandato tácito (artículo 1710 del Código Civil).
  • Declaración de voluntad presunta : se manifiesta a través de hechos no concluyentes. Algunos ejemplos son la revocación de un testamento cerrado o la condonación de una deuda.

Por otro lado, dependiendo de si estas declaraciones de voluntad serán recibidas o no por un destinatario, las declaraciones pueden ser de dos tipos:

  • Recepticias : son declaraciones realizadas con el objetivo de que lleguen a otra persona (como un contrato de trabajo, de compra o de alquiler).
  • No recepticias: no van destinadas a nadie en especial.

El silencio también puede considerarse un tipo de declaración de voluntad bajo ciertas corrientes jurisprudenciales y en algunas circunstancias. La primera circunstancia, es que el individuo tenga demostrablemente absoluta conciencia de los hechos, haya tenido la oportunidad de contradecirlos y no lo haya hecho (este hecho puede en ocasiones interpretarse de manera subjetiva, lo cual puede ser problemático).

  • Teoría clásica de la voluntad : en esta teoría prevalece la voluntad real a la declaración hecha, la cual se considera una mera herramienta.
  • Teoría declaracionista : defiende la prevalencia de la declaración a la voluntad real, aplicando la conocida como “teoría de la responsabilidad”.

Esta situación puede presentar una problemática en circunstancias legales. La jurisprudencia actual se sitúa en el medio de estas dos teorías en la mayoría de conflictos. Hay diferentes motivos por los que la declaración de voluntad puede diferir de la voluntad real.

  • Inconscientemente : se produce en los casos en la que la declaración se emite erróneamente.
  • Conscientemente:
  1. Iocandi causa: son los casos en los que se hace una declaración sin seriedad. En caso de que el destinatario no lo perciba, se podrá exigir ser responsable de las consecuencias ocasionadas.
  2. Reserva mental: por algún motivo, el declarante oculta su voluntad real

En nuestro país se consideran nulos todos aquellos actos jurídicos llevados a cabo con una falta total de voluntad, y como deficientes todos aquellos en las que la voluntad se haya declarado sin absoluta claridad. Por favor, ten en cuenta el relativo a este artículo.

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Quienes poseen un espíritu de investigación y los conocimientos técnicos necesarios, tienen la suerte de poder desarrollar creaciones que contribuyan a hacer más fácil la vida de los demás. El derecho de patentes permite a los inventores proteger su trabajo, pero ¿qué es una patente, qué abarca este derecho y en qué se diferencia de otros derechos de propiedad industrial? Aquí respondemos a todas.

¿Qué es la buena voluntad?

La otra dimensión fundamental del ser humano, el comportamiento, es estudiada por Kant en la Crítica de la razón práctica. Razón y teórica y razón práctica son las dos vertientes de la razón pura. La misma razón pero con dos funciones diferentes: conocer y actuar.

Pero entre el conocer y el actuar hay una diferencia fundamental, y es que aquí no se pregunta Kant qué hacemos sino qué debemos hacer, cómo debemos actuar. Si nos preguntaramos qué hacemos lo que buscaríamos sería describir el modo real de nuestra conducta. pero la cuestión no es cómo actuamos sino como debemos hacerlo.

No se trata de conocer cómo es de hecho nuestra conducta, sino como debe serlo. Así pues, si la razón teórica se ocupa del ser, de la realidad, la razón práctica lo hará del deber ser. Para conocer mejor la naturaleza de la ética kantiana volvamos a la diferencia entre lo ideal y lo real.

Decíamos que lo ideal se caracteriza por su no realización, pues de lo contrario sería real. ¿Cuál es entonces su función? La explicación es clara, mientras que lo real existe en la experiencia, es algo fáctico, lo ideal no existe en la experiencia, sino que su lugar es el pensamiento, lo ideal es guía o modelo para la experiencia.

Por ejemplo, la casa ideal y la casa real son muy diferentes (como el amor ideal y el real). Entre ambas hay una diferencia cualitativa, pero la casa-idea sirve de modelo y guía para la casa-cosa. Y esta es precisamente la naturaleza de los principios morales.

  1. Las ideas morales son ideales, es decir, modelos al que debemos ajustar nuestra conducta.
  2. Por se decíamos que el problema de la moralidad no es el de la realidad de nuestra conducta, la que de hecho es, sino la que debe ser.
  3. Para la razón pura lo único siempre bueno es el querer hacer el bien (la buena voluntad).

Sabemos que toda ética se interroga siempre por el bien y también lo hace la ética kantiana, considerando que aunque podemos hablar -como decía Aristóteles- de muchos significados de la palabra bueno. Para la razón pura lo único que siempre es bueno es la buena voluntad, el querer hacer el bien, la disposición racional y voluntaria a realizarlo siempre. La buena voluntad obra conforme al deber y por respeto al deber Kant distingue entre acciones realizadas de acuerdo con el deber (acciones legales) y acciones que además están realizadas por respeto a la ley (acciones morales). Así, por ejemplo, un comerciante puede ser honrado con sus clientes y abstenerse de toda extorsión por razones comerciales, para aumentar su clientela o porque está convencido que es su obligación.

Lo primero le llevaría a ser un fiel cumplidor del derecho, lo segundo lo convertiría en un hombre moral. De igual manera, yo puedo mantenerme en este mundo porque me agrada la vida y me siento inclinado a vivir en ella todo el tiempo que sea posible. Pero también cabe la posibilidad de que a pesar de los sinsabores que me proporciona la existencia, a pesar de que a veces deseara la muerte, decida permanecer en este mundo y no suicidarme porque crea que es mi obligación.

La primera actitud ante la vida no me convierte en un ser moral, la segunda sí. Y este punto de vista conduce a la extraña conclusión de que cuanto más odiemos cumplir nuestro deber, tanto mejores seremos moralmente, siempre que lo cumplamos. O lo que es lo mismo: cuanto más tengamos que dominarnos para cumplir con nuestras obligaciones, tanto más morales seríamos. Las leyes de la buena voluntad: los imperativos Sabemos que para Kant la bondad absoluta reside en la v oluntad buena, en la voluntad que quiere hacer el bien; sabemos que una buena voluntad es aquella que no sólo cumple la ley sino que lo hace por respeto a la ley.

Pero, ¿cómo han de ser las leyes o normas de la buena voluntad? Hemos dicho que a Kant no le interesaba explicitar el contenido de las normas, pues éste puede ser particular y variable, sino la forma lógica e invariable de las normas que la voluntad se ha de dar, para que sean normas morales. A las normas que la voluntad se da a sí misma les llama Kant imperativos.

Y las características que tiene que tener un imperativo para que sea moral son: Características que tiene que tener un imperativo para que sea moral Autónomo Ha de ser la voluntad la qu e se obligue a sí misma: los imperativos han de ser autónomos. Obrar bien por inclinación, por miedo, por seguir los dictados de otro, aunque sea el mismo Dios, no es obrar de forma moral.

La heteronomía es cosa del Derecho, la autonomía de la moral. Universalizable La voluntad no puede darse a sí misma cualquier imp erativo o norma, que solo valga para ella, sino que los imperativos han de poder valer para todos los hombres, han de poder ser universalizables. Este es el sentido de una de las formulaciones que ofrece Kant del imperativo moral: “he de obrar siempre de tal modo que pueda querer que mi máxima sea ley universal”.

Kant ofrece un ejemplo que muestra la necesidad de la coincidencia entre la máxima y la ley universal. Imaginemos -nos dice- a un hombre en una situación difícil y comprometida, de la que sólo puede librarse formulando una promesa, que no tiene la intención de cumplir.

  • Nos preguntaríamos: ¿le es lícito hacerlo? Si obra de ese modo, su máxima dirá que tiene derecho a formular una promesa sin intención de cumplirla, si sólo por ese medio puede salir airoso de una situación muy problemática.
  • La pregunta que este hombre tendría que hacerse sería: ¿Puedo querer que dicha máxima se convierta en ley universal? Si así fuera todo el mundo estaría legitimado para mentir cuando se encuentre en apuros.

Según Kant, es imposible querer esa universalización, pues eso equivaldría a querer que el mentir se convierta en ley universal y la mentira universal haría imposible la buena fe en las relaciones humanas y todo tipo de negocios entre los hombres. La voluntad se ha de dar, pues, a sí misma máximas que puedan convertirse en leyes universales.

Absoluto Los imperativos que la voluntad se ha de dar a sí misma no sólo han de ser universalizables, sino también se han de formular de forma absoluta e incondicionada. Han de ser imperativos categóricos. El imperativo moral tiene que ordenar acciones no como medios para alcanzar un fin, sino acciones que sean buenas en sí mismas.

“Debes hacer el bien “, tal es la fórmula del imperativo categórico. ¿Por qué? Porque es tu deber. Esto significa que la moralidad radica en el sujeto, en la voluntad, no la acción a realizar: es el sujeto es que es moral o inmoral. Si una persona realiza un acción porque cree que debe de hacerlo obrará de acuerdo a la ley moral; de lo contrario, no lo hará (por ejemplo, ayudar a alguien porque crees que debes hacerlo es una acción moral; pero si se hace esperando esperando obtener algún tipo de beneficio, aunque no sea material, es inmoral). Las máximas de la moral Kant expresó las condiciones de la moralidad en unas máximas. La primera dice lo siguiente: “Obra de tal modo que puedas siempre querer que la máxima de tu acción sea ley universal”. Formula de carácter universal aplicable a cualquier ética.

  1. Lo importante es que nuestro comportamiento esté guiado por la perspectiva de universalidad y generalización (por ejemplo, cuando haces una cosa, hazte la pregunta de qué pasaría si todo el mundo hiciera lo mismo).
  2. Otra formulación de su moralidad es esta: “Obra de tal modo que emplees la humanidad tanto en tu persona como en la de cualquier otro siempre como fin y nunca como medio”.

Nunca debemos utilizar a otros para beneficiarnos nosotros. No debemos utilizar al prójimo como instrumento para nuestros intereses. De lo contrario, deja de ser persona para convertirse en cosa; deja de ser sujeto para convertirse en objeto. Si la primera aludía a la universalidad de las acciones, ésta lo hace a la finalidad en las mismas. Los postulad os de la razón práctica Finalmente, piensa Kant, todas estas consideraciones sobre la vida moral sólo son posibles a condición de que admitamos una serie de postulados prácticos, que de por sí son indemostrables teóricamente, pero sin los cuales carecería de sentido la moralidad.

  1. Libertad Concretamente, no podemos obrar moralmente, por respeto al deber, más que si somos libres, e igualmente sólo si somos libres podemos considerarnos hacedores de leyes universales.
  2. Sabemos desde el punto de vista de un análisis realizado desde la razón teórica, que el hombre es un ser fenoménico, sujeto a las mismas condiciones que cualquier otra realidad fenoménica, a las coordenadas espacio-temporales y a los determinismos causales.

Sin embargo, podemos hablar, desde el punto de vista de la razón práctica de la dimensión inteligible o nouménica del hombre, que es la que le capacita para darse a sí mismo leyes, que se funden exclusivamente en la razón. Es por ello que, aunque no podamos demostrar que el hombre sea libre, la libertad es una exigencia, un postulado de la razón práctica.

  • Inmortalidad del alma El segundo postulado de la razón práctica es la inmortalidad del alma, que la razón teórica se ha visto incapaz de demostrar, pero que aparece ahora como una exigencia práctica para que tenga sentido pleno la vida moral.
  • Sabemos, nos dice Kant, que el bien en términos absolutos o la virtud suprema es la voluntad de obrar conforme al deber y por amor al deber.

Pero también la razón práctica nos dice que hay una perfección mayor, que se alcanza cuando la virtud o el obrar bien van acompañados de felicidad. No se trata de que nosotros tengamos que ser buenos para ser felices (postura heterónoma, rechazada por Kant), sino que tenemos que ser buenos sin más, porque es nuestro deber y que como efecto no buscado de esa práctica del bien, la razón práctica nos dice que obtendremos la felicidad.

Para la razón práctica, la virtud debe ser causa eficiente de felicidad. Sin embargo, eso que nos dice la razón práctica, lo niega continuamente la evidencia sensible, pues nuestra experiencia en este mundo nos dice que la práctica de la virtud no siempre va acompañada de felicidad y que la desgracia no es siempre compañera del malvado.

Hay demasiados buenos que son infelices y muchos malvados satisfechos. La afirmación de que la virtud produce felicidad es falsa, sólo si consideramos que la única existencia del hombre es la que transcurre en la tierra. Si admitimos la posibilidad de una vida futura, si admitimos la inmortalidad del alma, la realización del bien supremo sería posible.

  1. Es por ello que la inmortalidad del alma es un postulado de la razón práctica, que hace que la vida moral tenga sentido pleno.
  2. La existencia de Dios Y el segundo postulado de la razón práctica nos conduce al tercero: la existencia de Dios.
  3. La felicidad q ue la razón práctica nos señala como posible y consecuente a la realización de la virtud, es descrita como “el estado de un ser racional en el mundo, tal que en la totalidad de su existencia todo procede según su deseo y su voluntad”.

Quiere esto decir que la felicidad dependería de la armonía entre la naturaleza del hombre, sus deseos y su voluntad, que funcionarían de manera equilibrada. Pero, evidentemente, el hombre no es el autor del mundo, ni puede gobernar la naturaleza de tal manera que exista esa relación proporcionada y armónica entre virtud y felicidad.

  1. La razón práctica nos dice que debe existir Dios, como un ser capaz de proporcionar felicidad a los seres racionales, de la forma justa y proporcional a como haya sido su práctica de la virtud.
  2. Para la razón práctica, Dios es el ser capaz de proporcionarnos la felicidad a que nos hemos hecho merecedores siendo buenos.

La conclusión que parece derivarse de esta última reflexión de Kant es que la moralidad no presupone la religión, pues el hombre no necesita la idea de Dios para ser capaz de reconocer su deber, y el motivo último de la acción moral es el deber por el deber mismo y no la obediencia a los mandamientos divinos. ¿Es Kant un filósofo agnóstico ? Si atendemos a las conclusiones de la razón teórica, el agnosticismo kantiano es evidente, pero las últimas reflexiones de la razón práctica dividen a los estudiosos de Kant. Para algunos conocedores de la filosofía kantiana, con estos tres postulados Kant quiere sólo decir que es moralmente beneficioso obrar como si fuéramos libres, como si tuviéramos alma inmortal y como si Dios existiera.

Para otros no es posible olvidar que aunque la razón teórica ha mostrado la imposibilidad de demostrar la existencia de Dios, Kant siempre señaló la primacía de la razón práctica sobre la razón teórica, de manera que a través de estos tres postulados Kant estaría anunciando la muerte de la metafísica clásica y el nacimiento de una metafísica de nuevo cuño, basada en el análisis de la vida moral.

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